jueves, 26 de marzo de 2015

tarde de lectura

Los martes mi Señor va a la biblioteca, de allí coge un par de novelitas para que ambos leamos y alguna película interesante que podamos ver juntos. Cuando comenzamos el me lo dijo: "Para mí es muy importante que leas, que podamos hablar de libros, de películas, de arte." Cuando lo dijo él ya sabía que yo no tendría problema alguno, he crecido literalmente rodeada de libros. Así que durante la semana ambos nos leemos una novela que después comentamos. Al principio yo iba con Él a la biblioteca y le enseñaba algunos que me llamaban la atención, ahora conoce mis gustos perfectamente, lo que por cierto me encanta. 
Los miércoles nos sentamos por las tardes en la terraza de su casa, a mí me tranquiliza muchísimo ese sitio, es un ático muy alto, por lo que no hay nada cerca y junto a Él, alguna vez he dudado estar en el mismo cielo. 

Ayer mi Amo estaba especialmente cansado, antes de comer ya me avisó de que debíamos retrasar nuestra cita porque aún estaba en la oficina y saldría tarde.  Él lleva unas semanas muy agobiantes en el trabajo y yo trato de cuidarlo lo mejor posible, aunque no siempre es fácil.  Cuando lo vi al abrirme la puerta se notaba que estaba completamente agotado.
-¿Está bien Amo?- le dije mientras el me abrazaba con fuerza.
-Ahora sí, llevo toda la mañana deseando abrazarte y sentarme a leer tranquilo. 
-Vaya, por favor, que yo lo preparo todo.
-Bueno, pero no tardes mucho. 
-No, Amo, enseguida estoy con usted. 
Fui a desnudarme, una de las numerosas ventajas de su terraza es que yo podía estar desnuda... mis compañeras de trabajo alguna vez me han preguntado como hago para estar morenita ya en mayo... si yo les contara...
Fui a por una copa para Él... hoy iba a ser una sesión de lectura diferente. Salí con el libro en la mano y la copa en la otra. Él estaba sentado en una de las butacas de mimbre. Le ofrecí la copa y el libro. Cogí el cojín de la otra silla y lo puse a sus pies. 
-¿Por qué pagina Amo? - dije tomando el libro de sus manos. 

Me arrodillé y abrí el libro por la página que me dijo, agarrándolo para no perder la página abrí con cuidado su bragueta. 
-¿Me da su permiso mi Señor?
-Claro perrita. 
Comencé una mamada lenta, sin manos, como a Él le gustaba, con profundidad. Mientras sujetaba el libro a una altura que a Él le resultase cómoda para leer. Creo que Él no estaba demasiado concentrado en la lectura, porque lo escuché gemir pronto y noté como su respiración se agitaba. Yo jugaba con mi lengua, arañaba con mis dientes y le daba besitos que sabía que le provocaban cosquillas. Hasta que de pronto sentí la leche llenar mi boca y correr por mi garganta. 
-Dios... me encantas Erytheia. 

domingo, 22 de marzo de 2015

Silencio.

Estaba en la cama, a cuatro patas. Escuchaba a mi Señor pasear por la habitación, pero no lo veía, se estaba cuidando mucho de mantenerse detrás de mí. Supe donde estaba cuando cayó el primer azote. Me estremecí... aún me sorprendía el placer que podía hacerme sentir con los azotes.

-¿No sabes contar perrita?
-uno Amo.

Me cayeron tres más y una caricia que fue desde mi espalda hasta mi raja mojada. Dos azotes y un dedo moviendose en mi clítoris. Un pellizco en mis pezones y una lengua recorriendo mi nuca y toda mi espalda.  Cayeron más azotes y más caricias. De repente frenó y con sus manos comenzó a masturbarme de forma frenética.
-No quiero escuchar ni un gemido.- baje los ojos.

Entró en mi coño con fuerza, embistiendo de forma salvaje. Salió de mí y se sentó. Me dio la vuelta sentándome sobre Él de espaldas y yo misma me inserté su polla en el coño chorreante. 
Él mordía y lamía mi cuello y yo me acompasaba a sus embestidas con movimientos circulares de mis caderas.  Me volvió a girar, tumbándome con las piernas sobre sus hombros. Así ya no pude resistir mi excitación... mi respiración se aceleró y lo miré con ojos suplicantes.

-¿Qué ocurre perrita? ¿Quieres correrte?
Lo miré asintiendo.
-bueno... seguro que puedes aguantar más.
Me mordí los labios... pensando que no lo conseguiría... Lo volví a mirar... tratando de aguantar mi placer. Entonces sentí su polla palpitar.

-Ahora perrita, que todos te oigan, siéntelo, déjate llevar.
-graciaaas Amoo

Dije en una intensa explosión de placer acompañada por Su orgasmo y el sentimiento de Su leche dentro de mí.

sábado, 21 de marzo de 2015

Cine.

Estaba lloviendo, lloviendo muchísimo, pero mi Amo tenía ganas de salir. Me recogió en la puerta de casa, para ir a un centro comercial. Yo llevaba un vestido rojo, medias negras y botas de agua.  Llegamos un poco antes de comer. El Amo me llevó de la mano hasta una tienda de ropa de hombre, quería ver un par de camisas. Eligió dos, una negra y una verde caqui. Entró a probárselas.

-Mientras nena, ve a mirar un cinturón de los que a mí me gustan. 

Encontré uno marrón oscuro, de cuero, ancho y con muchos boquetes... ese le gustaría y a mí también... ya me picaba el culo de pensarlo.  Fui a buscarlo al probador. 
-Pasa perrita.
Entré y lo vi con la camisa negra, tengo un Amo hermosísimo. Cerró la cortina del probador.

-A ver que has traído... me gusta, es bonito, vamos a ver si es útil. Contra la pared, abre las piernas... Muy bien perrita... saca el culo, más...  Ni un ruido.

Tres azotes secos, tal y como pensaba picaba, no hacía mucho daño y me gustaba.

-Pica ¿Verdad? no dejará marcas, pero te pondrá el culo colorado pronto, me gusta la flexibilidad que tiene, y los agujeros... ¿Qué te parece, gatita?
-Estoy de acuerdo, Amo.
-Pues vamos a pagar.
Me besó el cuello y lo lamió. Un escalofrío de placer recorrió mi cuerpo. Salimos y tras pagar me agarró para de la cintura para conducirme hacia mi tienda de ropa interior favorita. Eligió cuatro tangas y tras probármelos los compramos.
Seguimos caminando y mi Amo paró en el cine. Miró la cartelera y compró dos entradas de una película de humor francesa.
-Vamos a comer. Te dejo elegir, pero nada de comida basura.
-Gracias, Amo. ¿japo mi Señor?
-Siempre eliges lo mismo... lo sabía. - rió.

Entramos en el japonés y mi Amo pidió mesa para dos. Agua y vino blanco, la comida la elegí yo.
-Erytheia, ve al baño y quítate las braguitas y el sujetador.
-Amo... con este vestido... se me notará...
-Erytheia...
-Voy Amo.

Volví con el sujetador y el tanga en el bolso.
-Bien hecho chiquita. Termina de comer, nos queda media hora para ir al cine.
Cuando salimos del restaurante paseamos hasta el cine.
- ¿Quieres chuches para el cine?
-Amo, yo no como chuches... lo sabe bien.
-Hoy sí perrita.

Entramos en el cine y el Amo me indicó donde sentarme. Cuando la película empezó y todo estaba oscuro me dio un paquete de petazetas, se abrió la cremallera y me indicó que se la chupase. La sala estaba casi vacía y a nosotros nadie nos veía.  Se la chupé con los petazetas, era algo que le divertía y le excitaba, las chispas en su polla mientras mi lengua jugueteaba.   Me calenté y comencé a chupar con aún más fuerza. El Amo lo notó y comenzó a acariciarme. Me tocaba y me calentaba en igual medida, hasta que noté su leche en mi garganta. Lo miré, no aguantaba más y necesitaba correrme.
-Espera perrita, déjame la polla limpia.
Se la lamí hasta dejarla limpia y la guardé. El aumentó el ritmo y se acercó a mi oido.
-Venga, putita, córrete.
Exploté en silencio, convulsioné de forma profunda...
-Cuando lleguemos a casa, te voy a hacer un examen sobre la película, perrita..



miércoles, 18 de marzo de 2015

Día largo

A veces amar tu profesión puede acabar contigo. No puedes dejarlo porque no sabes decir que no a aquello que te gusta y no importa si llevas doce horas con lo mismo. Mi día hoy ha sido un poco así, creo que ha sido más largo que todo mi fin de semana.

