jueves, 12 de diciembre de 2019

Perdón

Estaba ansiosa por saber que le pasaría a Lara al día siguiente, algo me decía que escribiría esa carta... De repente, no solo me excitaba pensar en lo mucho que le gustaría a mi Amo jugar con ella o la idea de espiarla para Él, sino que también me excitaba la idea de poder llegar a tenerla a mi merced, que pagase cada uno de los desprecios que me había hecho todos esos años trabajando juntas. Cuando le conté al Amo estas sensaciones se rió a carcajadas. "Sabía que esto ocurriría. Quiero que lo hagas, que la tengas a tu merced, pero recuerda, solo para mí, jugarás con ella para mi disfrute."

A la mañana siguiente Lara vestía entera de negro... menudo luto, pensé... Adecuado para lo que le esperaba. Estaba segura de que había escrito la carta, su manera de actuar no había sido por in sumisión sino por novata, se notaba que en realidad estaba loca por el jefe, hay cosas que se ven en las miradas, incluso en las de las zorras sin corazón. 

Efectivamente, ese día pude escuchar como Lara leía la carta al jefe... la verdad es que la redacción no era lo suyo y, como me esperaba al escucharla, él no quedó convencida. Era mi momento, vi que al salir del despacho del jefe se iba hacia el baño, claramente afectada por las duras palabras que él le había dirigido y esperé un par de minutos para entrar y seguirla. 

-¿Estás bien?- Dije, de manera inocente. 
-Si, gracias. 
-Somos compañeras, me lo puedes contar eh, ya sabes, a veces entre mujeres nos entendemos y tu y yo tenemos muchas cosas en común, muchas más de las que imaginas. 
- Ah, ¿Sí? Anda, déjate de cotilleo y métete en tu vida mejor... Ah, no... que no tienes... será por eso que tratas de involucrarte en la mía. 
-Mira zorra, no me toques el coño, que vengo a ayudarte pero si quieres también puedo joderte viva. Sé perfectamente lo que te pasa, te vi el otro día con el jefe, te dejó el culo precioso, seguro que todavía tienes marcas, pero es lo que tiene la entrega, que si buscas beneficio antes que servir, sales escaldada. 

A Lara se le fue cambiando la cara con cada una de mis palabras y, en ese momento, sentí que yo medía metro y medio más que ella. 

-¿De que narices hablas?

-Yo también tengo un Amo, bastante más guapo que el jefe, por cierto y bastante más bueno. Él tuvo la idea de grabarte así que tengo en mi poder muchas conversaciones en las que se demuestra que eres la perra del jefe y que tu despacho propio, tu chalet y tu cochecito no son más que por chuparle la polla y dejar que te pete el culo. Ahora resulta que la has cagado... se te ha notado que eres novata en esto, pero yo tengo muchas tablas y, si quieres, puedo ayudarte a remediarlo... a cambio de algo, por supuesto. 

-Estas de coña... ¿Tú? Con la pinta de mojigata que tienes... Un Amo... ya, claro... seguro que también vais a fiestas y te exhibe... si seguro que no has echado un polvo en tu vida con la luz encendida... eso si es que no eres virgen... ¿Qué vas a haber grabado tú? Seguro que te habrías escandalizado si supieses solo una milésima de mi vida. 

-¿Colgarte del techo como una lámpara con velas? Lo hice hace 3 años. ¿Que me magreen hombres en un local mientras voy de la correa del Amo? Más de 10 veces... Tu amiga Lorena estaría encantada de conocer a mi Amo, viendo las ganas que tiene de jugar contigo y el jefe...  Tienes dos opciones, vienes, te dejas ayudar y asumes que vas a pagar por cada uno de los desprecios que me has hecho estos años... o pasas, pierdes al jefe y quien sabe si tu trabajo también. 

-Eres una zorra. 

-Ya lo sé cariño, ya lo sé... soy mucho más zorra de lo que tú puedas llegar a imaginar. Ya sabes, si quieres arreglar las cosas, ven a buscarme a la hora de la salida en el parking. 

...

A las cinco de la tarde, cuando bajé al parking, tal y como esperaba, Lara ya estaba allí. Le dije que me siguiese con su coche y fuimos a mi piso. 

-Bien, cuéntame tu historia por encima anda, pero no seas demasiado pesada, no me vayas a aburrir. 

Encendí una cámara y la hice sentarse frente a ella. 

-¿Pero por qué me grabas? 

-Porque a mi Amo esto le va a encantar. 

Mientras hablaba fui acercándome y acariciándola. Me quitó la mano. 

-Primera regla que tienes que aprender, NUNCA quites la mano, eres sumisa, estás para servir a tu Amo y ser usada, no para tu placer. Pensaba que tendrías menos que aprender. 

Me contó que habían empezado a verse hacía poco, que cada vez se habían gustado más y que él pronto le había hablado de sus sensaciones, que su mujer también era su sumisa pero que a ella la sometía y que ese ultimatum había venido precedido por numerosas llamadas de atención. 

-De acuerdo. Primero vas a pedirme perdón por cada uno de los desprecios que me has hecho estos años, obviamente esto es solo el principio, pagarás uno por uno. Pero, a cambio, recuperarás al jefe tal y como ansías y volverás renovada y mejorada. 

-Te pido disculpas, la verdad es que él me dijo que...

-¿Que haces? Pide perdón de rodillas y desnuda, sin justificarte. 

Lara se quedó paralizada, pero al final lo hizo. Se desnudó... la muy perra estaba buenísima... y verla arrodillarse para pedirme perdón me puso a cien.

-Muy bien, por ahora puedes vestirte. Te voy a explicar un par de cosas de mi historia para que veas donde han estado los fallos de tu carta. 


Después de esa tarde, tomando café, Lara no me pareció tan arpía y me di cuenta de que, tras esa apariencia de zorra sin corazón, había una chica con ganas de entregarse... Una vez que hubiese redimido cada uno de sus desplantes, podríamos llegar a ser buenas amigas. 

miércoles, 11 de diciembre de 2019

Micrófono.

Cuando llegué a casa el Amo me hizo contarle todo lo que había visto mientras, abierta de piernas frente a Él, me tocaba, no me permitió correrme hasta acabar el relato y después de eso, me dijo que tenía que seguir espiando a Lara, que debía poner un micrófono en su despacho. 

A la mañana siguiente, cuando vi a Lara desayunando en la cafetería con el jefe me sonreí, ahora yo conocía su secreto mientras que ellos no conocían el mío. Me apresuré a subir y coloqué el micrófono que me había dado el Amo, todas las grabaciones llegaban directamente a mi portátil y podía escuchar las que quisiese.  Después de eso salí y me fui a la zona común, me pedí un café y me puse a charlar con algunas compis. Lara pasó mientras charlábamos y nos lanzó una mirada de desprecio infinita. 

"Algunas son perras incluso cuando no van a cuatro patas". - dije inconscientemente. Ella aceleró el paso y vi como, mientras se cerraban las puertas del ascensor, me miraba con odio. Después me di cuenta de que quizás había sido un comentario bastante imprudente, que le había podido hacer intuir que yo sabía algo sobre ella pero, me sentía poderosa y fuerte conociendo su secreto. 

