Concédame mi Señor, en estos días tan raros un solo deseo... simple, pequeño... como yo.
Concédame Amo una vida fácil, enredarme en su pecho perdida entre el vello, sujeta a respiración.
Concédame ser suya de la forma más simple, penetrada por sus caricias, poseída por su mirada.
Concédame mi Señor la forma tranquila de su sonrisa, la perversidad de sus ideas...
Concédame una media luna de chocolate, que yo no quiero la luna del cielo, si no se acompaña con un café a su lado.
Concédame Amo una tarde sin pensar, una noche amada...
Concédame la felicidad de saberme suya, la marca de su mano sobre mi cuerpo...
Concédame una carcajada mientras una canción en la radio nos acompaña en el coche camino a la playa... aunque a usted no le guste la playa.
Concédame la facilidad de saber que quiero mi Amo, concédame la seguridad que solo siento entre sus manos.
Concédame mi Señor... una vida sencilla...
Concédame un beso
Concédame la felicidad
Concédame la eternidad...
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