Por suerte mi Amo sigue en casa, la lluvia no permite arreglar su problemilla. Yo, aunque quiero que pueda arreglarlo, estoy encantada con la situación. Solo pienso en llegar a casa y fundirme entre sus brazos. Como siempre, habrá hecho una cena excelente y me mimará.
Eso voy pensando cuando el altavoz anuncia mi parada. Me bajo y camino a casa... imagino que mi aspecto será horrible, una zombie total. Abro la puerta con la llave y al entrar me desnudo.
-Buenas noches... ¿Amo?
-Nena estoy en la cocina! Ponte comoda y ve al salón.
-Si Señor.

Voy a la habitación, me desmaquillo y me aseo un poco. Doblo la ropa y preparo la de mañana, aprovecho también para preparar la de mi Amo. Me aseguro de que Su botella de agua está llena y vuelvo al salón. Hay un cojín en el suelo y me arrodillo.
-No cariño, levantate, este cojín se ha caido, no lo he puesto yo. Estás muy cansada.
-¿Tan mala cara tengo Amo?
-¿Tú? Estás preciosa.
Me coge entre sus brazos, en la mesita auxiliar hay tortilla de patatas y un vaso de té verde con hielo.
Se sienta en el sofá, conmigo en sus rodillas y me acaricia. Me besa despacio. Con el tenedor me da de comer poco a poco, acercando directamente la comida o el vaso a mi boca.
-Amo... ¿Usted ha...?
-Tranquila pequeña, silencio... te quiero cuidar.
Entre sus brazos el mundo se disipa, me da de comer, me acaricia, me abraza, me mima...
Hace rato que la comida se acabó, pero el no se levanta ni ordena nada. Sigue acunándome, acariciandome, estoy agarrada a su cuello, no hay lugar más seguro, más tranquilo ni más confortable en el mundo... Cierro los ojos, me adormezco y pasado un rato siento como en sus brazos me traslada a la cama. Me tapa y me besa. Lo busco en sueños y está a mi lado.

A veces amar tu profesión puede acabar contigo, pero ya se encargan las personas que te aman de devolverte la vida.

martes, 17 de marzo de 2015

dos horas más tarde.

Me levantó con delicadeza y me besó. Se quitó el reloj y yo lo llevé a su mesilla de noche. Cuando volví estaba sentado en el salón. Lo descalcé y le puse las zapatillas, con mimo. Él me miraba y se dejaba hacer. Llevé al salón el vino, junto con los frutos secos, el día estaba para tinto, Ribera del Duero. Bebió de su copa, yo estaba arrodillada a su lado. Succionó mis labios dejando que el líquido llenase mi boca, un par de gotas resbalaron por mi barbilla. Se quitó el cinturón y con su mano guió mi cabeza al suelo. Mi culo quedaba expuesto ante sus ojos y el cuero restalló contra mi nalga derecha. Se sucedieron los azotes con fuerza... se me escapó algún quejido y se me saltaron las lagrimas, me mojó.

Me levantó y me folló la boca con fuerza. No me tragué inmediatamente su semen, jugué con el en mi boca un rato antes de dejarlo resbalar por mi garganta.
-Trae mi maletín.
A cuatro patas fui hasta la entrada y cogí su maletín entre los dientes, pesaba y me costó un poco, pero lo llevé hasta Él que lo cogió acariciándome los labios con sus dedos. Del maletín sacó mi collar y me lo puso.
-Me gustaría darme un baño antes de cenar.
No hizo falta más, gateé exagerando el movimiento de mi culo hasta el baño, allí preparé el agua caliente, su pijama, los aceites, las velas y puse música clásica. Volví al salón.
-Cuando disponga mi Señor.
Lo seguí hasta el baño me indicó que me quitase los zapatos y las medias. Luego comencé a desnudarlo a Él. Nos metimos juntos en la bañera. Me acariciaba y me pellizcaba con la misma intensidad, me mordía y me besaba... Sentí de nuevo su polla tiesa en mi espalda y al final me levantó y con cuidado la introdujo en mi culo. Me embistió entonces con fuerza. de forma salvaje, mientras que estimulaba mi clítoris.

-Estoy a punto perrita, cuando sientas mi leche, quiero que te corras.

Así fue... después... se nos hizo tarde para la cena.

Dos horas.

Si bien es cierto que durante toda la semana anterior hemos tenido un tiempo maravilloso, tanto como para ir a la playa... esta semana se ha estropeado...Toda la noche de ayer y todo el dia de hoy lloviendo a mares... Así que sobre las tres me ha llamado mi Amo:
-Nena, tengo un problema- si, mi Amo es maravilloso, pero es humano y tiene problemas- necesito tu ayuda.- siii pide ayuda y me la pide a mí, su sumi, porque sabe que yo estoy para todo lo que Él necesite.
-¿En qué puedo servirle Amo?
-Con la lluvia tengo una pequeña inundación en casa, en la habitación... me la arreglan en nada, pero esta noche necesito quedarme en tu casa. Erytheia, sabes que en esta cuestion puedes decir que no, tanto a acogerme como a servirme mientras esté en tu casa.
-Amo, eso que dice es una tonteria, estoy encantada de que venga a casa y de poder servirle.
-Gracias perrita. ¿te viene muy mal sobre las ocho? Sigo en la oficina y tengo que hacer maletas.
-Señor, su casa y su perra están a su disposición cuando quiera. ¿Quiere algo de cenar?
-Cocino yo Erytheia.
-Si, Amo.
Faltaban algo más de dos horas para que mi Amo llegase. Yo comencé a prepararlo todo, a servirlo sin su presencia. Primero di un repaso a la limpieza y el orden de la casa, aunque la tenía lista para visitas imprevistas, pensé que debía aprovechar que Él había avisado.  Llevé una botella de agua a la habitación, dentro de un recipiente lleno de hielos. Bajé a la tienda y compré una tableta de chocolate negro. Ordené la cocina tal y como Él la preparaba antes de cocinar y puse velas aromáticas. Me duché y me perfumé, me puse crema en todo el cuerpo y me maquillé con suavidad; recogí mi pelo en una cola alta y me puse los tacones negros con las medias de liga.
Cuando estuve lista llevé las toallas limpias al calentador y preparé todo  para que a su llegada se puediese dar un baño relajante, preparé la cama para la noche. Por último llevé los periodicos al salón y abrí el vino para oxigenarlo, preparé dos bols de frutos secos y el mando de la tele, delante del sofá unas zapatillas de estar por casa que tenía allí para cuando Él iba. Eran las ocho menos cinco cuando sentí el ascensor. Me arrodillé ante la puerta y al escuchar el golpe seco de Sus nudillos abrí.

Me sentía totalmente suya, porque aunque Él apenas había cruzado la puerta, yo ya llevaba dos horas concentrada en su bienestar.

lunes, 16 de marzo de 2015

Fin de semana en el campo. III (fin)

El fin de semana se acababa, era domingo y a las once y media estaba yo terminando de hacer las maletas. Mi Amo se había levantado a las cinco para correr y tomando el sol a la vuelta se había dormido. Le puse cerca una sombrilla (No es tan moreno como Él dice) y una botella de agua en un recipiente con hielo, despertaría con sed y yo lo sabía.  Me fui dentro para recoger las cosas, Él ya me había dicho que nos iríamos antes de comer. Terminaba de guardar los juguetes en mi maleta cuando apareció con la botella de agua en la mano.

-De rodillas perrita.

