Estaba profundamente dormida. Èl había tenido una cena con amigos y yo me había quedado en casa, hacia rato que me había acostado... no sè que hora seria cuando llegó. Noté un beso en los labios.
-Ery, despierta.
Hice un ruido.
Me llamó con más brusquedad. Abrí los ojos y lo vi sobre mi. Estaba desnudo y yo también... me olió. Sentí su barba en los pechos. Mordisqueò mis pezones.
-Te voy a follar el culo.
Me metió su polla en la boca, para que se la pusiera dura. Lamí cómo le gustaba, con ansia y se le endureció pronto. Me iba a doler mucho, aùn tenia el cuerpo medio dormido. Me besó, mordió mi labio y sentí sabor a sangre. Se colocó para metermela, levantando mis piernas. Asì me dolía más, y me excitaba más. Èl lo sabía.
Dolía muchísimo, más de lo que esperaba.
-Esta es mi casa y en mi casa te follo cómo quiero.
-Sì Àmo, soy Suya.
Me penetraba con fuerza, metiendola y sacándola, chocando sus huevos con mi culo.
Me escupió varias veces en la cara. Yo me relamìa agarrada al cabecero para no hacerme daño con las embestidas.
Èl se agarraba a mis tetas, las pellizcaba con fuerza y tiraba de ellas.
Escupió en mi boca.
Metió dos dedos en mi coño, empezó a masturbarme a un ritmo frenético. En poco tiempo me tenía al punto del orgasmo.
-Vamos puta, correte.
Obedecí, sabiendo que a Èl aun le quedaba y serìa peor.
Sacó los dedos de mi coño y me los restrego por la cara. Los metió en mi boca para que los limpiase.
-Venga, te dejo lloriquear hasta que me corra yo. Cómo la puta quejica que eres.
Quise aguantar, pero el dolor me hizo lloriquear un poco. Hasta que al final, se corrió en mi culo.
-Que no se te escape eh.
-No, Amo.
-Buenas noches Erytheia
-Buenas noches Amo.
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