La mañana pasó así, cada vez que Lara entraba en el despacho del jefe yo sonreía, y cada vez que el jefe hacía el camino inverso también, una de las veces incluso le guiñé un ojo a Lara, como diciendo: "tía tranqui, que si vuelves sin pintalabios yo te aviso". 

Cuando llegó la tarde, en casa, me puse a escuchar las conversaciones que Lara había tenido ese día. Me di cuenta de que, a pesar de su altivez, apenas había vivido la mitad de las cosas que yo había experimentado con mi Amo. Hubo muchas conversaciones que no tenían absolutamente nada de interesante pero, hubo un par de ellas que me pusieron cardíaca, la primera fue una cuando entró el jefe.

- Vamos a ver puta, leeme lo que escribiste ayer.
-Sí, Jefe. "Un sabado cualquiera, fuimos a un local, allí todos le conocían, tenía muchos amigos. Cuando entramos me ordenó arrodillarme y me colocó una correa al cuello, me paseó así por el local, me dijo que fuese obediente y que me callase, que no quería escuchar ni siquiera mi respiración. Mientras paseábamos por el local todos los hombres allí me tocaban el culo, magreándolo, me di cuenta de que era la única mujer que estaba allí. De repente usted se paraba, me alzaba por el pelo y me colocaba con las piernas abiertas y las manos sobre la cabeza, como cuando me inspecciona. Me quitaba el vestido, rompiéndolo con unas tijeras y me dejaba allí en el centro, se pedía una copa y varios hombres se acercaban a manosearme y pellizcarme las tetas, me hacían daño pero usted no me había permitido hablar, gemir ni mucho menos quejarme. Después de un rato me ataba u me colgaba del techo, con una escalera me colocaba varias velas y me dejaba allí como lámpara del local. Yo le veía charlar con sus amigos de copas y pensé que se había olvidado de mi. Al final de la noche me bajaron y usted, atada como estaba, me colocó un abrigo por encima y me sacó hasta llevarme a su coche, me metió en el maletero y me llevó a casa, al llegar me azotó y me folló el culo, me desató y me dejó durmiendo en el suelo mientras se acostaba en mi cama."
- ¿Tú callada y dejándome bien delante de mis amigos? Si solo eres una puta quejica... mucho tienes que aprender para que yo pueda llevarte con personas decentes... ni como mobiliario me servirías.
-Tiene razón Jefe.
-Pues claro que la tengo.

Me di cuenta de que Lara fantaseaba con cosas que yo ya había vivido, ser cedida o prestada, manoseada por muchos hombres, inmovilizada, usada como mueble... todo eso lo había experimentado yo ya con mi Amo. Supe que, si me acercaba a ella, podría jugar con sus fantasías y con las debilidades del Jefe para mi beneficio y especialmente, para el beneficio del Amo... Tenía que pensar como iba a acercarme a ella.

La segunda conversación fue aún mejor, después de la comida el jefe entró enfadado en el despacho de Lara y al poco rato salió aun más enfadado, Lara se apresuró a seguirlo al despacho, cuando escuché la conversación me di cuenta a qué se debía.

"Ayer tuviste una conversación muy bonita con tu amiga Lorena ¿No? Así que entregas tu trabajo tarde para que te azote y correrte como una puta zorra. Muy bien. si ese es tu juego puedes irte, comprarte un vibrador y jugar sola. Ya te dije que esto no es un juego, que si quieres ser mía te lo tienes que tomar en serio. Esta noche quiero que me escribas una redacción sobre los motivos por los que quieres continuar, mañana me la dejarás a primera hora sobre la mesa, si veo que no me la entregas o tus motivos no me convencen se acabará todo aquí, volverás a ser una simple empleada. Ah y si quieres seguir siendo mía, nada de sexo, azotes y mucho menos orgasmos hasta nuevo aviso. Vete."

Se escuchó un portazo y me di cuenta de que, el día siguiente podía ser decisivo. 

martes, 10 de diciembre de 2019

Tras los matorrales.

Cuando salí de entregar el informe vi que Lara seguía en su despacho, el Amo me había dicho que ese día llegaría tarde y, al ver como ella salía hacia su casa, pensé en lo mucho que se divertiría el Amo si además de lo que yo acababa de ver le contaba un poco más sobre Lara. Decidí seguirla con prudencia, sin que pudiese verme... Era tan alta y altiva que ni siquiera miró hacia atrás para ver si quedaba alguien en la oficina de la que despedirse. 

Cuando salimos se subió a su coche y yo al mío, tenía un coche enorme que acababa de salir al mercado, la muy puta, seguro que eso no lo había comprado con su sueldo... La seguí y vi que se dirigía a unas urbanizaciones en la zona norte de la ciudad, llegó a un chalet, pequeñito pero de lujo, de estos que venden como construcciones de primera calidad a nuevos ricos ¿Quien podía pagar eso? Alguien que chupa las pollas correctas... porque con el sueldo que le correspondía, claramente era imposible... 

Entró y aparcó, pensé que ya me había quedado sin opciones de conocer un poco más la historia que había detrás de Lara, pero entonces la escuché salir al jardín. Entre los matorrales pude ver que llevaba la parte de abajo de un bikini blanco de hilo y se tumbaba en una hamaca al lado de la piscina, pegada a la valla lateral. Me apresuré en situarme allí y encontré el hueco perfecto para observarla y escucharla. Desde allí me resultaba aún más fácil oírla. Cogió el teléfono y se lo puso a la oreja. "¡Bingo!" Iba a hacer una llamada.