Llenó mi boca de agua helada y me metió su polla en la boca. Le gustaba que se la chupase así, con el agua fría. Se la mamé lentamente, bebiendo agua cada vez que notaba que se calentaba en mi boca. Me dejó seguir a mi ritmo, era de las pocos momentos en los que yo tomaba el control, hasta que se corrió. Me tumbó sobre la cama y abrió mis piernas, dejando mis rodillas levantadas.  Besó mis muslos y los lamió, sorbió de mi interior, jugó con su lengua (bendita lengua) succionó mi clítoris y me mordió. A mi Amo le encanta comerme y se nota su maestría (sus palabras exactas son que Él disfruta al completo de lo que le pertenece... y que tengo muy buen sabor.)  Me dejó correrme, pero siguió hasta que consiguió enlazarlo con un segundo orgasmo. Fue entonces cuando me metió el huevo con control remoto, me giró y me puso también el dildo anal. Me dio un azote seco en el culo y me dijo: Ve al baño, arréglate, vestido violeta tacones marrones, cola alta y maquillaje claro, hemos quedado con Carlos y Silvia para comer.  Carlos es uno de los mejores amigos de mi Amo, trabajan juntos. Silvia, su sumisa, se ha convertido en una de mis mejores amigas, compartimos todo, ella tiene más experiencia que yo y sabe dar buenos consejos. Fue mi Amo el que me la presentó, para Él es importante que yo tenga una amiga sumisa con quien hablar. En mi opinión es uno de sus mayores aciertos, yo nunca lo habría pensado.

Cuando estoy vestida y salgo del baño las maletas no están. Noto una vibración fuerte en mi coño y doy un pequeño respingo. Voy a buscar a mi Amo, es un aviso claro para que me de prisa. Lo encuentro en el coche, con las maletas dentro del maletero y apoyado mirando el reloj.
-Vamos tarde perrita.
-Perdón Amo.
Me muerde la boca y me besa. Entro en el coche y Él me cierra, me ajusta el cinturón y da la vuelta para sentarse Él. Adivino a donde vamos por el camino que coge, es un restaurante que me encanta, de pescado, a pie de playa.
-Agua, pescado a la plancha, quiero que tomes también algo de verdura. Te sientas a mi lado, frente a Carlos, no hace falta decirte como debes sentarte. Siempre que haya un plato en la mesa quiero que estés en silencio, a excepción de que Carlos o yo mismo te hagamos una pregunta directamente. Cuando todo esté retirado puedes hablar con Silvia. Si quieres ir al baño o necesitas pedirme algo agarra mi rodilla bajo la mesa y yo decidiré si te doy permiso para hablar. Es una comida de trabajo y necesitamos concentración.  En los postres puedes hablar lo que quiera. Os indicaremos cuando podéis abandonar la mesa, sé que querrás pasear por la playa. ¿Alguna duda perrita?
-No Amo.
-¿Quieres poner música?
-Si, por favor, Amo.
-Toda tuya.
Puse la radio, cuando el ritmo de la canción era lento activaba la vibración, en el estribillo subía una velocidad. Si la canción se acababa o no le gustaba lo apagaba, si el ritmo era rápido, sucedía igual, pero con más fuerza.  No me permitió correrme hasta que no estuvimos casi en la puerta del restaurante. El aparcacoches se extrañó de mi respiración agitada y mi Amo apenas podía aguantar la risa.  Cuando llegamos Carlos y Silvia estaban ya sentados. Amos se levantaron. Silvia me dio dos besos, comprobé que no había platos sobre la mesa. Carlos me besó la mejilla.
-Estás guapa, Erytheia.
-Gracias Señor.
Nos sentamos y nos dieron las cartas.  Dudé durante un rato, no sabía que pescado elegir, todos llevaban patatas y yo quería tomar verduras. Mi Amo, viendo mi confusión me señaló la dorada al horno, acompañada por pisto ¿Vale pisto? ¡Claro, ha dicho verduras, no ha dicho como! pensé, yo había buscado verduras a la parrilla.  Carlos pidió la bebida para todos y un plato de gambas a la plancha como entrante. Estuvimos charlando hasta que el camarero apareció con el plato. En ese momento Silvia bajó la mirada y calló, yo hice lo mismo.
Mi amo me sirvió un par de gambas y se lo dejó a Carlos que sirvió a su sumisa, después se sirvieron ellos mismos, cuando los vimos empezar a comer lo hicimos nosotras. Ellos hablaban de trabajo, yo me concetraba en mirar a Silvia de reojo, tratando de concentrarme en el plato. Cuando fui a beber agua la vibración comenzó y paré. Miré a mi Amo y Él me indicó que continuase con normalidad.
Observé que a Silvia le temblaba un poco la mano cuando se llevaba el tenedor a la boca y me sonreí, es bueno no estar sola en estas situaciones.
Cuando llegó el pescado la vibración llegó al máximo y ante la mirada del camarero a ambos Amos se les escapó una carcajada. Cuando se fue, Carlos dijo:
-¿Os pasa algo chicas? Dime Silvia.
-Nada Amo.- Contestó ella.
-¿Y a tí Erytheia? ¿Estás bien? - dijo mi Amo.
-Sí, Amo, estoy bien, gracias.
Estaba muy excitada, necesitaba correrme y creo que a Silvia le ocurría lo mismo.
-¿Quién crees que se correrá primero?
-No sé... ¿Las vamos a dejar correrse, amigo?
-Hagamos algo, ambas tienen permiso para correrse, pero pagará el dueño de la sumisa que se corra antes. ¿Te atreves?
-Andrés, trato hecho, mi perrita sabe aguantar muy bien, aceptaré encantado tu invitación.
-Ya veremos Carlos, ya veremos.

¿Por qué se le ocurrían esas ideas a mi Amo? Silvia tenía más experiencia, más práctica que yo en todo ésto... me van a dejar el culo de un color interesante... porque Él pagará, pero yo cobro seguro... Tengo que aguantar.

Los Amos se intercambiaron los mandos, para que fuese más justo. Al principio apagaron la vibración pero después cada uno controló la vibración a su gusto. Al principio fue suave, pero aumentaba cada poco y al final me costó verdaderos esfuerzos mantener el placer a ralla.  Miré a Silvia, se mordía los labios y cerraba los ojos, sujeta a la mesa. Traté de acompasar la respiración, aunque no era nada fácil. Al final vi que Silvia comenzaba a convulsionar... y comenzó a correrse, al verla a ella no aguanté más y se me escapó todo el autocontrol que había mantenido sobre mi misma. Ambas nos corrimos a la vez.

-Alucino. ¿Complicidad entre sumis, chicas?
Ambas negamos con la cabeza, creo que nos encontrábamos tan sorprendidas como nuestros Amos.
-Bueno Carlos, pagaremos a medias.
-Y cobran las dos, Andrés.
-Me parece justo, podría habernos salido a alguno gratis.
- Chicas, id al baño a asearos.
Nos levantamos y Silvia me dio la mano.
-Yo empecé antes niña... ¿Por qué no aguantaste? Ahora también te castigará a ti.
-No lo hice queriendo Silvia, aunque quede mejor decir que sí... tu orgasmo... me calentó y fue culmen.
-Bueno... creo que mañana no me sentaré en el bus camino al trabajo...
-Yo tampoco chica, yo tampoco.
Cuando volvimos del baño había dos pasteles de chocolate ante nuestros asientos, acompañados de una bola de helado.  Terminamos y nos fuimos a pasear las dos, mientras nuestros Amos tomaban su café y pagaban la cuenta.

