martes, 24 de septiembre de 2019

Noches

Esta es para ti, porque te sigo echando de menos.

Y también para ti, porque aunque aún no existes, te espero y te quiero. 

Era un noche de esas de lluvia y tristeza acumulada. De hormonas vueltas del revés y apuñalamientos internos. Hacia aun calor pero Erytheia dormía tapada, para sentir al menos el peso de algo sobre su cuerpo, como si Él estuviese con ella. Se había marchado de viaje una semana antes y aun le quedaban dos días para volver. Ella se había ido pronto a la cama, la tristeza le había pillado por sorpresa y pretendía ahogarla contra la almohada. Se quedo dormida llorando. Sabia que era cuestión del día del mes, pero seguían doliendole igual los sentimientos wue afloraban.

Él llego sigiloso, había adelantado la vuelta y quería sorprenderla. La encontró abrazada al peluche con el que ella buscaba el calor cuando él se ausentaba. Aunque a ella le molestase, era muy niña a veces. Se metió en la cama y la abrazo, vestido como estaba, cansado, agarró sus pechos y besó su cuello. Ella apenas se movió para adaptarse a Él, a la postura. Así,  como estaban, se quedaron dormidos. Ella amaneció antes que Él, lo miró.

Él siempre sabia que era justo lo que ella necesitaba.

1 comentario:

  1. Una hermosa compenetración existe cuando no es necesario hablar para hacerse presente, ni pedir lo que se necesita para que te lo entreguen.
    Abrazos, Azul

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