"Lorena tía, ¿Qué tal? Te tengo que contar, vas a flipar. Hice lo que me dijiste, dejé el informe con un par de fallos de ortografía y lo entregué una hora tarde, ya sabes... le puse la excusa de que no llego a todo y le dio igual... normal, seguro que sabía que era mentira, que ayer estuvimos las dos de copas... y claro, eso sumado a que estamos a fin de mes y llevamos dos campañas con retraso lo cabrearon una barbaridad. En serio tia, como me pone cuando se mosquea. Me hizo colocarme en el centro con el cinturón... esa fue la putada, odio el cinturón, aunque es mejor que la vara - ¿Esta es tonta? Pensé yo... ¿Como va a odiar la vara más que el cinturón?- Total, que me zurró de lo lindo, además ya sabes, estaba creativo, me pintó el culo, todavía debo llevar marcas de rotulador, una diana... el muy cabrón... y me metió el rotulador por el culo, lo bueno es que con tal de que no se cayese ahí no apuntó... pero ya sabes que le encanta darme en los muslos y eso duele más... Además esa postura que le gusta... joder tía como duele, con toda la piel súper tirante y los tacones, que no hay quien aguante. Por suerte después me mandó poner sobre la mesa y ahí si que me dio a gusto... Me duele una barbaridad, después me tendré que poner mas crema, pero me folló que casi me muero del gusto, tía, que polla tiene, en serio y como me pone, es tan cabrón que me da igual lo que me haga solo por correrme como me corro, eso no me ha pasado con ningún tío... ¿Las compis? Pues igual tía, unas mojigatas, se creen que soy una siesa, pero claro, él no quiere que me junte con ellas que dice que me vengo arriba y me creo alguien, que como puta del jefe estoy mejor, además tía, ¿que más da? Ya les gustaría a ellas tener lo que yo... Me encantaría que las cogiese a todas de los pelos y las usase como a mí, que toda la oficina fuese así. Normas de la empresa: Nada de ropa interior... y cada día una pa dentro, a recibir la zurra matutina, iban a ser todas la mar de eficientes y a dejarse de tanto cotilleo... y a la hora del café cada día una se la chupa y con la comida igual, y allí nada de descansos, ni pa mear, la que quiera mear que pida permiso, como me toca a mí, con su horario fijo y si no a aguantarse. Que el jefe llegase y todas se pusiesen de pie, con escotes anchos, que el jefe entrase pellizcando y azotando tetas, que le relaja mucho, que hubiese tanta de azotes diarios y les follase el culo a todas, me encantaría verlas llorar mientras las revienta... sobre todo a la Erytheia esa, tan poca cosa y tan modosita, con la pinta de mosquita muerta que me lleva, seguro que se atraganta chupándola.  .... ¿Cómo? ... No no, a mi que me siga usando, como le de la gana, que me reviente viva si quiere, que me use de moneda de cambio en las reuniones y me use de perchero en las conferencias, yo lo que él quiera, por supuesto... aunque no me importaría que me dejase reventar a alguna, que me dejase follármelas con un dildo de estos enormes que te follan viva, si tía, como cuando me lleva a su casa porque su mujer está juguetona... me encantaría... su mujer es otra que se cree que yo no lo sé pero es otra perra arrastrada, eso sí, el me lo dejo muy claro, allí para mi ella es una Señora... por muy puta que sea, la puta mas baja, la más arrastrada yo...  Si tía, ya sé que es una locura, pero yo soy feliz, ya lo sabes, me gusta estar así... y me cuida, aunque me putee viva, me cuida... ¿Qué? ... Pues no tía, no sé si querrá que volvamos a quedar contigo... no, tampoco sé si tiene algun amigo al que le guste lo mismo..."

En ese momento vibró mi whatssap... el Amo... que cuanto tardaba en llegar a casa. Cogí el camino y despacio me fui... 

Me tengo que hacer amiga de esta tía, por muy asquerosa que sea... Seguro que a mi Amo le gustaría conocerla, a ella y al jefe ¿Irán a fiestas?

Y hablando del Amo ¿Qué pensará cuando me toque y vea que llevo el coño chorreando? Joder, como me ha puesto el espionaje...

La rendija de la cortina.

Había sido una mañana muy estresante, el trabajo me tenía muy agobiada, la continua sensación de no llegar, las fiestas, los compromisos y a veces no puedes estar en todas partes... pero yo seguía intentándolo ¿Decepcionar? ¿No cumplir? Me agotaba a la vez que me fustigaba por no llegar, por no dormir, por no rendir. Ese viernes, cuando fui a entregar el último informe del mes respiré.

De camino al despacho del jefe casi sonreía, me sentía bien, esta vez estaba contenta con mi trabajo, me sentía cómoda,  con mis pantalones vaqueros y mi blusita de flores azules, mi cola alta con tirabuzones rubios y las botas marrones estilo cowboy, no soy gran cosa,  soy más dulce que sexy, pero me siento segura.  Me di cuenta de que justo delante de mi entraba una compañera, Lara, que me caía fatal porque miraba a todas por encima del hombro, creyendose especial por trabajar allí,  por tener un despacho propio (cuando en realidad nadie quería compartir con ella), como si fuese a heredar la empresa, se paseaba con sus vestidos cortos y ceñidos, enseñando que tenia las tetas enormes y redondas. Siendo sincera, estaba muy buena, fuerte y alta, con su cuerpo de gimnasio y su metro setenta, pero era idiota, se creía mejor que nadie, la muy zorra... todas en la empresaca pensábamos que era una puta y a ella eso le gustaba... esa altivez sumada al peloteo me ponía mala.

-Cierra la puerta... puta. - ¿Había escuchado bien? ¿Realmente eso le había dicho el jefe a Lara?

Me acerqué un poco más para ver si podía enterarme de algo, vi que, a pesar de todo, una de las cortinillas de las ventanas que adornaban la puerta no se había quedado bien cerrada y desde ahí se veía todo.

Lara se arrodilló nada más entrar, se quitó el vestido y me di cuenta de que no llevaba ropa interior. Con los dientes sujetó el informe que llevaba en la mano y lo acercó al jefe que estaba sentado delante de su mesa.

Él lo cogió con desprecio, como si ella no valiese ni siquiera para estar allí y le dio con el informe enrollado en el hocico.

-Que sea la última vez que me entregas algo tarde, me da igual que tengas muchas tareas, eres una perra, estás aquí para servirme, trabajar para mi y hacer lo que me salga de los cojones. Esto te va a costar caro. Ve al armario a por el cinturón.
Me vibró el móvil y vi un mensaje del Amo, preguntando qué hacía. Le conté lo que estaba ocurriendo: "Quédate ahí mirando y pajéate, no tienes permiso para correrte... y no pierdas detalle, que me lo tienes que contar después con pelos y señales."

En lo que yo hablaba con el Amo, Lara había ido a por el cinturón a un armario que yo no alcanzaba a ver por estar en la pared de la puerta, un armario que siempre estaba cerrado con llave... ahora entendía por qué.  El cinturón era de cuero marrón, antiguo, ancho, con pequeños aros de metal en las aberturas de la hebilla... Si a mi los cinturones ya me parecían horribles, ese debía batir récord.

Le acercó el cinturón con la boca y fue al centro del despacho. De pie, se colocó con las piernas abiertas, dobló la cintura y se agarró los tobillos.

Yo introduje mis dedos por el pantalón, me empecé a tocar por encima de las bragas, era algo que extrañamente siempre me gustaba más que tocarme directamente el clítoris, el roce de la tela me daba más placer.

Él no tuvo prisa en levantarse, se encendió un cigarro, leyó el informe por encima y marcó un par de cosas con un rotulador rojo sobre el papel. Después, se levantó, con ese mismo rotulador dibujó algo en el culo de Lara, le metió el rotulador por el culo y ahí si, empezó a azotarla. Las nalgas, las piernas, los gemelos. Ella contaba, agradecía, lloraba y trataba de mantener la posición.

Cuando dijo el número trece, movió un pie. Él la agarró por el pelo, la puso de pie y girándola, le dio un bofetón.

-Ahora tenemos que volver a empezar, con todas las cosas que tengo que hacer. Mejor colócate en la mesa, que no tengo todo el día.

Ella se colocó y entonces mi visión cambió, ver su culo rojo, con el rotulador en su ano y una diana dibujada en su culo me excitó aún más. Metí tres dedos en mi coño y me pajeé con fuerza. El jefe volvió a azotarla. Yo me tocaba al ritmo de cada azote, sabiéndome a salvo de todo, en la empresa no quedaba ya casi nadie y cuando alguien subía a esa planta, se escuchaba el ascensor y las puertas.

Él dejó de azotarla en el número 32 y se folló su culo con fuerza, haciéndola gritar. Le tapó la boca mientras se la follaba. Se corrió en su espalda y restregó la mano, extendiéndola. Después puso la mano delante de su cara y ella lo lamió. 

