martes, 28 de abril de 2015

Día de calor

Hace calor, mucho calor. Salgo del trabajo y mi Amo espera en la puerta, lleva camisa de manga corta blanca y vaqueros. Yo llevo un vestido ligero, medias transparentes, tanguita blanco sujetador a juego y botas bajas. 

Me abraza y me besa, subo al coche y me abrocha el cinturón. Vamos fuera de la ciudad y por la salida que toma parece que nos dirigimos a su chalet, me encanta la idea porque hace mucho calor y me apetece nadar. 

Cuando llegamos dejo el vestido en el asiento ante un gesto suyo.  Entramos en casa y me desnudo del todo. 

-Voy a hacer la comida, vete a nadar. 

Lo beso y desaparezco, me encanta que siempre esté pendiente de lo que más me apetece, aunque yo no lo verbalice. Nado un rato, completamente desnuda, me encanta sentir el agua en mi piel. 

-Perrita, a comer.- escucho que dice desde la ventana. Me seco y entro en casa. Hay un plato sobre la mesa. Me indica que me siente y me ata los tobillos a la silla. - Come, mi niña. 

-¿Y usted?
-Obedece, perra. 

Comienzo a comer y noto como lame mi espalda, me estremezco y giro mi cabeza para mirarlo.
-Come, Erytheia. 

Al segundo bocado un beso en mi cuello, me hace cosquillas y me pellizca un pezón. Bebo agua, sonrojada. Lo veo arrodillarse bajo la mesa y paro; no es algo que vea mucho. 
-Sigue comiendo nena, a pesar de la posición, sigues siendo la perra, obedece.

Separa los pliegues de mi coño y lo lame entero. Casi me atraganto, sigo comiendo pero es dificil con Él entre mis piernas. Dejé de comer y en ese momento me miró y me dijo:

-Si dejas el plato entero son 20 azotes, si dejas la mitad son 10... y así seguimos hasta que vea el plato vacío, tu verás lo que haces. 

Volví a comer, pero cuando quedaban dos bocados me corrí sin poder evitarlo, no tenía permiso y además no había acabado mi comida. 

Me desató las piernas y me mandó arrodillarme. Se fue a la cocina con mi plato y trajo otro igual. 

-Ahora como yo, después veremos tu castigo, de momento, aquí tienes el postre.- me dijo sacándose la polla. 
Chupé mientras comía, al contrario que yo, Él si acabó su plato para después, correrse en el suelo. 

-Limpia. 

Lamí el suelo de su semen. Lo miré cuando acabé y con un gesto me indicó el brazo del sofá. A pesar de haberme corrido, estaba muy excitada de nuevo. 

-¿Cuantos son por haberte corrido sin permiso perrita?
-Diez, Amo.
-¿Y dos bocados?
-Dos, Amo.
-Pues cuenta, nena. 

Y claro, conté cada uno hasta el final. Esas manos son demasiado grandes y demasiado fuertes, de verdad. Me picaba el culo y cuando me mandó ponerme de pie mis manos, inconscientemente fueron a mis nalgas. 

-Ni se te ocurra Erytheia, ya lo sabes.  
-Sí, Amo. 

Desapareció y volvió con un bote en la mano. Se sentó en el sofá y me indicó que me echase sobre sus rodillas.  Despacito esparció crema sobre mis nalgas, lo que me calmó un poco. 

-Bien nena, ahora vete a la cama y espérame con las piernas bien abiertas. 

Corrí hasta la cama y me preparé. Cuando llegó, después de haberlo escuchado trastear en la cocina, posó un cubito de hielo sobre mi pezón, recorriendo con él todo mi cuerpo hasta llegar al monte de venus... Los labios vaginales húmedos y calientes acabaron de derretirlo. Cuando el hielo era agua y yo toda fuego, me penetró profundamente, despacio, haciéndome sentir cada recoveco de su cuerpo. El vaivén comenzó a un ritmo candencioso, después aceleró de forma progresiva, excitándonos cada vez más, al mismo ritmo, a la vez. No se me olvidó y cuando sentí que explotaba le dije:

-Por favor, Amo, permítame entregarle mi orgasmo. 
-Vamos, zorra, córrete conmigo, córrete para mí.



viernes, 24 de abril de 2015

Noche en la playa

Es de noche en mi ciudad natal. Unos días con la familia relajan a cualquiera... Mi Amo me aprieta la mano mientras paseamos, llegamos a la playa, el mar de noche ruge diferente... en su chocar contra las rocas se destila pasión; quizás por eso el mar está caliente de noche. La arena se pega a mis pies, húmeda y fría. Me sujeta por la cintura y nos alejamos de las farolas. En la oscuridad me besa.
La luna y el faro. Señalas al cielo.

-Aficionada... -dices con desdén.- tú, perrita mía, si que eres la luna que ilumina mis noches.

Yo sonrío y me sonrojo mientras pienso que lo entiendo, que usted es mi faro, mi guía, mi luz.

Me desnuda bajo la mirada de las estrellas. Deja que mi ropa caiga sobre la arena y besa cada trozo de mi piel que va descubriendo.

-Te quiero inerte, perrita. Déjate llevar, no te muevas, no hagas ruido.

Clavada en mi posición veo como se desnudas, su polla erecta aparece en escena y mi mente vuela. Me acaricia el pecho, lo pellizca... pasa una uña por mi costado, por ese punto exacto en el que todo mi cuerpo se estremece.