Escuché al rato un silbido y nos dimos prisa en llegar a la puerta del restaurante, nuestros Amos nos esperaban al lado de los coches.  Nos despedimos y emprendimos la marcha.
Mi Amo subió a mi piso cuando me dejó allí. Me pidió el cepillo del pelo, pero no fue demasiado duro. Después me levantó de sus rodillas y me llevó al rincón, me dejó cara a la pared. Era algo que le gustaba y a mí, aunque me humillase, también.
Cuando volvió me desnudo entera y me llevó al baño. Se metió conmigo, nos bañamos y me puso crema en el cuerpo. Pidió pizza y a las diez se fue, dejándome metida en la cama, donde me dormí agotada después de todo el fin de semana.

domingo, 15 de marzo de 2015

Fin de semana en el campo II

Llegamos a la finca sobre las doce de la mañana. Durante el trayecto yo me había corrido dos veces, mi cuerpo olía a sexo.
Entramos en la casa, soltó las maletas en la habitación y me indicó que me desnudase.
-deshaz las maletas y ordenalo todo, voy a bajar al supermercado. Cuando acabes puedes ir a la piscina.
Me besó y se marchó. Empecé con su maleta, era la que tenía más ropa. Lo coloqué todo y después colgué mi ropa al
lado, ordené los juguetes y fui a la piscina. Me lancé de cabeza, nadar desnuda era uno de los placeres que solo podía disfrutar en su casa.
Llegó pronto, yo aún estaba nadando cuando apareció en el jardin. Llevaba el bañador e iba descalzo, se tumbó con una cerveza en la mano.
-perrita, sal ya que te arrugas.
Obedecí y me arrodillé a su lado. Su bañador mostraba una erección considerable. Me pilló mirando su polla.
-¿La quieres perrita? Venga, sin manos.
Me acomodé y bajé con los dientes el bañador, su erección saltó sobre mi cara. La besé despacito y la lamí entera. Me la metí en la boca.
-Usa tus tetas pequeña.
Comencé a hacerle una cubana, tal y como me había dicho. Hasta que sentí que se corría y aceleré el ritmo. Su leche manchó mis pechos y mi cara. Se la lamí hasta dejarla limpia.
-Como te has puesto perrita, límpiate que tenemos que comer.
Con mis dedos recogí el semen y lo llevé a mi boca, hasta que lo limpié todo.

Me puso mi collar, no lo llevo siempre, solo en la intimidad y en algunas sesiones, lo guarsa Él y me lo pone cuando quiere. También enganchó la correa y a cuatro patas me llevó dentro, hasta el cuarto de baño. Me indicó que entrase en la bañera y me duchó a cuatro patas, para quitarme el cloro. Me sacó y me secó con una toalla. Me indicó que me sentase sobre los talones y sentado Él en el borde de la bañera me secó el pelo.
Me levantó en sus brazos y me besó. Me llevó hasta la cocina y me volvió a dejar a cuatro patas.
-¿Me quieres ayudar a cocinar perrita?
-Si Amo!
-Puedes ponerte de pie, lávate las manos y saca tomate, ajo, pimientos  y cebolla de la nevera.
Él puso música y sirvió dos copas de vino dulce.
-Pruebalo pequeña, te va a gustar. -dijo ofreciéndome la copa.
Era afrutado y efectivamente, me gustaba. 
Cogió la cebolla y el ajo y los picó pequeñitos, a mi me dejó los tomates y los pimientos. Mientras el sofreía yo corté la verdura que quedaba y la eché poco a poco. Después me mandó a poner la mesa mientras Él acababa, pero antes de eso me quitó el delantal.
Comimos juntos y después volviò a indicarme que me pusiese a cuatro patas. Me llevó al salón y me tumbó en el sofá, abrí las piernas y me masturbó de forma frenética. Cuando estaba a punto de correrme paró, dejándome muy excitada.
-ahora me toca nadar a mi, ve a recoger la mesa y cuando todo este limpio ven a buscarme, quizás luego puedas correrte. Puedes hacerlo de pie.

Me besó la frente y se fue.  Me di toda la prisa que pude, pero a la vez me aseguré de dejarlo todo bien. Cuando terminé me puse a cuatro patas y gateé veloz a su encuentro.

Estaba nadando y indicó que saltase dentro. Nadé hasta Él y me besó, yo respondí a su beso.
Pellizcó mis pechos y me mordió el cuello. Sentí su bolla contra mi cuerpo y me di cuenta de que nadaba sin bañador.  Se volvió salvaje, me araño, me mordiò, me lamió, me dejò su marca y de pronto me giró y entró dentro de mí de una sola embestida.

sábado, 14 de marzo de 2015

Fin de semana en el campo.

Mi Amo tiene una casita en el campo, no es muy grande, dos habitaciones normalitas, un salón con cocina abierta que es perfecto para reuniones de amigos, dos baños y un jardín enorme con piscina incluida. Algunos fines de semana, si no tenemos otros compromisos, mi Amo me lleva allí. A mí me encanta.  El sábado por la mañana me llama tempranito, normalmente me despierta el teléfono, me da una hora para ducharme y preparar una maleta con algo arreglado para salir a cenar, zapatos de tacón y algo más ligero por si bajamos al pueblo, después debo meter todos los juguetes que tenga en casa. Él aparece justo cuando pasa una hora, yo me visto con algún vestido ligero que él elige y zapatos planos, me dejo el pelo suelto y pongo mis gafas de sol sobre mi cabeza. Bajamos a desayunar al bar de enfrente, mi Amo me conoce tan bien que está seguro de que no he desayunado con los nervios del viaje. Pide dos cafés, tostadas también para los dos y un zumo de naranja y una manzana cortada a trocitos solo para mí (vuelvo a pensar que está obsesionado con que tome fruta, pero no lo comento.) -Bebe, que se van las vitaminas. - me dice y yo me río, a veces parece mi abuela.
Desayunamos tranquilos, charlamos de cosas banales... he dormido bien; sí, Amo sí cené en condiciones; no... no me quedé hasta tarde viendo la tele; no, tampoco leyendo... ¿A qué hora? ... no sé Amo, creo que no miré el reloj...; probablemente sí, después de las doce...; ¿Tarde? Señor que era viernes....; No, no creo que me lo merezca... pero lo aceptaré Amo.

Subimos a casa y me pone sobre sus rodillas.
-Perrita, vamos a recordar un poco... ¿A qué hora te debes ir a dormir para estar descansada cada día?
-Antes de las once los días de trabajo Amo.
-¿Y cuando no trabajas?
No contesto y el primer azote me pica por el impacto.
-Ay, antes de las doce Amo.
-Entonces ¿Te mereces o no el castigo?
-Pero estaba acostada...- otro azote.
-No seas contestona. ¿Has incumplido o no?
-Sí, Amo, sí, me lo merezco.
-Pues cuenta.
Me caen 15, más los dos de antes... no son muchos pero pica... y nos queda una hora de viaje--- odio ir en coche después de una azotaina.
-¿Vas a ser obediente?
-Sí Amo.
Me sienta con cuidado sobre sus rodillas y me besa. Me acaricia y me mima... se pasa un poco el dolor.
-Ve a tumbarte en la cama, bocabajo.
Obedezco... no lo ha dicho con un tono que me indique más azotes... Aparece poco después en la habitación con crema hidratante... No han sido muchos azotes, pero no puede dejar de cuidarme... Estoy muy relajada, hasta que noto presión en mi culo y me tenso un poco.
-Relaja pequeña, ya lo has llevado otras veces.
Me relajo y el dildo entra despacio. Queda ajustado en mi culo y me ayuda a levantarme. Coge mi pequeña maleta y me dice.
-Puedes quitarte las braguitas... llevándola por los tobillos vas a llamar la atención por la calle. -Nada de ropa interior... lo imaginaba... incluso me extrañó que me las diese antes... tampoco llevo sujetador.
Bajamos y andamos hasta el coche, que está en una calle paralela. Me siento rara con eso en mi culo... lo he llevado muchas veces, pero creo que no me acostumbraré nunca.
Cuando me siento en el coche me molesta el contacto del asiento con la piel, imagino que aún la tengo colorada. Abro las piernas y Él me ajusta el cinturón. Me descalza y sube mis piernas al salpicadero, abiertas. Entra en el coche por el otro lado, se pone el cinturón y arrancamos.
-Vamos a jugar perrita, quiero que te masturbes, cuando el semáforo se ponga en rojo o encontremos un stop tienes que parar. No te puedes correr, de momento.