Me excité tanto que casi me corro, me tuve que morder los labios para no hacerlo.

-Vístete, vete a casa, y escribe quinientas veces la palabra Sostenibilidad, bien escrita, puta. Corrige el informe y mandamelo antes de la noche.

-Si Amo, gracias por usarme Amo.

Ella cogió el informe con la boca, gateando fue hasta la puerta y agarró el vestido. Ahí, simplemente, me levanté y volé. Me metí en los baños a lavarme un poco y cuando salí fui a entregar mi informe. Con el coño chorreando y deseando salir para contárselo todo al Amo.

martes, 24 de septiembre de 2019

Noches

Esta es para ti, porque te sigo echando de menos.

Y también para ti, porque aunque aún no existes, te espero y te quiero. 

Era un noche de esas de lluvia y tristeza acumulada. De hormonas vueltas del revés y apuñalamientos internos. Hacia aun calor pero Erytheia dormía tapada, para sentir al menos el peso de algo sobre su cuerpo, como si Él estuviese con ella. Se había marchado de viaje una semana antes y aun le quedaban dos días para volver. Ella se había ido pronto a la cama, la tristeza le había pillado por sorpresa y pretendía ahogarla contra la almohada. Se quedo dormida llorando. Sabia que era cuestión del día del mes, pero seguían doliendole igual los sentimientos wue afloraban.

Él llego sigiloso, había adelantado la vuelta y quería sorprenderla. La encontró abrazada al peluche con el que ella buscaba el calor cuando él se ausentaba. Aunque a ella le molestase, era muy niña a veces. Se metió en la cama y la abrazo, vestido como estaba, cansado, agarró sus pechos y besó su cuello. Ella apenas se movió para adaptarse a Él, a la postura. Así,  como estaban, se quedaron dormidos. Ella amaneció antes que Él, lo miró.

Él siempre sabia que era justo lo que ella necesitaba.

jueves, 12 de septiembre de 2019

La obra.

Era una noche cualquiera, hacia aun ese calor pegajoso de finales de agosto que trae lluvia y Él sudaba ante el ordenador con el aire puesto, mientras oía la lluvia caer. Había sido una buena tarde. Ahora trabajaba un poco, con una infusión, después de haber ido un rato al gimnasio. Ella estaba de rodillas, seguía despeinada después de la sesión de entrenamiento, pero estaba desnuda. Extendía las manos ofreciendo la infusión. Él daba sorbos cortos y la volvía a colocar en la improvisada mesita humana que tenia a su izquierda.  En realidad le apetecía follarle el culo en la ducha, pero ese informe no se iba a escribir solo, y no podía decirle a su perra que el deber es lo primero si no cumplía con los suyos.

Cuando le dio al botón de enviar sintió que ella sonreía. Si, él también estaba contento.

La dejo allí y se fue a buscar unas cosas. Cuando volvió ella seguía en la misma posición, aunque con los brazos un poco caídos.  Con la vara que tenia en la mano le levantó los brazos para corregir su posición.  Dejó las cuerdas, la vara y la vela sobre la mesa.

-Deja eso en la cocina y espérame en la ducha.

Ella agarró la taza con  la boca y gateó hasta la cocina... cuando quería era incluso lista.

Dejo todas las cosas preparadas para después.  Cuando llegó ella estaba arrodillada en la ducha, abrió aun más las piernas cuando Èl entró y agachó la cabeza.

Él se desnudó y entró en la ducha. Abrió el agua que cayó directamente sobre la cabeza de ella. Se metió debajo del grifo empujandola un poco.

-¿Me permite lavarle Amo? Por favor.

-Venga, pero no te pongas de pie mientras no sea necesario.

Cuando salieron de la ducha Èl le secó el pelo. Después la llevo de la mano al salón y la coloco en el centro. Comenzó a dibujar con la vara en sus nalgas, ella no aguantaba bien la posición,  de pie, recta, de puntillas... pero trataba con todas sus fuerzas de no balancearse al ritmo de los golpes... Era tan pequeña.

5 rayas en su culo, paralelas, otras cinco en sus muslos, cruzándose entre ellas.

Después la comenzó a atar, empezó con una cuerda colocada en la boca a modo de mordaza que ella sujetaba con los dientes, dibujo así una figura a su alrededor, marcando sus pechos, sus caderas. Cuando acabó encendió la vela. Ella lo miraba aun exhausta,  tratando de mantenerse de puntillas pero con cierto balanceo de su cuerpo. No iba a atarla al techo, quería su tesón por complacerlo, su obediencia consciente y constante. Con la vela terminó de decorar sus tripa,llenando de cera su ombligo. Así,  como estaba, con los pezones descaradamente salidos, señalando la excitacion que sentía, la coloco sobre la pared y abrió su culo despacio.

Se la folló con cariño y a la vez, asegurándose de que el gotelé de la pared dejaba arañazos es un piel,  ese mismo gotelé que ella quería quitar...

Le dio permiso para correrse cuando Él lo había hecho ya en su espalda. Después puso la tumbó en el suelo y fue a por hielo, agua y crema.

-Todavía no he terminado contigo, después de cenar vendrá el segundo asalto, perra.

miércoles, 15 de mayo de 2019

Nunca jamás de los jamases II

Dormir con pañales hizo la noche digamos que complicada... me sentía muy rara y me molestaba mucho el culo con la lija y todo... por suerte no tuve ganas de hacer pis en toda la noche, porque probablemente me habría aguantado hasta morirme y el Amo se habría enfadado muchísimo. Me desperté antes que Él porque me sentía súper incómoda y fui a preparar Su desayuno y Su ducha... Cuando se despertó y no me vio allí me llamó y fui corriendo.

-Buenos días Amo.

-Buenos días perrita cochina. ¿Qué hacías?

-Preparar Su desayuno Amo.

-Bien ¿Cómo está ese pañal? ¿Mojado?

-Creo que no Amo, no he sentido ganas de hacer pis en toda la noche.

-De mear

-No he sentido ganas de mear en toda la noche Amo.

-Eso.  Pues yo si tengo ganas, ven aquí.

Me acerqué dispuesta a abrir la boca, era algo que me daba mucho asco pero que a Él le gustaba hacer a veces.

-No perra, ahí no.

Entonces hizo algo que yo no esperaba para nada. Me sento delante de él, abrió el pañal por detrás lo justo para meter su polla y meó dentro de él... Sentí como empapaba mi culo y mi espalda, la lija y como el pañal se volvía pesado e incómodo.

-Ahora no tendrás que aguantarte las ganas, ya está sucio.  Traéme el café que tenemos muchas cosas que hacer. Tú puedes desayunar leche sola, las niñas cochinas no beben café. Mejor pensado, trae todo el desayuno a la cama.

-Si Amo, gracias Amo.

Desayunamos en la cama, yo me sentía incómoda, me hizo beber mucho líquido de nuevo comer fruta todo lo que generalmente le preocupaba pero en mayor cantidad.

-Me voy a la ducha, tu puedes ir recogiendo la casa que tenemos planes y no vamos a volver hasta la noche.