-Ahora, mi niña, te voy a tumbar en la arena y te voy a tomar. -dice mientras me agarra y me coloca boca arriba.

Me folla como le apetece, porque soy suya y siento ternura en cada embestida salvaje de su cuerpo contra el mío. Me excita su posesión de mi cuerpo, me excita verle sobre mí y sobretodo me excita sentirle tan dentro de mí. Lo miro a los ojos, busco su autorizaciòn. Me niega con la cabeza y sigue follándome, soy suya.

Repito la acciòn y en mi oido, un susurro ronco.

-Ahora sí, nena, còrrete conmigo.

Explotamos juntos, la luna me mira sorprendida, el faro anda desorientado.

-Te quiero Erytheia.

3000 años

Paseaba de su mano y mis pies apenas rozaban la acera. Habíamos desayunado en casa: café, tostadas y besos. Mientras me duchaba Eĺ había sacado de mi armario una faldita negra, medias de lunares, jersey azul marino y chaqueta de cuero; botines negros de tacón y rojo carmín en los labios.

Llevaba el huevo vibrador puesto y en su mano derecha, el mando. Vibraba a ratos mi cuerpo y yo me estremecía, siempre al borde del orgasmo.

La ciudad más antigua de Europa y en cada edificio de mas de 200 años un beso se apoderaba de mi lengua. En el mercado comimos sushi en un puestecillo. Subimos a la torre de la catedral. Pero, mi sitio preferido, fue un pasaje escondido que llegaba a ninguna parte.

Allí, me besó y subió mi falda. Me quitó el tanguita y lo guardó en mi bolso. Pellizcó mis pezones, libres de sujetador. Me quitó de un tirón el huevo y lo puso ante mi boca, saqué mi lengua y lo lamí hasta limpiarlo.  Me besó.

-Erytheia, perrita mia ¿Quieres que te folle aquí?
-Por favor Amo, soy suya, toda suya.
-Bien perrita, buena respuesta.

Me la clavó hasta el fondo, me embistió con fuerza, me la clavó hasta el fondo y me dijo:

-Chiquita, córrete cuando quieras. Córrete todas las veces que quieras.

Exploté varias veces, sentí el paraiso.

-Bien perrita, por cada mil años que tiene esta ciudad, un orgasmo.

-Gracias, Amo.

jueves, 23 de abril de 2015

Propuesta

Soy consciente de que, desde la recomendación del Sr Lobo en su blog,  hay muchas personitas que miran bajo mi falda; ante todo mil gracias por estar en esta, vuestra casa.

No sé si es por la presión de sentirme leida o por qué, pero últimamente tengo pocas ideas... normalmente me rondan varias cosillas por la cabeza y no se que me ocurre... Así que he pensado que quizás  sería interesante pedir colaboración.

Cuando estoy con niños suelo llevar a cabo una pequeña actividad: Cada niño me dice tres palabras y con las tres palabras yo hago un cuento. He pensado que quizás podamos conseguir, con el mismo método, que Erytheia y su Amo disfruten mucho.

Además, haciendo honor al gran Amo y Sr, acepto retos completos, situación, practica... cualquier detalle que pueda dar un poco que magia a la vida de Erytheia.

linternasazules@gmail.com

De verdad, si has mirado bajo esta falda. Millones de gracias.

Dia de Sant Jordi

Busco en aquella librería, su favorita, algo especial para mi Amo. Encuentro un libro que le gustará; es de una de nuestras autoras favoritas.  Llevo un vestidito rojo, ceñido bajo el pecho, escote redondo y tres botones que dejarán mis tetas fuera en el momento adecuado.

No llevo ropa interior, ni siquiera me he planteado esa opción. Pago el libro y me dirijo a su oficina. Lleva un pantalón negro y una camisa negra, corbata roja. Me besa en la puerta y me entrega un ramo, 26 rosas, una novela que llevaba tiempo buscando y  un pellizco en el pezón sobre la tela.  De la mano caminamos hasta la feria del libro. Hay una conferencia de esa autora que tanto nos gusta, presenta su trilogia. Mi Amo me lleva al final y allí nos sentamos. Me separa las piernas y mientras la autora habla del argumento, dos de sus dedos entran en mi coño y juguetean. Estoy mojada, mucho y la respiración se me acelera. Los dedos manchados entran en mi boca, hasta que los dejo limpios.

Salimos y llegamos a los baños. Allí me pone contra la pared. Un azote seco me hace levantar el culo y allí me folla por detrás, me clava su polla hasta las entrañas.

Tengo el culo lleno de leche cuando nos vamos a casa. Me desnuda y me tumba sobre la cama, atando mis piernas.  Me da el libro que le he comprado y me ordena leer.
-No pares, pase lo que pase.
Comienza a comerme el coño, al principio me cuesta; pero trato de leer.  Estoy muy excitada, gimo con fuerza mientras trato de leer. Al final soy casi incapaz de leer sin volverme loca .
-Erytheia, acaba esta página y córrete.

Me encanta sant Jordi.

martes, 21 de abril de 2015

Confesiones de una noche inquieta.