viernes, 13 de marzo de 2015

Visita inesperada

Estaba tumbada en el sofá, medio adormecida . Sonó el timbre... pensé que era  publicidad y  me quedé tumbada pero insistió... abrí sin contestar. Subió... Llamaron a la puerta y me levanté a abrir.
-¿Abres a cualquiera sin preguntar?
-Perdón Amo, pensé que era publicidad y no le di importancia.
- mmm bueno... ¿Estabas dormida perrita?- dijo acariciandome el pelo.
-No Amo, solo descansando...
-¿Y puedo pasar?
-Si, si claro Amo, por supuesto... quizás está un poco desordenado... no me ha dado tiempo a nada y llegué cansada... pero me iba a poner en un rato Señor.
-Tranquila pequeña... vamos a sentarnos... no pasa nada, no te voy a castigar por descansar un rato, tienes que estar bien...-Se sentó y yo me quedé a su lado, de pie. - pero ven a mi lado- dijo agarrandome por la cintura y sentándome sobre Él. - ¿Qué te pasa perrita? Estás nerviosa.
-Nada Amo, solo que no lo esperaba...
-¿Te incomoda que haya venido sin avisar?
-No, estoy encantada de que esté aquí Amo, pero así vestida... con la casa sin ordenar bien... me da apuro que usted no esté a gusto
-Si el problema es la ropa gatita, quítatela.
Sabía que no importaba que dijese que no hacía falta, ya me la tenía que quitar, lo hice... e incluso me sentí más cómoda.
-no me gusta que estés incómoda conmigo perrita, no creo haberte dado motivos para ello. ¿O si?
-No Amo.
-Explícame que te ocurre.
-Yo quiero que esté usted orgulloso de mí Amo y quiero estar a la altura en todo.
-Yo estoy orgulloso de ti perrita.
Me puse roja, contentìsima y lo besé.
El me sentó a horcajadas entre sus piernas y me besó, acariciando mis pechos.
-De rodillas.
Supe lo que tenía que hacer. Desabroché su cinturón y quité el botón de su pantalón para bajarlo.
-Sin manos.
Con los dientes bajé la cremallera y Él se levantó para bajarle el pantalón. Con los dientes sujeté el elástico del calzoncillo y lo bajé. Su polla me dió erecta en la cara. La lamí entera y di besos pequeños en la puntita.
Me la metí entera en la boca, succionando y jugando con mi lengua, aguanté dentro hasta que necesité respirar y comencé a meterla y sacarla lenta y profundamente, arañando con mis dientes, jugando con la lengua. Cuando me la sacaba lamía sus huevos y  después la volvía a meter.
En un momento me agarró la cabeza y me movió Él, follándome la boca. La sacó y se corrió sobre mi pecho.
-Ahora si puedes usar las manos.
Con mis dedos recogí la corrida y los lamí hasta limpiarlos, hice lo mismo con su polla y con unas gotas derramadas en el suelo.  Se la guardé con cuidado, me sentó sobre sus rodillas y me besó, ya no estaba nerviosa.

jueves, 12 de marzo de 2015

La playa.

-Explícame Erytheia, ¿Por qué vamos a la playa, si a mí lo único que me gusta de la playa es verte en bikini y en casa te puedo ver desnuda?
-Porque es usted muy bueno, Amo.
-¿Y tú? ¿Vas a ser buena?
-Por supuesto Amo.
-¿Vas a ser muy obediente?
-Sí, Amo.
-Eso quería escuchar... muy bien perrita.

Puso música en la radio, acabábamos de salir de la ciudad, hacía demasiado calor para ser Marzo y el Amo me había dado el capricho de llevarme esa tarde a la playa. Yo llevaba un vestido de manga corta y zapatos bajos, Él unos pantalones beige y una camiseta de manga corta ¿He dicho alguna vez que es muy guapo? Lo repito. Es muy guapo.

Yo llevaba las piernas abiertas, un pie sobre el salpicadero y una mano cerca de Su entrepierna. Él conducía tranquilo. De vez en cuando acercaba una mano a mi pecho, en los semáforos me besaba... respecto a eso... tengo una propuesta para poner semáforos en las autopistas ¿alguien sabe donde se pueden enviar?  

Llegamos a la playa sobre las seis de la tarde (una cosa es que mi Amo acceda a ir a la playa y otra es que vaya en las horas de más calor) a mi me gustaba esta hora porque la gente a partir de las siete suele irse y es mucho más tranquilo.  Él me indicó donde ponernos, cercanos a la orilla en una zona alejada de donde estaba todo el mundo.  Me indicó que me tumbase bocabajo y me puso protección por la espalda, después me dio la vuelta y hizo lo mismo con la parte de delante, especialmente en la cara y el pecho.
-Amo, protección 50 a las seis de la tarde, en Marzo... me gustaría coger color.
-Yo conozco métodos más rápidos para coger color en algunas zonas del cuerpo perrita - contestó señalando mi culo.
-¿Quiere que le ponga yo Amo? - cambié de tema
-No es necesario, estamos en Marzo- dijo riendo...- y yo soy moreno - añadió para que viese que lo decía en serio.
Me tumbé a tomar el sol y lo vi levantarse y pasear... era muy inquieto... y odiaba la playa...
"Tengo el Amo más bueno del mundo" pensé y cerré los ojos. Estaba muy relajada.

Él me despertó a la media hora. Me agarró la mano y me llevó al agua. Estaba muy fría y me costó entrar... Una vez dentro me besó con intensidad... solo quedaba alguna persona paseando por la playa. Me muerde la lengua, baja hacia mi cuello. "Tócame" dice en un sonido ronco, mientras lame de mi cuerpo la sal. Me besa, me araña, me acaricia, me muerde... yo juego con su polla con las manos. Me gira y me abraza. Solo veo el horizonte y así como estoy me la mete profundamente, hasta el fondo. Me bombea de pie, siento las olas moverse y el mar a mi alrededor, no toco el suelo, me mantiene sobre Él. Cada vez más rápido y mientras sigue comiendo mi cuello, pellizca mis pezones, los retuerce... Comienzo a gemir.
-No gatita, no te vas a correr aún.- me dice cuando ve que mi placer se intensifica.  Por toda respuesta yo gimo y me muerdo los labios... intento acompasar la respiración, serenarme... pero el bombea aún más fuerte, embiste de forma salvaje y me vuelve loca... - Cuando sientas mi leche perrita, cuando sientas mi leche puedes dejarlo ir.
Siguió, me envolvía el placer. Apenas me daba cuenta de como anochecía. Hasta que cuando pensé que no lo conseguiría sentí su leche en mi cuerpo y me dejé ir, de forma silenciosa, profunda, eterna.
Salió de mí y me besó. Me agaché y limpié con mi lengua su polla.
-Lista, Señor.

El paraiso está en la cama de mi Amo.

El paraiso está en la cama de mi Amo, esta noche he estado allí. Tapó mis ojos, ató mis manos y mis pies. Rodeó con una cuerda cada uno de mis pechos y los besó, los mordió, los comió. Recorrió con su lengua mi ombligo y dejó caer cera sobre mi tripa, puso hielo en mi coño ardiendo. Cuando se derritió trabajó con su lengua el placer de mi clítoris. En el primer orgasmo lo intuí, el paraiso está en la cama de mi Amo. Desató mis pechos y recorrió con una pluma la marca que las cuerdas habían dejado en mi cuerpo. Con una fusta azotó mi cuerpo, hasta que la cera saltó dejando mi cuerpo limpio. Entró dentro de mi, suave y profundo hasta que sentí su leche en mis tetas. Al segundo orgasmo lo sentí, el paraiso está en la cama de mi Amo. Me desató y me giró, a cuarto patas azotó mi culo. Me lamió la espalda, mordió mi cuello, araño mis costillas... entró en mi culo y me llegó su leche hasta las entrañas. En el tercer  orgasmo lo supe. El paraiso está en la cama de mi Amo.

martes, 10 de marzo de 2015

El final del día.