¿Planes? ¿Planes con pañales puestos??? Yo que ya me había hecho a la idea de que por ser finde me iba a librar de salir con ellos hasta que me hubiese acostumbrado un poco...

-Erytheia, y ve pensando ya en hacer pis porque te tienes que duchar y no vas a hacerlo hasta que mees... pobre de ti si llegamos tarde.

-Si Amo. ¿Puedo beber agua para ayudarme? 

-En el cuenco.

-Si Amo.

Fui a la cocina y llené mi cuenco de perra de agua, en el suelo me puse a beber a cuatro patas. Hacer esto sabiendo que Él no miraba me hacía sentir aun más de su propiedad.  Me obligué a beberlo entero a ver si así me entraban ganas de hacer pis, creo que de la incomodidad y los nervios mi cuerpo se resistía.  Después me puse a recoger las cosas del desayuno y a dejar la casa limpia.

Cuando Él salió de la ducha me llamó para vestirlo. Había elegido una camisa gris y unos vaqueros claros con zapatos y chaqueta negra.

-¿Has meado?

-No, Amo... no puedo.

-Erytheia quiero que mees.

Hice todos los esfuerzos que pude. Al final me agarró los brazos y me hizo cosquillas. En serio, que tu Amo te haga cosquillas es casi peor que que te azote, porque mi cuerpo reacciona dando patadas y eso no puede acabar bien. Estuvo un rato y de repente, me meé.

-Amo, me he hecho pis.

-Creo que eso no es lo que tienes que decir.

-Amo ¿Me cambiaría el pañal por favor?  Soy una nena cochina que no sabe controlar su pis.

-Bien, así si.

Me dio la mano y puso unas toallas en la cama. Allí me tumbó y me levantó las piernas. Abrió el pañal y me dijo:

-Que mal huele aquí Erytheia, eres una nena muy cochina.

Se me saltaron las lágrimas de pura vergüenza.

-Si Amo, soy una nena cochina.

Me dio un par de azotes y me dijo:

-A la ducha, cuando salgas me avisas para ponerte el pañal y vestirte.

-Si, Amo.

Cuando salí de la ducha fui a buscar al Amo desnuda. Me volvió a tumbar en el mismo sitio. Allí me puso crema con mentol en el culo y el plug, después volvió a colocar la lija y entonces, me puso los pañales, aunque los puso ladeados y me molestaban. Después me puso un vestido rojo cortito y unos tacones del mismo color. Me mandó hacerme una coleta y me dijo como maquillarme.
Después de un rato yo estaba especialmente incómoda y antes de salir se lo dije.

-Amo, el pañal está ladeado y se me clava.  ¿Me lo podría poner bien?

-¿No te gusta como hago las cosas perra?

-Si Amo solo que...

-Nada, espero no verte tocar donde no debes. Coge un bolso y echa un par de pañales y toallitas húmedas que nos vamos.

-Si Amo.

Salimos de casa andando, to sentía como los pañales se me clavaban y como hacían ruido a mi paso, quería rascarme,  ponermelos bien y que me tragase la tierra, aunque el sonido creo que solo lo escuchaba yo. Él me llevaba de la mano y me besaba a veces, me decía lo guapa que estaba. En un semáforo paramos e intenté moviendo las caderas, que se recolocasen, aunque estaba apretadisimo.

-Shh, no nena, quietecita.

-Perdón Amo.

-¿Te molesta?

-Si, Amo.

-Mejor, así aprendes más rápido.  Cuando estén sucios los cambiaré.

-Amo ¿Puedo saber a donde vamos?

-No. Si quisiera que lo supieses, ya te lo habría dicho ¿No crees? Tu solo tienes que saber ser obediente.

-Si Amo.

Cuando vi a sus amigos en la puerta del local quise morirme, todos allí,  con sus sumisas (que eran mis amigas tambien) y yo con pañales. Justo en ese momento me quedé paralizada y, lo que es peor, me hice pis. 

lunes, 1 de abril de 2019

Nunca jamás de los jamases.

Veníamos de pasar el finde fuera. Antes de salir habíamos parado en el baño del restaurante donde habíamos comido, un sitio griego espectacular. ¿ Por qué se conoce tan poco la comida griega?
Él iba conduciendo y yo de copiloto (eso significa que cambiaba cada dos canciones la música porque ninguna le gustaba) estábamos a media hora de casa cuando me entraron ganas de hacer pis. Me puse nerviosa porque esta situación se había repetido a la ida y un par de veces en el finde. Desde mi problema de piernas por la deshidratación controlaba un montón el beber suficiente agua, pero, mi cuerpo no se había acostumbrado y me pasaba todo el rato haciendo pis.
No le dije nada durante un rato tratando de aguantar, pero cada vez era más difícil... y íbamos a mi casa, por lo wue todavía teníamos que encontrar aparcamiento.
-Estas muy callada nena ¿Qué te pasa?
-Nada Amo, nada.
-Erytheia.
-Me hago pis, Amo.
-¿Serà mentira no?
-Es que he bebido mucha agua en la comida Amo,  y el té...
-Te voy a tener que poner pañales.
-No porfi Amo, si yo aguanto...
-No es bueno aguantar, pero bueno ahora te vas a esperar a casa, que no voy a parar. 

No volvió a mencionar el tema y yo me medio olvidé del asunto ¿Pañales? que va... no era para nada su estilo, además ¡Qué vergüenza! ¿Qué tenía aquello de sensual? Nunca jamás de los jamases... 

La vida siguió pasando, con Su Amor y Su vara (yo siempre preferiré lo primero, claramente). 
Una noche estábamos en casa y yo había vuelto del gimnasio tarde, siempre bebo mucha agua en el gimnasio porque Él me insiste mucho,  además con razón pues mis problemas de piernas se acentúan cuando tengo las piernas cansadas. Yo había ido al baño ya dos veces y estábamos cenando, una cena normal, hablando tranquilos, sentados en el sofá y con una de Sus pelis favoritas. 

-Amo, ¿Me dar permiso para ir al baño?
-Shh. 

Al Amo le molesta mucho que interrumpa cuando estamos viendo una película y yo había estado un rato aguantando pero ya era motivo de fuerza mayor.  Aún así apreté un poco y volví a aguantarme un rato más. Pasaron al menos quince minutos y resoplé un poco porque no podía más. 

-¿Qué pasa ahora?
-Perdón Amo, es que me hago pis. 
-Ah entonces ponte de pie. 
-¿Puedo ir?
-No, que te pongas de pie. Vamos a ver si eres capaz de obedecer a tu Amo como tiene que ser. Trae el taburete de la cocina. 

Fui a por él, esto iba a ir mal y yo ya me estaba dando cuenta pero no tenía intención de abrir la boca al respecto. 

-Colócalo ahí, fuera de la alfombra. Súbete de rodillas y pon las manos en la cabeza. Ahí, si te meas perra, te pasas toda la semana en pañales. 

-Si Amo, perdón Amo.

- Y callada que estoy viendo la película. 

Miré la escena, al menos quedaba una hora completa de película. Me iba a hacer pis y se iba a enfadar un montón y me iba a poner pañales y entonces me moriría de la vergüenza y me enterrarían con los pañales puestos. 