Buenos dias mi Señor. Hoy tengo ganas de verle.  Esta noché, en mis sueños, estuvo usted en mi cama.   He dormido algo inquieta, espero no haberle molestado mucho. Me gustaría decirle que fui una buena perrita, pero yo no miento nunca. Estando usted tan bello y tan dormido a mi vera, no pude evitar que la madrugada me pillase contemplando su cuerpo. Un dedo bajó por su vientre, rodeó su ombligo y llegó a su polla. Con suavidad jugué con ella.  Muy sigilosamente, para no despertarlo, me agaché hasta lamerla en toda su longitud, también lamí sus huevos... lo acaricié y lo besé en toda su extensión.
Mentiría si dijese que no fue un sueño, pero yo nunca miento.
Mentiría si dijese que no me mojé, que no disfruté, pero yo nunca miento.
Un dedo agarró mi pezón, como si fuesen sus manos, me vi acariciando con fuerza mis pechos. Bajé léntamente por mi vientre y llegué a mi coño, ya húmedo. Lo froté con ahinco,  jugué con mi querido botoncito, metí dos dedos, luego tres; y mientras usted, en mis sueños, ocupaba el otro lado de la cama.  Con fuerza, con violencia, utilicé mis dedos ansiando su polla. Pellizqué mis pechos. Jugué con ellos, como usted lo haría.

Y debo decirle, Señor, porque yo jamás le mentiría, que fui una mala perrita; pero en mi defensa diré, que ese orgasmo no avisó de la explosión.

domingo, 19 de abril de 2015

¿Trabajar un domingo?

Llegué a su casa a las cinco. Toqué el timbre y bajé la mirada. Cuando abrió vi sus pies descalzos. Con un dedo bajo mi barbilla me indicó que levantase la cabeza. Me besó los labios y me invitó a pasar. Dejé las braguitas, como siempre, en el pomo de la puerta.

-Haz café por favor, estoy acabando una cosa para mañana.
-Si Amo.
-Y desnudate, anímame la tarde nena.
-Claro, Amo.

Me quité la ropa y la doblé sobre la silla de la entrada. Me abrazó y me besó antes de desaparecer camino a su despacho. 

Fui a la cocina y puse la cafetera. A Él le gustaba solo, sin azucar, a mí con leche y dos de azucar. Saqué el tarro de galletas y puse cuatro en un platito. Le gustaban las galletas con pepitas de chocolate.

Lo puse en una bandeja y lo llevé al despacho. Toqué dos veces y pasé. Dejé la taza sobre su mesa, al lado el platito de galletas. Me senté en un puf al lado con mi taza y vi como trabajaba, me encantaba contemplarlo.

Con la boca aún caliente del café gateé bajo su mesa y empecé a tocar su entrepierna sobre el pantalón.
-Perrita, estoy trabajando...
-Sí, Señor.
Estuve quieta un rato, pero al poco tiempo volví a las andadas.
-Perrita, no me busques.
-Perdón, Amo. -contesté sin intencion alguna de quitar la mano de su entrepierna.
-Me vas a encontrar...
-Eso intento, Amo.
Se desabrochó el pantalón y agarrando mi cabeza me folló la boca con violencia.  Se derramó intenso en mi garganta.
-Nunca te cansas de leche, putita. Ahora, sal de ahí y  dejame terminar, me quedan quince minutos.
-¿Puedo tocarme Amo? Estoy tan caliente...
-De acuerdo, pero ni se te ocurra correrte.
Sobre el puf comencé a acariciarme, los pechos, el vientre... bajé una mano hasta mi clítoris, despacio, recreandome, poco a poco, comencé a gemir. Lo ví observandome de reojo.
-imagina que mi polla te penetra, Erytheia.

Metí tres dedos, despacio. Menos le hubiese resultado ofensivo.  Él dejó de trabajar y me miraba. Vi como su polla se reavivaba dentro del pantalón y me excité aún más.  Se levantó y cogiéndome en volandas me sentó sobre Él, apoyandose Él en el puf donde yo había estado. Así, sentada frente a Él me penetró de forma salvaje, muy duro, muy rápido, muy fuerte; mientras jugaba con mis pezones.
-Por favor, Amo. Necesito correrme.
-Vámos, hazlo perrita. Córrete para mí.

  Exploté en un orgasmo intenso, mientras Él seguía bombeando.  Me levantó y me dejó caer de rodillas en el suelo. Su corrida disparó en mi cara y mi pelo. 

-Vete a la ducha y déjame terminar, esperame que ahora voy yo pequeña.

sábado, 18 de abril de 2015

Sabado de primavera.

Estaba en el coche cuando sonó el teléfono.  "Amo" señalaba el manos libres.

-Buenos días Amo.
-¿Donde andas preciosa?
-Voy conduciendo mi Señor, he ido al súper.
-¿Me echas de menos pequeña?
-Mucho, Amo.
- Pero, tenías muchas ganas de estar con la familia.
-Así es Señor... aunque yo siempre lo echo de menos.
-¿Que comes hoy?
-Es sábado, Amo,  mi madre hace arroz, lo sabe bien.
-Pregúntale si hay sitio para uno más.
-¿Usted? Pero... ¿No tenía problemas de trabajo?
-Yo también te echo de menos perrita.
-Le pregunto en cuanto llegue. Gracias Amo.
-Estoy deseando estar a tu lado, mi niña.

Mi madre, por supuesto, no puso ninguna pega a que mi Amo viniese, le encantaba mi "novio" incluso había llegado a ponerme colorada al decirle a Él que a ver cuando nos casábamos y le dábamos nietos.

Cuando tocó el timbre salí a sus brazos.