Mi Señor me llamó cuando salía de los cursos a los que asistía algunas tardes. Ese día no había parado en casa ni para comer.
- Hola bonita. ¿ te apeteceria venir a casa? tengo ganas de verte Contéstame sinceramente, si estás cansada no pasará nada.
-Siempre me apetece Señor. Iba a subir  al metro para ir a casa. ¿Cuando quiere que esté allí?
-ven ya.
Me senté para retocar un poco mi maquillaje, me había cogido de imprevisto. Me bajé un par de paradas antes de lo que lo habría hecho de ir a casa y caminé hasta la suya... comencé a notar la emoción a medida que me acercaba... por su voz intuí que estaba cansado y decidí que me afanaría en su tranquilidad. 
Al abrirme la puerta me abrazó contra su pecho y me besó la frente, suspiró... sin duda no había sido un buen día.

Cuando me soltó me quité las braguitas y las puse en el pomo de la puerta. "Nada de ropa interior en mi casa" a mi Señor le divertía ver que dejaba mis braguitas lo más fuera de su casa posible.

-Ponte cómoda pequeña.
Cuando estaba con Él eso significaba quitarme lo que llevase puesto, algunas veces ponerme algo que Él me daba, pero en su mayoría me quedaba desnuda. Me gustaba desnudarme ante Él, a pesar de que en un principio siempre pensé que me moriría de vergüenza cuando lo hiciese.

Se sentó en el sofá y yo lo seguí, aún llevaba la ropa de trabajo. Fui al baño a por una toalla que humedecí con agua caliente. En el salón me arrodillé ante Él y con su permiso lo descalcé para masajear sus pies con la toalla.

Él me sujetó los hombros y me subió a su regazo. Me  acariciaba con suavidad el cuerpo y yó masajeaba su cabeza. Me besaba poco a poco.

Al rato, entre la tranquilidad sentí sonar sus tripas.

-¿Quiere cenar Amo?
- no he preparado nada chiquita.
-si me lo permite Amo, yo lo haré, solo por hoy Señor.
-ponte algo que te proteja el cuerpo, un delantal, no quiero que cocines desnuda.
Sonreí, mi Amo decía que Él cuidaba lo que era suyo y rara vez permitía que fuese yo la que cocinase y sirviese la mesa... normalmemte era pinche, si no estaba la comida lista cuando yo llegaba.  Por eso me hacía ilusión que me lo permitiese, a mí también me gustaba cuidarlo.
-¿ Qué quiere de beber Amo?
-Debe de haber manzanilla en la nevera y también debe haber de "tu" albariño, ponte una copa.

Fui a la cocina y serví su copa junto con almendras y aceitunas. Lo llevé al salón, abrí la mesita auxiliar y se lo dejé todo al alcance de la mano, deslicé el puf bajo sjs pies y me acerqué a besarlo, Él me permitía besos de imprevisto en esas situaciones, creo que le gustaban. Me retiré a la cocina y me puse la copa de "mi" albariño (Él lo llamaba así porque casualmente llevaba mi nombre)  

Pensé que lo mejor era una cena de picoteo, varias cosas diferentes. A Él le gustaba mi crema de calabacín, pero lo desheché por el ruido de la batidora, cuando le comenté la propuesta estuvo de acuerdo; así que preparé una tabla de quesos, tostas de boquerones, barquitos de melva, banderillas variadas etc. Cuando estaba acabando eso me dijo:
- Perrita ¿puedes hacer algo calentito?
- ¿Qué desea Amo?
- Debe haber caldo de puchero en la nevera ¿Puedes hacer un poco de sopa?
-Por supuesto mi Señor.

Mientras calentaba el caldo piqué jamón, huevo duro y cocí arroz. Lo puse todo en platitos pequeños y el caldo en un bol. También llevé agua y se lo serví.

Él puso un cojín en el suelo y me ayudó a sentarme en el, yo me había quitado el delantal en la cocina. Tomò mi copa de la mesa auxiliar y me dio un sorbo, masticó un trozo de queso y me dio un bocado a mí. Me dio una cucharada de sopa y tomó Él otra, repartio una banderilla para los dos... así con toda la cena. Cuando acabó fui a levantarme para retirarlo todo y me frenó. Yo lo miré indecisa y me hizo un gesto con la mano que quería decir: " dar y recibir" para luego levantarse Él y recogerlo todo.

Cuando volvió me afané hacerle una mamada tranquila. Él me tomó entre sus brazos y me meciò. "Te quedas a dormir." Yo asentí con los ojos cerrados. Y en ese momento me pregunto.

- Dime  gatita ¿Como querrías acabar el día si te doy a elegir?
-mi Amo ¿Qué ocurrirìa si le pidiese que me hiciera el amor? 

lunes, 9 de marzo de 2015

Lunes

Lunes, como el resto de los mortales odio los lunes,  pero si el dia en la empresa es como el de hoy... aun más. Por suerte son ya las dos y media y me puedo ir a casa. Paso primero por el baño, soy presumida y me quiero asegurar de que el día de trabajo no ha hecho mella en mí aspecto. Me retoco el maquillaje y me ajusto bien la falda. Mi faldita tableada color beige, es un regalo de mi Amo y por tanto mi favorita.  Salgo a la calle y lo que veo me hace alegrarme de haberme retocado antes de salir. Mi Amo me sonríe apoyado en su moto.
-Perrita ¿Vamos a comer al centro?
Sonrío ilusionada.
-Si, Amo.

Me suelta el pelo para poder ajustarme el casco. Me pone la goma del pelo en la muñeca y me dice: ahora te la vuelves a poner.
Sube a la moto y me indica que lo haga también. Agarra mis manos hasta que me considera bien sujeta a su cintura. El viento nos da de cara y yo apoyada a su pecho me inundo de su olor. Cuando llegue a casa sé que oleré a Él.

Llegamos al centro y Él aparca la moto en una placita llena de terrazas.
-Baja pequeña.
Me quita el casco y lo guarda. Me hace girar y coge la goma de mi muñeca y me pone la coleta de nuevo.
-guapisima, perrita, vamos.
Me agarra por la cintura y me empuja un poco, le gusta que vaya un paso por delante de Él, una vez le pregunté por qué y me dijo: protejo lo que es mío, quiero tenerte bien a la vista.
Entramos en un bar tradicional. El pide dos cervezas, la suya normal, la mía con limón (creo que nunca me acostumbraré a la cerveza sola)  El Amo pide varias tapas, jamón, tortilla, chicharrones, ensaladilla y chocos fritos. Es sencillo y me encanta, quizás demasiada comida comparado con lo que yo hubiese pedido, pero Él quiere que yo coma bien. Estamos en una zona un poco apartada, con la ensaladilla me mancha los labios y me besa, la come en mi boca. De vez en cuando me pellizca entre las piernas, yo las mantengo abiertas. 
Me pone algo en la mano y me dice:
-Al baño Erytheia.
Llego y abro la mano, aunque por la forma ya imaginaba lo que era, confirmo que se trata del huevo vibrador. Me lo pongo y salgo.
-Ya está dentro Amo.
-Come perrita.
Sigo comiendo, Él no toca el mando, pero aún así yo estoy mojada de pensar en lo que puede pasar.
-No me queda nada de beber preciosa, ve a pedirle al camarero que nos traiga dos refrescos.
-Sí, Señor.

Me levanto y cuando me acerco a la barra comienza la vibración de forma suave. Me muerdo los labios y aguanto la respiración un momento. Cuando consigo acostumbrarme a la vibración me acerco a pedir y justo en el instante en el que capto la atención del camarero mi Amo aumenta la vibración al máximo. Me tiembla  un poco la voz al pedir las bebidas, pero lo consigo. Cuando el camarero va  a por las bebidas la vibración frena en seco y yo me relajo. Agarro ambas bebidas y camino hasta la mesa. El camino se me hace eterno, cuando me doy la vuelta para caminar hacia las mesas, la vibración vuelve al máximo y casi derramo las bebidas, pero lo logro disimular... o eso creo.