Entré en una crisis dramática un poco exagerada cuando vi el panorama. No podía cerrar las piernas  para tratar de aguantar más ni tampoco podía bajar las manos. 

En los anuncios se levantó y me pellizcó un pezón. Fue a la cocina, volvió con una jarra de agua. 

-Bebe. 

Me dio un vaso y después otro, pensé que iba a llorar... 

Me azotó un poco el culo con mi propia zapatilla, que era de goma y dolía bastante. 

Volvió a sentarse a ver la película, de vez en cuando me miraba y se sonreía. Cuando acabó la película yo pensé que había ganado, era fácil... ahora me dejaría ira hacer pis y habría ganado ... sin embargo sin mirarme se levantó y lo oí escuché hacer pis, abrir el grifo del baño... me quería morir,  no podía aguantar más. 

Volvió al salón y me dio otro vaso de agua. 

-Bebe...

Esta vez fueron tres y yo empezaba a asumir que iba a pasarme una semana en pañales.

-Te voy a dar dos opciones, vas a hacer pis y después me la chupas asumiendo que vas a llevar pañales toda la semana o intentas aguantar hasta que me corra y a lo mejor te libras, pero si no lo haces serà una semana con pañales y a veces con lija. 

Una vez estuve un día con braguitas con lija en el culo por haberme ido a dormir sin ellas después de que me azotase para evitar el roce. Fue horrible pero esta vez no me había azotado además,  aun podía ganar. 

-Me gustaría darle placer, Amo. 

Él me hizo bajar del taburete y arrodillarme en sus piernas mientras se sentaba. Comencé a chuparsela cómo siempre pero Èl comenzó a estimular mis pezones y eso me desconcentró y me excitó. Al principio aguanté bien pero, cuando se corrió, me meé encima. 
Empecé a llorar de la frustración. Èl me abrazó y me llevó a la bañera, ahí me lavó y me dijo: 

-Hoy hemos aprendido a no desafiar al Amo por orgullo. 

Me dijo que lo recogiese todo y se fue a la farmacia. Apareció con una bolsa de pañales para adultos y me tumbó en el sofá,  eran con dibujos rosas. 

Me levantó las piernas y me azotó un poco con la mano, calentando la zona.  Después me dejó allí y fue a por la lija,  la pegó al pañal. Yo seguía lloriqueando.  Me lo ajustó y me dijo: 

-Solo lo cambio yo, cuando esté mojado o sucio vendrás a pedirme por favor que te cambie y me recordarás que eres una nena cochina que no sabe controlar su pis. Por cada vez que lo toques sumarás un día. 

-Si, Amo. 

-¿Por qué llevas pañales Erytheia? 

-Porque soy una nena cochina que no sabe controlar su pis, Amo. 

-Muy bien, ahora vamos a dormir. 




martes, 26 de febrero de 2019

Un día completo

7.00h suena el despertador, hoy Él ha dormido en casa y está a punto de volver de correr. Si, mi Amo es incluso capaz de levantarse a las seis para ir a correr y tener fuerzas para ir al gimnasio después del trabajo.  Me levanto y preparo el baño para su ducha, las toallas en el toallero, calentitas, la alfombra colocada, un radiador para colocar el baño a buena temperatura, el agua caliente en su punto. Después pongo la cafetera, hago zumo de naranja y dejo las tostadas listas para que estén en su punto en el momento de desayunar, corto fruta justo a tiempo para recibirlo en la puerta. Son las siete y veinte, me arrodillo en la entrada y me indica con un dedo que lo siga, vamos a la ducha, lo desvisto y entra en la ducha, me dice que entre con Él, lo enjabono, Él también me lava a mi, incluido el pelo. Me manda salir y que me seque rápido, mientras Él se relaja un poco más en el agua caliente, lo veo de reojo estirar el cuerpo, el cuello... es el Amo más bello del mundo, el Hombre más bello del mundo. Me arrodillo, sé que debo esperar así cuando no me dice nada.

Cuando sale lo seco, sin ponerme de pie hasta que me lo indica. Cuando está listo lo sigo al dormitorio.

-Me voy a poner la camisa azul con los pantalones negros y tu el vestido rojo.

-Si, Amo.

-Puedes ponerte tanga, pero no sujetador.

-Sí Amo.

Saco la ropa del armario, primero la Suya, la mía la dejo colgada en el pomo del armario hasta que Él lo indique. Se viste y me manda a preparar las tostadas. Voy a servir el desayuno.

Son ya las ocho, me invita a sentarme con Él a la mesa, le sirvo primero y no como hasta que no me da permiso, primero como fruta, es muy estricto con el tema de la alimentación, hace mucho que dejaron de haber donuts en mi alacena.

-Ve a vestirte que tenemos que irnos, maquíllate y espérame con el secador.

LE encanta secar y peinar mi pelo, y a mi que lo haga.

Cuando termina de desayunar viene a peinarme, me muerde la oreja mientras lo hace y me recoge una cola alta mientras besa mi cuello, al trabajo siempre llevo el pelo recogido. Cuando estoy lista me besa.
-Coge las cosas que nos vamos.

Cojo su abrigo, le ayudo a ponérselo y agarro ambos maletines y mi abrigo en el brazo. Bajamos a la calle, me dice que me ponga el abrigo y mete algo en mi bolso. llegamos a la moto, me deja en el trabajo.
-Te recojo a las tres menos dos minutos en la puerta.

Menos dos minutos, menos dos minutos, tengo que ponerme una alarma a menos cinco para ser puntual, no le gusta que llegue tarde pero tampoco que llegue pronto.

-Sí Amo, espero que tenga un buen día Amo.
-Portate bien perrita y no dejes que te exploten demasiado, te quiero niña.
-Y yo a usted, Amo.
-Entra.

Oigo la moto arrancar cuando llamo al ascensor. Son las nueve menos diez, Él entra a en punto.

La mañana de trabajo es intensa, aunque marcada por Sus mensajes, a las dos y media me dice:

-Ve al baño, quítate el tanga y ponte lo que hay en tu bolso.

Hace unos años le habría dicho: ¿El movil o la cartera? Pero es mejor ahorrar en bofetones.

-Ya estoy Amo, gracias por usarme Amo.

Cuando suena la alarma salgo del trabajo, llego a la puerta, justo menos dos minutos, bien. Noto una vibración en mi coño, me sobresalto y mi cuerpo intenta cerrar las piernas pero lo freno. Miro a mi alrededor, está apoyado en la moto, en frente, hacia la izquierda.

-Casi cierras las piernas,  te salvas porque has estado rápida eh perra.

Agacho la cabeza.

-¿No me saludas?
-Buenas tardes Amo.
-Buenas pequeñita.

Me besa en los labios, agarrándome fuerte el pelo y me muerde el labio. Me guia a la moto, me pone el casco y se pone el suyo, sube y me indica que lo haga. Agarra mis manos enroscadas a su cintura. Que no se me pase por la cabeza soltarme.

Llegamos a su casa, agarro los maletines y subo detrás de Él, me dice que me desvista, coloco el vestido doblado en una silla y lo sigo. Va a la cocina.

-Voy a cocinar yo- me dice.