-Hola nenita,
-Hola, mi Amo.r

Mi madre lo acaparó durante toda la comida y en los postres, mi padre cogió el relevo. Al final, me alegré de que fuesen a echarse la siesta.

Mi Amo me sugirió salir a dar un paseo, primero, debí quitarme la ropa interior. Llevaba puesto el dildo anal y el huevo. En su mano derecha, guardaba el mando que de vez en cuando me daba descargas de placer. Llegamos a la playa y antes compró un helado. En un rincón escondido, sacó mis pechos del vestido, y sin miramientos, volcó el helado desde mi cuello hasta el final de mi escote. Comenzó a lamer, prohibiéndome moverme o hacer ruido alguno. Me mordió los pezones, me lamió entera, me comió.  Era muy difícil controlar la excitación que provocaba en mi cuerpo, mantener la respiración tranquila, no moverme, no gemir...

-Ahora te toca a ti chupar, ya sabes, ni un ruido.

Chupé arrodillada, pero pronto agarró mi pelo y marcando el ritmo me folló la boca. Él parecía tener más control sobre su cuerpo, noté como su respiración se agitaba, pero no escuché ni un ruido.

Al final me levantó y girándome me preguntó:
-Dime, perra ¿Cual de tus agujeros prefieres que use?
-Son suyos, mi Amo, Ambos están para servirle, listos y ansiosos de ser follados.
Embistió en mi coño, sin dilación, se me escapó un gemido e inmediatamente un azote impactó en mi nalga derecha.
-Silencio, perra desobediente.
-Perdon, Amo. - dije en un susurro.
-Después veremos tu castigo.
Siguió embistiendo, mientras con un par de dedos, jugaba dentro de mi ano.
-Por favor, Amo, use el culo de esta perra.
-Esto no te libra del castigo, perrita. - dijo mientras me embestía por mi otro agujero.
-No, lo esperaba, Amo, gracias Amo.
-Ahora calla.
Se corrió en mi culo y dejó de estimular mi clítoris, yo estaba muy caliente.
-Por favor Amo.
-Si eres buena, quizás después.
Se vistió y recogió todo, tiró de mí y comenzó a caminar hacia fuera de la playa. Antes de salir de nuestro escondite guardó mis pechos. Seguían fuera y yo no quería ganarme otro castigo por hacer algo que no me había mandado.
Iba caliente, muy caliente, los muslos húmedos y el culo pringoso. Rozaba mi cuerpo contra Él tratando de disimular. Caminamos un rato y encontramos su coche.
-Mira, que suerte, dejé hoy el coche aquí aparcado, entra. - me dijo mientras lo abría y a mí empezó a picarme el  culo, solo de pensar lo que vendría.

Entramos en los asientos traseros. Él se sentó y me sentó sobre su regazo.

-¿Qué ha pasado en la playa Erytheia?
-Que lo he desobedecido, Amo.
-¿Y eso lo hace una perrita buena?
-No, Amo, he sido una perrita mala. - este regaño, como si fuese una niña, a Él le excitaba muchísimo, tanto que ya volvía a notar su polla dura debajo de mí; a mí me daba muchísima vergüenza aquella humillación, pero también me mojaba mucho.
-¿Y qué vamos a hacer?
-Me va a poner el culito rojo, para que sea una perrita buena.
-Exacto, además ¿Qué has hecho por el camino?
-No sé, Amo. - Dije, aunque sabía por donde iba.
-Has sido una putita descarada, Erytheia.
-Sí, Amo.
-Túmbate sobre mis rodillas, nena. Van a ser 15 por desobedecer, nos podrían haber pillado con ese grito que has dado.
-Si, Amo. - dije yo, ya colocada.
-Además, vas a recibir 10 más en ese coñito tuyo, para que no seas descarada.
-Sí, Amo.
-Y, por supuesto, te quiero en completo silencio, a ver si ahora sabes que significa eso.
Me quitó la manoletina y con ella descargó quince azotes en mi culo, fuertes y rápidos.  A mí, por supuesto, no se me ocurrió ni suspirar.
Después me dió la vuelta y con la mano, me dio diez en el coño, más suaves pero también dolorosos. El último vino acompañado de dos dedos que entraban en mi coño húmedo. Comenzó a masturbarme despacio, para después aumentar el ritmo. Mi cabeza colgaba del sillón.
-¿Vas a ser buena perrita?
-Sí.... sí Amo...
-Bien. ¿Quieres correrte?
-Por... por favor Amo, sí.
-Venga, córrete. - dijo aumentando el ritmo. Yo tan excitada como estaba tardé poco.

Me corrí.... en silencio.

jueves, 16 de abril de 2015

Los Amos también regalan flores.

Cada día tiene algo mágico, algo que lo hace maravilloso, unas manos que te sujetan, unos ojos que clavan en ti su mirada, una sonrisa orgullosa que te estremece... Pero, hoy es un día mucho más especial que cualquier otro.  Hoy hace tres años desde ese día en el que yo no atendía a la conversación que mi amiga removía junto al café, cuando un hombre entró por la puerta del bar y se acercó a saludarla. Hoy hace tres años desde esa tarde en la que los sillones de terciopelo comenzaron a derretirse, en los que sentí que el viejo camarero que fregaba vasos había recuperado la vitalidad... hoy hace tres años desde que él me dijo: "Hola, me llamo Andrés, encantado de conocerte." y ante la electricidad de su mano estrechando la mía yo solo pude contestar: "Igualmente, Erytheia." mientras que con su fuerza me acercaba a Él para tenderme un beso en cada mejilla. Era hermoso y sentí que el universo quería que estuviésemos juntos.