-Has tardado chiquita...-dice mi Amo mientras suelta una carcajada, yo bajo la cabeza completamente roja. - Anda pequeña, termina de comer que me quiero ir.

Se levanta para pagar y nos vamos juntos. Me agarra con fuerza la mano y me besa.  Llegamos a su casa, aunque antes paramos a comprar helado de chocolate.

Subimos en el ascensor y me desabotona la camisa. Me besa los pechos y dice:
-sabes tan bien... -llegamos y abre, me deja pasar. -desnúdate y ve a la habitación.

Aparece solo con el vaquero, la tarrina de helado y una cuchara. Me tumba en la cama y me venda los ojos con un pañuelo.

Deja caer helado en uno de mis pechos y lo succiona para limpiarlo, repite el proceso con el otro, vuelve a hacerlo en ambos. Vuelca más cantidad sobre mi ombligo. El frío y el contacto con su lengua caliente me ponen frenética... mojada, muy mojada.  El helado se derrite tan rápidamente sobre mi que es complicado no manchar las sábanas.

La última cucharada de helado cae directamente sobre mi clítoris ya hinchado, me remuevo sobre mi misma y el me agarra las muñecas para sorber el helado.  Me chupa,  me come, me muerde y sube a mi boca para besárme con los labios llenos de helado y de mi propio flujo.

Siento en mi boca helado y su polla dura rozando mis labios. La busco ansiosa.
- ¿La quieres gatita?
Asiento impaciente y la noto en mi boca llena de helado. Chupo con ganas, me la meto entera en la boca y la rozo con mis dientes, pongo todo mi empeño en la tarea y la siento palpitar en la boca, pienso que se va a  correr pero la saca de mi boca y entra dentro de mí. Me embiste con fuerza. No aguanto más.
-Amo por favor, necesito correrme.
-cuando lo haga yo.

No aguantaré, me invade el placer y casi no puedo contenerlo, saber que debo hacerlo por orden suya me excita aún más, pero por fin siento su leche dentro de mi y entonces me envuelve un orgasmo brutal que deja mi cuerpo sensible y palpitante.

domingo, 8 de marzo de 2015

Domingo en bici.

El sonido de mi movil indicaba que era Él, solo Él sonaba así y debo confesar que mi cuerpo reaccionaba ante ese sonido... ciertos músculos de mi cuerpo se contraían y mi mente se ponía instintivamente es semtido de alerta.

"Hoy, y sin que sirva de precedente, quiero que elijas un plan."

El Señor me dejaba jugar...

"Me gustaría pasear en bici Amo."

"Media hora y te recojo, sin braguitas pequeña."

Recogì rápido la casa, si Él subía debía estar todo bien, me di una ducha rápida, me puse una falda deportiva de tela de neopreno, una camiseta de tirantes y una cola alta. Zapatos deportivos y me pinté muy suavemente. Tocó el timbre justo a tiempo.

Cuando entró agaché la cabeza, pero me dio tiempo de ver como sonreía entre dientes...

-Me gusta lo que veo perrita
-Soy Suya Amo. -me besó y me tocó.
-Con esa camiseta tan ajustada no hace falta que lleves sujetador, ve a quitártelo y baja, yo voy llevando la bici.

Desapareció cargando con la bici sin darme tiempo a contestar. Me quité la camiseta y guardé el sujetador en su sitio, volví a vestirme y bajé las escaleras corriendo. Al llegar al portal su coche estaba aparcado en la puerta y Él terminaba de atar las bicis a la baca.
-Entra y siéntate. -obedecí y esperé. Cuando entró me ajustó el cinturón y con dos dedos separó más mis piernas ya abiertas.
Arrancó el coche y al salir de la ciudad me dijo:
-tu has elegido el plan, el resto es cosa mía. Durante la ruta te quiero siempre delante de mí, si necesitas parar quiero que lo digas en alto antes de hacerlo. Espero que estés atento a todos los sonidos que haga, especialmente silbidos. Si quieres beber agua también quiero que me lo digas. Y acuérdate de protegerte a ti misma por encima de cualquier cosa.

Justo cuando paramos sacò de su bolsillo unas bolas chinas y las introdujo dentro de mí.

Cuando me bajé del coche me monté en la bici y ante una palabra suya comencé a pedalear. Yo sabía que desde atrás se marcaba mi culo con la falda. Sabía además que la coleta se mecía con el pedaleo y que a Él le encantaba mi coleta. Ese pensamiento sumado a las bolas en mi interior hacía que me mojase.
El calor me hacía sudar y tampoco ayudaba nada. Mi giré a mirarlo y lo vi cerca mía, sonriendo... creo qud pensaba lo mismo que yo.
-mira hacia delante, te puedes caer.

Tras un rato peladeando silbó y yo frené.
-Baja perrita, tengo sed. 
Me acerqué a él y dejó caer un poco de agua en mi boca. Inmediatamente después entró con su lengua en mi boca y la bebió. Me dio agua a mi y me dijo que siguiera.

Al final llegamos a un bosquecillo escondido, con pocas palabras el me había guiado hasta allí.  Había mesitas de merienda. De su mochila el Amo sacó unas toallas que puso sobre la mesa. Me sacó la camiseta y me tumbó. Vertió agua sobre mi cuerpo y mis pezones reaccionaron al instante ante el frio. Se dedicó completamente a mis pechos y cuando estabam totalmente endurecidos sacó unas pinzas y las puso en cada uno de mis pechos. Me cambió de postura y me indicó que chupase. (Me encantaba hacerle sexo oral)  Estaba muy caliente y Él lo sabía.

-Puedes correrte todas las veces que quieras, pero quiero oirlo.

En ese momento me sacó las bolas chinas y un orgasmo recorrió mi cuerpo. Fue impactante ver como los pajaros entre los árboles echaron a volar con mi grito. 

Me embistió y de una sola vez se internó dentro de mí. Bombeaba con fuerza, hasta que de repente empecé a sentir su leche en mi interior  y me volví a correr. Caí estasiada sobre la mesa.

Cuando me recuperé Él me besó, me quitó una pinza, y masajeó mi pezón con la lengua; después repitió el proceso con el otro pecho, y por último salió de mí... provocando un tercer orgasmo.

Estaba completamente rendida. Me levantó y me dio de beber. Me cogió entre sus brazos.
-eres preciosa, Erytheia.

sábado, 7 de marzo de 2015

Mañana de compras.

Cuando salí de casa Él me esperaba montado en la moto, con el casco en la mano. Lo saludé con cierta timidez y Él me besó los labios, mientras en un susurro me decía. "¿Me has obedecido en todo preciosa?"
-Sí, Señor.
-Sube.
Cavilé un poco como montarme en la moto sin que la gente de la calle viese que, tal y como mi Señor había ordenado, yo no llevaba braguitas. Él se dio cuenta de mi preocupación y acercándose a mi oido dijo:
-Sube ya. Si a mi no me importa que te vean, no debería de importarte a ti tampoco.
Obedecí, tampoco había tanta gente y al fin y al cabo... es a Él a quien quiero hacer sentir orgulloso.
Igual que siempre se aseguraba de ajustar mi casco, se aseguró de que estuviese bien sentada y puso mis manos rodeando fuerte su cintura antes de arrancar.
Yo no sabía a donde íbamos, pero estaba ansiosa. Me había llamado después de comer y me había dicho, tienes una hora para ponerte más guapa: vestido amarillo, cuñas marrones y hoy quiero el pelo suelto.

Llegamos a un centro comercial. El me hizo caminar un paso por delante suya, mientras sujetaba mi cintura para guiarme. Paramos en una tienda de lencería.
-como vienes sin braguitas podríamos comprar alguna ¿te apetece perrita?-A mi me encantaba la ropa interior y asentí entusiasmada. - dentro de la tienda, un paso por detrás.
Pasó dentro y lo seguí de cerca, mas de una vez atrasó su mano para tocarme. Eligió varias prendas y entramos en los probadores y Él me dio la primera prenda un tanga negro.
-desnudate, completamente.
Con solamente el tanga puesto me giré sobre mi misma ante la indicación de sus dedos.
-apoya las manos en la pared.
Me acarició el culo y tiró del tanga como ajustándolo.
Tres azotes rápidos que me cogieron desprevenida. El cuarto me gusto y con el quinto se me escapó un gemido.
-silencio, no queremos que nos echen. -dos azotes más
Asentí y me mordí el labio. La respiración se me aceleró, de forma más profunda.
Me tocó entre las piernas.
-Muy mal perrita, estás mojando ese tanga antes de comprarlo... mejor quítatelo.