Me arrodillo en mi rincón. Lo veo moverse en los fogones, le gusta mucho cocinar, a mí, desde que Él me enseñó, también. Creo que está haciendo gnoquis en salsa gorgonzola con calabacín y salmón y ensalada de espinacas, pero realmente no lo sé, solo lo veo sacar las cosas de la nevera, mi rincón tiene poca visión de la cocina porque soy una perra cotilla.

Me llama, voy a cuatro patas y me dice que abra la boca, mamada antes de comer es placer absoluto. Lamo despacito, sin manos, mientras Él cocina, cuando no me indica nada en las mamadas puedo tener un poco de iniciativa siempre que las haga a su gusto, que esté suficiente tiempo y que no use las manos. Las manos solo cuando Él lo dice.

Cuando acaba de cocinar me sujeta la cabeza, abro mucho la boca y me la folla, se corre en mi garganta, en dos chorros inmensos que me atragantan un poco, pero que consigo aguantar.

-Lavate la cara y las manos que vamos a comer.

Me ayuda a ponerme de pie y me da un azote en el culo, vuelvo a la cocina, pongo la mesa para Él, porque está sirviendo mi comida en mis cuencos de perra.

Coloca los cuencos bajo la mesa y se sienta, le sirvo la comida y me dice:

-Ve tu a comer a la vez.

Mientras como me habla, me cuenta su día, me habla de sus compañeros y a la vez me hace vibrar el coño, sé que no debo levantar la cabeza del plato, ni hablar ni dejar de comer.

-He terminado.

Salgo de debajo de la mesa, retiro los platos.

-Disculpe Amo ¿Le gustaría tomar postre o café?

Me pide una fruta.

-¿Tu has acabado lo que había en tus platos Erytheia?
-No Amo, aunque si...
-Termina de comer. Cuando acabes recoge la cocina y prepáreme un café, descafeinado, voy a ver las noticias.

Cuando acabo de comer son las cinco de la tarde. Le llevo el café, aún tengo la cara llena de comida.

-Ve a lavarte y espérame en la habitación.

Me doy una ducha rápida,  sin lavarme el pelo, porque no ha especificado nada y mejor pasarme a quedarme corta. Me seco y me coloco en la esquina de la habitación,  espero bastante rato, tengo un poco de frío y me aburro bastante, pero no me muevo ni un milímetro, controlo las respiraciones y me centro en estar perfecta, lo más perfecta posible. Llega al cabo de media hora o así,  no me mira, se desnuda y se tumba en la cama.

-Vamos a descansar un rato, esta noche dormimos aquí,  si necesitas algo de tu piso iremos después del gimnasio.

No me muevo, solo bajo la mirada, no hay nada que contestar.

-Sube a la cama, tengo los pies fríos.

Me meto dentro de la cama y me acurruco a sus pies, se pone la manta que me cubre entera, al rato me asfixio un poco, antes de dormir me dice que saque la cara fuera que no me mueva mucho  y que me duerma. Segundos después lo oigo roncar. A mi me cuesta un poco más,  pero también lo consigo. Tampoco tengo otra opción.

Noto cuando se despierta porque saca un pie de debajo de mi y lo coloca en la entrada de mi coño.

-Quiero usar esto.

-Sí Amo ¿Cómo me gustaría que me colocase para usar Su coño, Amo?

-Monta.

Me coloco a horcajadas, la meto fuerte, no le gustan las delicadezas. No me muevo hasta que da un manotazo en mi pecho,  Es es la indicación.

Estoy muy cachonda, quiero correrme pero Èl no lo ha indicado, se me escapan algunos gemidos.

-Quiero oírte-dice  y sé que no tengo que ahogar mi placer.

Estamos mucho tiempo así, es su postura favorita después de la siesta. Se corre y me dice:
-Baja, arrodillate en la cama. Así, abre las piernas. Tocate.

Estoy muy cachonda, pero podria aguantar un rato aún.

-te vas a correr cuando cuente siete, si te adelantas lo cortas, si te pasas no lo harás.

Mierda mierda mierda,  no se si voy a poder, aunque esto me excita aun más. 

Tengo suerte, en el cinco me viene pero aguanto hasta el siete.

-Bien perra, te tengo bien educadita. ¿Qué se dice?

-Gracias Amo.

Me fallan un poco las piernas, me coge en brazos y nos duchamos juntos, aunque primero me sienta en el water.

-Mea.

Él lo hace en la ducha, sobre mí.

Cuando salimos de la ducha son las siete y media, eso significa gimnasio. Me dice que me vista y nos vamos pronto. Él hace musculación mientras controla mis tiempos, correr media hora, 15 minutos de abdominales, elíptica y la máquina que pone el culo duro. Hoy no tengo que hacer brazos.

Nos vamos y paramos en mi casa un momento a por unos documentos para el día siguiente. 

En el coche me pregunta por mi trabajo.

-¿Qué has tomado de fruta hoy Erytheia ?

-La del desayuno que usted me dio, una manzana a la media mañana, y el plátano de ahora Amo. 

-Te falta una.
-Sí, Amo.
-Ya sabes lo que no tengo que recordarte en la cena.

Tengo que tomar cuatro frutas al día y verdura en la comida y la cena. Yo solía  decir que mi alimentación antes de conocerle era mala,  pero Èl corrigió, mi alimentación antes de conocerle era pésima. 

-Quiero cenar pescado y alguna crema de verduras.

Cocino yo, apuntado. Llegamos casi a las nueve,  nos volvemos a duchar. Preparo la cena mientras Él trabaja,  le gusta cenar temprano, le sirvo cuando dan las nueve y media.  Me permite sentarme a cenar, pero es Èl el que me da de comer.

Estamos un rato en el sofá,  viendo la tele, yo sentada a sus pies en la alfombra de pelo gordo suavito que tiene en el salón,  me toca el pelo. El programa me aburre pero atiendo porque es Su favorito y a veces me hace preguntas, para que centre mi atención en lo que Èl decide. 

Cuando acaba me manda a la habitación, lavarme los dientes, preparar la vara y colocar mi culo en alto sobre la cama. 

No me azota fuerte, pero duele.  Me hace preguntas del programa y de otras cosas aleatorias, cuando me confundo da más fuerte y vuelve a preguntar. Es uno de sus juegos favoritos. Cuando acaba me pone un poco de crema en el culo, Èl doce que es para hidratar y yo pienso que hay hidratantes sin mentol.

Me manda a dormir, me arropa y se va a lavar los dientes. Lo siento acostarse, me abraza  y me besa el cuello.

-Sigues despierta,  tardas mucho en dormirte. ¿Qué piensas?
-Nada Amo.
-Erytheia.
-En qué tengo mucha suerte pero me pica el culo Amo. 
-No me gustan tus nada.

Me araña un poco una nalga y lloriqueo una mijilla.
-Duérmete o volvemos a empezar. 
-Sí Amo.
-Sueña bonito pequeña, te quiero mucho.
-Gracias Amo, igualmente Amo.

Son las once y media.

lunes, 25 de febrero de 2019

Valiente y colgada.

Estaba colgada de las muñecas, los brazos en alto y tocando el suelo casi de puntillas. Él la observaba. Una mordaza, el pelo en la cara, los pezones pinzados. La giró un poco.