Ese día me intenté poner guapa. La tarde antes estuve de compras, una falda de tablas gris perla, una medias de liga negras, con pequeños lunares, tanguita y sujetador igual. Camisa blanca, chaqueta negra y botines de tacón. Cola alta, que se mueva mucho al caminar, sombra suave pero brillante y labios vivos. Mi paso camino al trabajo no tocaba el suelo de la alegría y a mis compañeras solo les faltó decirme eso del anuncio... "Tú.... tú has hecho arroz!" de la cara de ilusión que tenía.

Cuando dieron las dos salí disparada y me abracé a Él que me alzó en vuelo y me besó en los labios. Es maravilloso que los Amos también regalen flores. Flores y una paquete de papel de seda que escondía uno de los conjuntos más bonitos que he visto nunca, azul perla.

Me puso el casco de la moto, después se lo puso Él, subió a la moto y me ayudó a subir. Llegamos a ese bar, esa cafetería de sillones de terciopelo. El viejo camarero seguía allí, inmortal en cada uno de nuestros aniversarios.
-Primero al baño perrita mía.
Contoneaba mis caderas a cada paso, no por que Él me mirase, sino porque me sentía hinchada de felicidad, de ilusión y del orgullo de saber que le pertenecía.  El huevo entró con mucha facilidad en mi coño, me dejé el tanguita puesto, no había órdenes al respecto, retoqué mi maquillaje, me peiné con los dedos y mientras me lavaba las manos sentí una vibración corta. Estaba tardando demasiado.
Cuando volví había sobre la mesa dos copas de "mí" albariño y una ensalada templada con canónigos, nueces y queso de cabra. Comimos y charlamos, la vibración en mi coño funcionaba de forma interrumpida y el no alejó la mano de mi pierna en ningún momento. 

Tras el secreto con foie y el mousse de chocolate fuimos a dar un paseo. El parque estaba desierto a esa hora, las familias aún comían en casa. Con cada beso di gracias al universo por habernos unido. Al final me llevó a casa y por la puerta entró la otra versión de Él que yo amaba, el Amo estricto que me volvía loca.

En la entrada me arrodilló para que chupase su polla, me encantaba esa polla. Lamí, mamé, chupé, besé... hasta la garganta, por Él respirar se convirtió en una cuestión secundaria.Me permitió ir a mi ritmo, pero no se corrió, me frenó justo a tiempo.  Me mandó desnudarme y tumbarme sobre la mesa del salón, puso música clásica, algunas piezas que sonaban a caricias y me tapó los ojos con un pañuelo de seda negro.

Yo me relajé, agudizando el oído sentí sus movimientos, noté como un calor se acercaba a mi cuerpo y tras un beso en los labios, una gota caliente caía sobre mi vientre. Dibujó con cera sobre mi cuerpo, mis pezones duros se vieron cubiertos por una capa de que se enfriaba con rapidez, a pesar del calor de mi cuerpo. Sentí el humo cuando de un soplo apagó la vela; y mi coño chorreó con el silbido de una fusta que se movía en el aire. Golpes secos, pequeños e intensos fueron recorriendo mi cuerpo, marcada por Él.  Bajó a mi vientre y mordió, dejó una señal en mi cuello y deslizó su lengua hasta llegar a mi coño. Experto me dio placer con la lengua. Después me embistió llenándome toda.

-Hoy, princesa, te puedes correr cuando quieras. -me dijo mientras provocaba en mí oleadas de placer- 

miércoles, 15 de abril de 2015

Madrugada.

No había amanecido, cuando lo escuché dar vueltas en la cama. Al principio suave, un beso en los labios, un dedo que bajaba por mi canalillo, un arañazo en mi costilla, pero pronto comenzó a despertarme con más ansia. Mi Señor quería hacer uso de mi cuerpo. 
-Despierta, perra.
Abrí los ojos soñolienta.
-Estoy despierta Amo. 

Rió mientras mordía mis labios, apartando el pelo de mi cara. Me sujetó por las axilas y me bajó de la cama, arrodillándome a un lado. Su polla entró en mi boca de golpe, provocando una pequeña arcada que intenté controlar lo más elegantemente posible. Comencé a chupar despacio, pero estaba cansada y debo admitir que no ha sido de mis mejores mamadas. Sacó la polla de mi boca y me dio un pequeño bofetón. 

-Vamos, Erytheia, sabes hacerlo mucho mejor. 
-Perdón, Amo. 
Volví a introducir la polla en mi boca, mientras lamía y la tragaba hasta el final. Con las manos masajeaba sus huevos. 

Cuando pensaba que iba a correrse volvió a subirme a la cama y tumbándose me dijo:
-Monta perrita, puedes moverte como quieres, pero si te doy en el muslo izquierdo debes ir más rápido y si te doy en el derecho, más lento. Espero que me hagas correrme pronto. 

 Comencé a moverme, los golpecitos en mi pierna izquierda aumentaban mi ritmo. Movimientos circulares y profundos. Él solo soltaba mis pezones para golpear mis muslos. Comencé a excitarme. a gemir con fuerza, cerré los ojos. Era una postura que siempre me daba vergüenza. Gemía, suspiraba y me movía con mayor brusquedad, intentando clavarla hasta el fondo y a la vez darle el mayor placer posible. 