Me puse como un tomate, mientras que obedecía. 
-Pruebate el resto rápido preciosa, tengo hambre y si sigues así te voy a comer a ti.

Nos quedamos tres tangas, dos medias y tres sujetadores, además de un picardías rojo.

Cuando salimos de la tienda fuimos directos a casa. Aparcamos la moto, subimos a mi piso y me descalzo. Él pide sushi por teléfono y con un gesto me indica la habitación y el número 2.
Hago lo que ha dicho. Desnuda me tumbo en su cama, completamente abierta. Sentirme tan expuesta ante Él me excita y me encanta, siento mi entrega. 
Él llega, también desnudo, me sigue sorprendiendo lo guapo que es.
Me acaricia poco a poco.
-No quiero oir nada.
Retuerce mis pezones mientras me besa poco a poco. Introduce su lengua entre mis labios y sus dedos comienzan a jugar con mis pliegues. Me masturba lentamente, muy poco a poco...  y aumenta el ritmo... cada vez me cuesta más aguantar los gemidos.
De una embestida me prenetó, me llenaba toda.  El vaiven hacía que cada vez pudiese aguantar menos. Y la prohibición de hacer ruido hacía que me excitase aún más.
Lo miré con ojos suplicantes.
-¿Qué ocurre gatita? ¿Te quieres correr?
Lo volví a mirar y bajé los ojos
-Aguanta.
Siguió embistiendo, yo era todo placer. Y de pronto lo oí.
-ahora Erytheia, córrete y que todos te oigan, que se enteren los vecinos. Vámos nena, suéltalo.

Su leche dentro de mí unida a Su voz desencadenó todo. Me dejé llevar por un orgasmo brutal.

-Lo has hecho genial pequeña.

viernes, 6 de marzo de 2015

La clase.

Este cursillo de la empresa es un horror, completamente soporífero... y claro, yo sé que no debo y sé que mi Señor no lo aprobaría, pero teniéndo el movil tan a mano... el facebook se convierte en una tentación muy grande. Así estaba yo, metida en mi mundo cuando me llegó su mensaje.
-¿te parece correcto estar en facebook durante las clases? -Yo podría haber argumentado que si Él lo había visto era porque estaba en facebook durante el trabajo, pero era mejor no jugársela, Él era el Amo, y la experiencia me había enseñado a no empeorar las cosas.
-  Lo siento Señor.
- ¿te aburres perrita?
-Mucho Amo.
-Sal al baño.
Debería haber estado atendiendo, y yo lo sabía... ahora no me quedaba otra...  Me levanté y salí por la puerta de atrás sin molestar. Dejé la carpeta y me llevé el bolso. Me lo merecìa y lo sabía... vale, admito que me moría de ganas de ver lo que me esperaba. Entré en el baño y busqué el habitaculo más grande. Me metí dentro, cerré bien y acomodé el bolso.
-Ya estoy Amo.
-quitate las braguitas Erytheia.
-Ya Amo.
-¿llevas el pequeño vibrador?
-Sì, Amo.
-Metelo en ese culito que tienes pequeña...  ( mmmm ¿me iba a hacer volver a clase asì?)
-Ya Amo, me estoy mojando mi Señor.
-Pues controlate que te queda mucho para correrte... coge tus braguitas y metetelas dentro. Que no se caigan gatita.
-Ya estoy Amo.
-Muy bien chiquita, vuelve a clase y atiende. Te recojo para comer

(Menuda clase más larga... )

jueves, 5 de marzo de 2015

Preparando la cena.

No había podido pensar en otra cosa durante toda la mañana... Su recuerdo siempre ocupaba mi mente. Cuando mi nombre vibraba en su boca, cuando me miraba con la profundidad de sus ojos negros. La noche de ayer había sido especialmente bonita.
Llegué a su casa nerviosa, el compás de mi taconeo se acompasaba con el movimiento de la coleta, y la tranquilidad del mar se oía cuando ya estaba yo junto a la puerta, alisando las inexistentes arrugas de la falda negra. A Él le encantaba esa faldita...  y bajo la falda...el liguero a juego, las medias de lunaritos, el tanga... y los botines negros de tacón. Por encima una camisa abotonada por delante azul cielo, los botones ajustados para que se viese exactamente lo que se debía ver y la chaqueta de cuero abierta... Nunca se sabía cuando acabaríamos montados en su moto. Maquillaje lo justo, nada de pintarse como una puerta y las uñas en un rojo que resaltase la tobillera negra en mi pierna derecha.

Toqué el timbre a la hora que Él me había dicho que debía estar allí. pellizqué mis mejillas para darles un poco más de color y ajusté mi coleta. Me abrió y bajé la mirada. Con dos dedos levantó mi barbilla y me besó. ¿Cómo estás pequeña? Su voz llenaba cada poro de mi cuerpo de una energía electrizante.

Me ordenó que pasase y sirviese vino blanco. Él estaba terminando la cena. Pregunté si podía servirle en algo y comenzó el juego.

Si, Erytheia súbete a la encimera y abre las piernas... Siguió picando verduras y a ratos me rozaba las piernas... a mi su solo contacto comenzaba a mojarme...  Camisa fuera, sujetador también... Siguió picando verduras. Yo cada vez más excitada y a él no parecía molestarle el bulto en su pantalón. Se giró a coger algo en la nevera.  ¿Me estás mirando el culo? No, Señor... No me mientas perrita, te encanta mi culo.  (Sí, me encantaba... y a él le encantaba el rubor de mis mejillas.... porque por contradictorio que pueda sonar a mí no me importaba estar desnuda de cintura para arriba y con las piernas abiertas en su encimera, pero sí que me pillase mirándole el culo.)

Se rió del rubor de mis mejillas y continuó con la cena.

-Señor... ¿Puedo saber que hay para cenar?
-Cuando lo acabe. Tócate mientras.

Comencé a obedecerle con cierta timidez... Él con la cena y yo... Agarró mis dedos y los chupó. Los acercó a mi boca y los limpié con la lengua. Tu sabor es el más dulce de todos, continúa. Sonreí al tiempo que le obedecía.

-Échale ganas gatita ¿No te ha excitado bastante mirar mi trasero?
Sentí arder mis mejillas mientras aumentaba el ritmo (sí, si que me había excitado mucho mirar su trasero)

Agarró las tiras de mi tanga y lo bajó de un tirón.... mmm sí que está mojadito... hasta nuevo aviso no quiero más de estos en mi casa... (¿Siempre sin ropa interior en su casa?... vale, me gustaba la idea) ¿Sonríes? Cada vez estás más guarra. Me sonrojé sin poder evitar reirme bajito.

-No pierdas el ritmo pequeña, quiero que te corras antes de que acabe la cena, y me queda poco.
-Si, Señor.

Aceleré y el me rozó los pezones, los pellizcó y endureció, los mordió, los besó, los chupó... casi quema la cena utilizando mis pechos.
-Por favor Señor...
-¿Qué ocurre perrita?
-Necesito correrme Señor.
-¿Ya?
-Por favor Señor.
-Quiero que te oigan los vecinos, que sepan lo guarra que puedes llegar a ser. Córrete Erytheia, ahora!

Oír mi nombre de sus labios acabó por desencadenar una oleada de placer en mi cuerpo. En ese momento el se acercó a mi y comenzó a sorber mi líquido interior, a estimular aún más mi clítoris, alargando el placer hasta que caí rendida sobre la encimera.  Cuando me recuperé me miro y me dijo:

-Perrita, ve poniendo la mesa... y quítate también la falda...