-A ver que hago yo ahora contigo... podría hacer lo que quisiese, azotarte, llenarte de cera, darte placer hasta que no puedas más y entonces, seguir, sin saber cuando podrás correrte, podría utilizar contigo cualquier juguete, electricidad, agujas... o incluso podría dejarte ahí toda la tarde... ¿Qué te gustaría? Bueno, tampoco me importa.

Ella lo miraba, entre ansiosa y desesperada, nerviosa, tenía ganas de todo lo que Él había sugerido, cualquier cosa que a Él le apeteciese a ella le parecería bien.

Se acercó a su nuca, girando tras de ella, la lamió, le mordió el lóbulo de la oreja. Le azotó una nalga, volvió delante y le dio un bofetón.

-Voy a prepararme un café, te lo pediría a ti, pero tendría que deshacer todos esos nudos.

Ella se quedó allí, sola, atada y amordazada, cachonda y con el calor en la cara. ¿Como tenía tanta fuerza en una sola mano? Bueno... eran SUS manos...

Él, al contrario que todos los días de su vida, se quedó en la cocina a tomar el café, en vez de sentarse en el salón como hacía siempre. Ella lo oía trastear y deseaba estar arrodillada sirviéndoselo , pero bueno, esa también era una manera de servirlo ¿No?

Él volvió al rato, con olor a café... "Me encanta el olor a café en Él" pensó Erytheia. Agachó la mirada al verlo entrar en el salón. Intentó no balancearse tanto, pero no se sostenía bien en el suelo.

Cogió una fusta corta, una paleta y una vela. Puso la vela a calentar. Se acercó con la fusta.

-Salúdala.

Erytheia la besó suavemente. Él se distanció de ella, le azotó los pechos, el estómago, se giró y fue a las nalgas.
Variaba el ritmo, haciendo descansos, pero azotando rápido y fuerte, Erytheia se balanceaba con cada azote, perdía el equilibrio, resoplaba.

Paró cuando Erytheia contó el 20, siempre los contaba mentalmente, nunca se sabe cuando va a preguntarlo. 

Cogió la vela.
-Voy a adornarte un poco perra.

Fue colocando cera en su culo, era difícil teniéndola de pie, así que gran parte caía en la parte alta de sus nalgas que sobresalían. Llenó su culo de cera. Fue a por el móvil y la fotografió.

-Preciosa.

Colocó la vela entre sus nalgas y volvió a fotografiarla.

-Ahora que no se caiga Ery.

Alargó su mano y comenzó a mastubarla, ella pensó que se moriría de placer y estaba en esas veces en las que sentía la seguridad de que no le permitiría correrse.

-Estas mojada perra, da igual lo que te haga, todo te moja, todo de excita, pero tu placer Erytheia, es solo mío. -dijo justo cuando ella no podía más y quitó la mano.

Sopló la vela.

-Vamos a ver si esto te moja también.

Agarró la paleta. Se la puso delante para que la besara y ella lo hizo, bueno, lo hizo como la vez anterior, todo lo que se puede besar con una mordaza.

Azotó sus nalgas, con precisión y fuerza, eliminando con cada golpe la cera seca. Después  besó las rojeces, las pequeñas marcas que se iban formando.

-Así,  roja y perfecta.

Se giró y subió sus piernas hacia Él, enroscadolas en su cintura. La desató despacio. La besó y se la llevó al sofá.

La acarició despacio, peinando su melena con los dedos. Y le dijo:

-Te quiero, así y de todas las maneras, te quiero Mia y libre. Te quiero mi pequeña valiente.

jueves, 7 de febrero de 2019

Revocar la tristeza, reencontrarse.


Llevaban varios meses viéndose poco, a veces echar de menos es una de las formas más fuertes de amar. 

Se encontraron con la pasión de la distancia, de los cuerpos que llevan meses llamándose, que se añoran. 

Fueron a cenar a un restaurante nuevo, tapearon despacio, saboreándose, buscandose en la mirada, en las palabras, recuperando el tiempo perdido. 
Él le habló de ese país que lo había retenido fuera, de los proyectos, de planos y construcciones... el puente que uniría dos paises vecinos. 

Ella le habló de la nueva revista, de su amiga la que se iba a vivir a Chile, de su posible ascenso... 

Ambos se dijeron mil veces lo mucho que se habían echado de menos. 

-Me siento perdida sin usted.
-No me encuentro sin ti. 


Fueron a casa, necesitaban la intimidad de sus cuatro paredes. Necesitaban revocar la tristeza. 

Ella se arrodilló en el ascensor, necesitaba hacerlo, sentirse a sus pies. Él la agarró por el pelo, entró gateando, tras de él... 

Pensó en cuanto quería saborear su polla, pero él no tenía la misma idea. La hizo ponerse de pie. La fue desnudando mientras la besaba, poco a poco. Se tumbó en la cama, le puso música y encendió la luz, el foco le daba directamente y se cohibió.

-¿Tanto tiempo sin vernos y ahora te avergüenzas de estar desnuda delante de mi? No te tapas pero buscas esconderte Ery.

-No Amo, pero hay tanta luz... el espejo...

-Quiero que te luzcas, quiero que bailes para mí.

Erytheia se quedó paralizada... se sentía tan tímida, llevaba tanto tiempo si bailar para él...

-Erytheia, ¿Tengo que darte un bofetón para que te espabiles?

-No Amo, perdón Amo.

Empezó a moverse, poco a poco, con la sensualidad que le iba saliendo cada vez. Bailó desnudar para él, una canción,  dos... los ojos se clavaron en Su polla mientras se pajeaba. 

-Ven aquí, a cuatro.  

Se subió a la cama, como la perra que era.  

-Abre la boca niña. 

Por fin la tenia en su garganta. Necesitaba sentirla ¿Cómo podía gustarle tantísimo chuparse la?  

Beber de Él. 

Metía y sacaba Su polla rápido,  a su antojo, usando la boca de Erytheia, que ya empezaba a babear. 

-Levanta, rápido.  Montame. Quieta perra. 

Se la clavó hasta el fondo. Ella se quedó quieta. Èl lamió sus pezones y le puso unas pinzas. 

-Ahora, muévete,  yo te indico. Derecha, más rápido,  izquierda,  más lento, ambos, en círculo, si suelto, paras. ¿Entendido?  

-Si, Amo. 

Èl agarró la cadena que unía las pinzas y comenzó a dar tirones, a veces flojos, otras muy fuertes. 

Ella se excito rápido,  llevaba mucho tiempo queriendo esto. 

-Perra, hoy no te vas a correr.
-Como mande, Amo. 
-Pero yo, estoy apunto, ponte en cuatro quiero tu culo. 

Se coloca y Èl la metió,  solo con la lubricación de su coño... intentó que Èl no la oyese lloriquear. 

Se corrió de forma abundante, tirando de su pelo y dándole azotes con la otra mano.

-Que no se salga hasta que te lo diga. Vamos a dormir un rato. 

Èl se tumbó y la colocó  ella con la cabeza en su pecho. 

-Que ganas tenia de verte, niña. 

-Y yo de volver a casa, Amo.