-Perrita, no te puedes correr antes que yo. 
-Por favor Amo.
-No, cuando sientas mi leche, te puedes dejar ir. 

Agarrandome me giró y me tumbó sobre la cama, embistiendo su polla dentro de mí. Marcó el ritmo Él, mientras me besaba y arañaba. Mordía mi boca, con las manos apretaba mis pezones. 

-Ahora nena, Ahora! 

Un gruñido, sentí su leche y me corrí, de forma inminente. Volcó su leche dentro de mí mientras un escalofrío de placer recorría mi cuerpo.

 Apoyó su cabeza contra mí y se quedó dormido. Sin querer despertarlo, yo también traté de recuperar el sueño.

lunes, 13 de abril de 2015

Sobremesa

El vaivén de cada embestida hace que mi cabeza choque contra los mullidos asientos. Siento mi culo lleno, mientras que sus dedos juegan con mi clítoris... Estoy muy mojada y su polla palpita dentro de mí anunciando que tardará poco en correrse.  Sus labios recorren mi espalda, lamen mi cuello. Su boca muerde mi hombro. Con su otra mano pellizca mis pezones. Escucho su respiración y siento su tacto en aquella inmensa oscuridad. Cuando pienso que se va a correr saca su polla de mi ano y me gira. Noto su polla en mis labios y la beso, para luego abrir la boca y sentir como descarga en mi garganta. Succiono hasta dejarla completamente vacía y después la limpio bien. 
Agarrando mi cuello me tumba boca arriba sobre la mesa y levanta mis piernas. Succiona mi hinchado clítoris con su boca y juega con su lengua, mordisquea mis labios, mientras que sus manos se dedican a mis pechos. Siento que no aguantaré más. 
-Ahora, perrita, quiero que te corras, pero, no quiero que se oiga nada. No queremos montar escándalos. 

Ahogo mis gritos y aferrándome a los bordes de la mesa y me corro de forma intensa. Él sigue lamiendo hasta dejar sin jugos mi coño. Luego me besa y deshace el nudo que sujetaba la corbata que tapaba mis ojos. Lo miro, sudoroso, despeinado y mirándome a los ojos. Compruebo, de nuevo, lo hermoso que es.

-Vísteme Erytheia. 

Me arrodillo para subir su ropa interior y sus pantalones, los abrocho y luego continuo con su camisa. Me vuelvo a arrodillar para poner los zapatos, los ato con cuidado y cuando acabo, el me tiende la corbata que estaba tapando mi visión. Se la ajusto. 

-Mi Amo. ¿Me permite arreglar su pelo?
-Claro, preciosa.

Cuando acabo cruzo los brazos en mi espalda y agacho la mirada. Espero órdenes. 
-Buena sobremesa perrita, anda, vístete y vamos a salir a tomarnos una copa, los camareros pueden extrañarse de que estemos tanto tiempo sin comer dentro del reservado. 

jueves, 9 de abril de 2015

Un día cualquiera.

-Hola perrita.
-Buenas tardes Amo.
-¿Has comido ya?
-No, Amo estoy esperando. Como le dije tengo que quedarme esta tarde y la cafetería siempre está llena.
-¿Qué comes? Estás obedeciendo ¿verdad?
-Si, Amo. He pedido pasta, como usted ordenó.
-Buena chica.
-¿Qué tal el día? ¿incomoda con eso?
-No Amo, no me molesta... solo estoy un poco distraida...
-¿Como sientes tu culo? ¿te gusta llevarlo lleno?
-Siento que late Amo, sí, me gusta.
-Bien. Quiero que comas los espaguetis de uno en uno, así harás bien la digestión. ¿Estás de pie?
-Sí Amo.
-entre las rodillas debería caberte una pelota, entre los muslos una pelota de tenis. Abre las piernas.
-Ya Amo.
-Bien.
-Esta noche voy a ir a tu casa, y te voy a insertar mi polla hasta el fondo de ese coñito húmedo que tienes... Siempre listo para su dueño ¿Verdad perra?
-Si Amo.
-Dime... ¿está mojadito? ¿Y tus pezones? ¿Cómo estan?
-Si mi Señor, esta mojado... y mis pezones muy duros...
-Bien perrita ¿Como va tu comida?
-Ya la traen Amo.
-Pues ve a comer. Come también fruta y de beber nada de refresco.
-Lo sé, Amo.
-Buena chica. Cuando acabes llamame.

Comer espaguetis de uno en uno es probablemente una de las cosas más complicadas que he hecho en toda mi vida. Pero una orden de mi Amo no es algo que yo me plantee desobedecer a la ligera. Así que le hice caso, aunque tardase más en comer de lo normal. Cuando terminé el plato, la naranja y toda la botella de agua; llevé la bandeja a su sitio y llamé a mi Señor.

-¿Has sido una buena perrita?
-Si Amo.
-Ve al baño de tu despacho.
-ya estoy mi Señor.
-mastúrbate, por encima del tanga, cuando sientas que te vas a correr avisa. Quiero oirte en todo momento.

Esto me daba muchísima vergüenza, aun sabiendo que nadie entraría, simplemente pensar que me podían oir me alteraba, pero a la vez me excitaba aún más. Masturbarme sobre el tanga me gustaba casi mas que hacerlo desnuda... me daba más sensación de prohibido... así que las ganas de correrme tardaron muy poco en llegar.
-Amo... estoy al límite.
-Para.
-Pero...
-He dicho que pares. No quiero que te vuelvas a tocar. Siéntate y ponte a trabajar, si eres buena, quizás te permita correrte más tarde. Y ni un solo pero más, Erytheia.
-Si Amo... -Dije con resignación.
A media tarde me volvió a llamar... y de nuevo me dejó sin correrme... Justo cuando me iba hizo lo mismo... mi excitación aumentaba y Él no me permitía desahogarme...

Llegué a casa y preparé la cena. Esta vez me había permitido cocinar a mí. Me duché, me puse las medias y los zapatos y lo esperé.  Al llegar me besó y retorció mis pezones... casi me corro con su simple caricia... estaba muy excitada.

En el sofá me acariciaba... me excitaba... sabiendo que no lo desobedecería... yo pensaba que no podría más, pero también sabía que Él no me obligaría a aguantar más de lo que era capaz.
-Anda, chupa un rato chiquita.
Y chupé, vaya si chupé! Estaba tan excitaba que me afané como nunca en la felación. Si de por sí me gustaba mamar su polla, en esta ocasiòn aún más. Pensé que me volvería loca. Sacó su polla y se corrió en mis tetas.
-Anda que como lo has dejado todo, pequeña, limpialo.
Primero dejé su polla reluciente, después mis tetas y por último algunas gotitas que habían caido al suelo.
-Trae la cena. Pero antes, quítate las medias y los zapatos.
-Si Amo, ahora mismo le sirvo.
Subí una pierna al brazo del sofá y deslicé la media.  Realicé la misma operación con la otra y ante la visión de mi coño brillante mi Amo rozó los labios con dos dedos y me los dió a chupar. Luego chupó Él también.
-Estás encharcada perrita.
-Para usted Amo.
-Anda ve.

Llevé la mesa a la cena y mientras comíamos me permitiò cenar sin juegos. La comida era muy importante para Él.

-¿Tienes fresas? - me dijo al terminar.
-Si, compré ayer Amo.
-Vale, quédate ahí.

Cuando volvió traía un enorme bol de fresas en la mano. Y en la otra el bote de nata montada... Su cara lucía esa sonrisa traviesa que presagiaba algo muy divertido.

-llevate las bandejas, pero dejalas en la encimera, lo recoges luego.
Cuando volví tenía las esposas en las manos. Con un gesto me ordenó tumbarme en la mesa y me esposó a cada pata.  Hizo una montaña de nata en cada uno de mos pechos y cogió una fresa. Primero la metió dentro de mi coño, después la llenó de nada de mi pecho y me la metió en la boca.
-¿Buena?
-Mucho Amo.
Repitió el procedimiento con otra y se la comiò Él. Así estuvimos hasta acabar las fresas. Los restos de nata que quedaron los sorbió el de mis pechos.

-Y ahora sí, perrita. Ahora sí quiero que te corras. -Dijo. Mientras que bajaba su pantalón y me embestía de una sola vez.

Cuando me desató para llevarme al baño me dijo.
-Tengo más que comprobado que si te dejo bastante tiempo excitada pero sin correrte, eres capaz de tener muchos más orgasmos, y con más intensidad.

martes, 7 de abril de 2015

Una tarde normal

El día estaba raro, y yo muerta de sueño... al llegar de trabajar me quedé dormida en el sofá, sin almorzar y me despertó el timbre, después de insistir un par de veces. Fui a abrir con cara de dormida y la ropa revuelta. 
-¿Estabas dormida?
-Si, Amo.
-¿Y por qué no te has cambiado?
-Me senté a descansar cinco minutos... y me quedé frita mi Señor.
-¿No has comido?
-No, Amo.
-Vamos a ver que cocino. -dijo para sí mismo. 
-Amo no es... - una mirada me calló, bajé la mirada y lo seguí camino a la cocina.
-Con la hora que es... casi que mejor una merienda fuerte... un batido de frutas naturales... eso, que tiene que comer más fruta... y un sandwich... o mejor, un croissant que alimenta más, con pavo y queso fresco... sí, el queso le gusta...- lo escuchaba hablar para si mismo, yo no estaba con Él en ese momento... aunque sabía que no se había olvidado de mi presencia... - y si se lo come todo, un par de onzas de chocolate, eso la contenta siempre... Perrita, mientras preparo todo, empieza con la leche. 
Me arrodillé entre sus piernas y con cuidado lo desnudé hasta sacar su polla, ya estaba erecta... chupé poco a poco, mientras lo sentía cortar la fruta arriba... Mamé con devoción... me había levantado cargada de energía... lo hice con fuerza, con brío, como a Él le gustaba... Estuve bastante rato, hasta que sentí su leche en mi boca... Al acabar lo mantuve en mi boca, el me miró y saqué la lengua enseñándoselo. "Traga." Obedecí relamiendome... realmente me gustaba el sabor de su semen. 
Dejé su polla limpia y la volví a guardar.  Él se movió y llevó los platos al salón. 
-¡Vamos perrita, perrita! 
Ese tono solo podía indicar una cosa, me moví a cuatro patas, contoneando mi culo. 
-Quieta. Ponte de pie- me dijo en el quicio de la puerta. ¿Cuantas perritas has visto tú vestidas? Fuera la ropa. - me desnudé rápida dejando la ropa doblada en el suelo. -Vamos, ven aquí. Arrodillada a sus pies me fue dando de comer poco a poco, creo que era una de sus actividades favoritas. 

Cuando acabé de comer me indicó que lamiese el plato y todo lo que pudiese del vaso, me puso el collar y la correa y me enganchó a una silla. Después se fue a llevar las cosas a la cocina, las fregó y volvió con una onza de chocolate. La lanzó y cayó en mitad del salón... como una buena perrita intenté alargar mi cuello para alcanzarla, pero no fui capaz. Me soltó y de la correa me llevó hasta el sitio. Antes de comer lo miré, y cuando me dio permiso cogí con mi lengua el trozo para tragarlo. Me dio un paseo por la casa, hasta que se cansó y paró en el armario donde yo guardaba los juguetes. Paró y me quitó la correa. Me mandó ponerme de pie y sacó la cuerda fina.  Era la que más se clavaba y la que más cosquillas hacía, además era la que menos se notaba. Me ordenó estirar los brazos y las piernas y me fue atando poco a poco, sujetó mis pechos y dejó que la cuerda rozase mi coño... me iba a mojar mucho. Me mandó ponerme un vestido y unos zapatos y salimos a la calle. Fuimos a pasear por el centro comercial y yo cada vez estaba más cachonda... el roce me excitaba demasiado. Llegó un momento en el que descaradamente puse la mano en su paquete... suplicando que me follase. Lo hice varias veces, tocaba su polla dura bajo el pantalón y sonreía pícara... lo estaba incitando, pero Él no era fácil. 

Al final conseguí que nos fuesemos a casa, me desnudó con sus propias manos y en la entrada me cayeron al menos tres tandas de 10 azotes en el culo. "Por descarada." dijo Él. Después me desató y a cuatro patas sobre el sofá me folló. 

miércoles, 1 de abril de 2015

A la ducha!

Abro los ojos, he dormido profundamente al menos nueve horas... claro que con la noche de ayer... como para no. Mi Señor no está, normalmente sale a correr cada mañana muy temprano, así que si no ha vuelto debe ser más temprano de lo que yo pensaba... Miro el despertador ¿7.15? Es casi de noche... me doy media vuelta y me decido a remolonear un poco, sé que cuando llegue, mi Amo no me dejará dormir mucho más...

Me he vuelto a dormir, habrá pasado media hora como mucho... escucho la llave y me giro, me hago la dormida. Él entra en la habitación, se sube a la cama, lo siento cerca. Lame mi cuello, me quedo quieta... me muerde, suave... aprieto la mano.

-Buenos días perrita. Venga, levanta... a la ducha.

Sigo haciéndome la dormida. Me gira hasta ponerme boca arriba, pero yo mantengo los ojos cerrados... me dejo hacer... ahora lame mi ombligo... va subiendo, va bajando... y de repente noto un pellizco en uno de mis pezones. Me coge de imprevisto y abro los ojos.

-Mala actriz... perrita traviesa... a la ducha.

Me levanto y lo sigo...

-¿Cómo ha sabido...?
-La respiración, cierras el puño... soy tu Amo, te conozco ¿O crees que soy tonto?
-Nunca, Amo, nunca.
Un azote seco en la nalga derecha... pica... voy a llevar la mano a mi culo.
-Ni se te ocurra. - me detengo
Entramos en el baño y con un gesto me indica que lo desnude. Sé como debo hacerlo, sin tocar su cuerpo directamente, es algo que me encanta hacer y mi Amo también lo disfruta. Empiezo por arriba, sacando su camiseta, bajo a los zapatos y los calcetines; de rodillas beso sus pies y comienzo  a bajar el pantalón. Desnudo su polla queda a la altura de mi cara.
-Saca la lengua.
Su polla recorre mi lengua, la lamo...
-Por favor, Amo. ¿Puedo metermela en la boca?
-Bueno... de acuerdo.
Se la chupo con ansia, antes me costaba admitirlo pero ahora ya no me importa reconocer que me encanta comérsela. La siento palpitar, hinchada, se va a correr.
-¿Quieres desayunar perrita?
-Asiento sin dejar de lamer.
-Trágatelo todo.

Lo hago, con ganas y después lamo hasta dejarla reluciente, no quedan restos de semen.
-Su polla está limpia Señor.
-Buena chica.
Entra en la ducha y me invita a entrar con Él. Me arrodillo y me cae el agua encima, me lava la cabeza y vuelve a caerme el agua para aclarar. Agarrándome la mano me pone en pie. Me indica que abra las piernas y deje los brazos en cruz. Me lava todo el cuerpo, de arriba a abajo, con mimo, cada caricia de sus manos llenas de jabón me excita... pellizca con disimulo mis pezones, los lame, los muerde. Ahora es Él quien se arrodilla y se dedica por entero a mi (SU) coño. Lo conoce bien, y sabe como arrancarme el primer gemido pronto, muy pronto. Me lame, me muerde el clítoris, me absorbe... yo me revuelvo... su lengua me está volviendo loca.
-Por favor Amo... permita a esta perra correrse.
-¿Ya?
-Por favor...
-Venga nena, dámelo todo.
Exploté, perdí el equilibrio, Él me sujetó cuando me fallaron las piernas... fue colosal.
Cuando me recuperé me volvió a lavar...

-Anda perrita vete a poner la cafetera, que contigo en la ducha me distraigo y tenemos mucho que hacer.