Han bajado las temperaturas... hoy solo estamos a cuarenta grados a la sombra.... pero sigue siendo insoportable, pegajoso... llevo un vestido rojo, vaporoso, de tela fina... cualquier viento lo levanta... aunque tampoco sopla una pizca de viento... sandalias de madera con una sola tira roja y un tacón minúsculo que apenas merece ser descrito. Llevo una trenza que me nace de la parte superior derecha de mi cabeza y muere en mi hombro izquierdo... y esos tres mechones sueltos en el lado izquierdo... ¿Por qué dejé que mi peluquera me cortase esas capas?
Tengo un curso de la empresa, pero esta vez voy de profe... (si, yo... no tendrían a nadie más...) voy con la jefa y una compi con bastante más experiencia.... No estoy nerviosa, pero no dejo de balancear la sandalia en el aire... y no paro de pellizcarme el brazo... a lo mejor si estoy un poco inquieta, no se.
Entro y mi jefa me deja al mando... ¿Por queeeee? Si yo no mando ni en mi casa.... menos en mi casa...
Por suerte no va tan mal como pensaba... mi compi propone tomarnos algo para celebrarlo... no sé, mi Amo dijo que me recogería si acababa pronto...
Efectivamente mi Amo ha dejado de dibujar casitas hace rato (si, a mi me gusta ganarme los azotes a pulso...) y me espera en la puerta montado en la moto.
Me disculpo con mis compis y me dirijo a Él, yo que ya estaba contenta...
-¿Que tal le ha ido a mi zorrita? - me dice mordiendo el lóbulo de mi oreja.
-Bien Amo, mejor de lo que pensaba...
-Estupendo pequeña. Vamos a merendar, me caigo de hambre. -me abrocha el casco de la moto y me indica que suba.
Llegamos a una cafeterìa muy coqueta que hay cerca de su casa. Pide limonada para los dos, hace calor y tarta helada de chocolate.
-Ve a quitarte las braguitas nena, estas tan usable con ese vestido...
Cuando vuelvo, sobre la mesa y al lado de la limonada, hay un vaso lleno de hielos... y yo sin bragas...
Me indica con un par de golpes en la silla que me siente a su lado y con un beso en los labios me da limonada de su boca. Con la tarta sucede lo mismo, el la mastica y yo la trago... nunca pensé que pudiese habria un día en el que eso no me resultase asqueroso... y sin embargo... de su boca todo es un honor.
No es sencillo quererlo como lo quiero, pero es maravilloso, por eso, no dudo en obedecer cuando al oido me dice:
-te noto acalorada... coge un hielo y refréscate.
Lo paso por mi cuello, por mi pecho... y al final entra en mi coño, que lo derrite. El calor no desaparece y Él lo sabe. Me indica de nuevo el vaso y repito la misma operación... el tercer hielo viene en su boca, directa a la mia... se derrite por mi cuello antes de bajar... y yo... me derrito de la excitación que provoca cada gesto suyo.
Pagamos la cuenta y nos montamos sn la moto. Llegamos a su casa.
-A la ducha perrita. Estoy harto de este calor pegajoso.
Me desnudo y lo preparo todo. Cuando entra estoy ya de rodillas esperando.
-Vamos nena, dentro.
El agua cae sobre mi pelo, incapaz de refrescar esta ansiedad que el roce de su cuerpo me provoca. Una esponja lava mi espalda, sus dientes marcan mi cuello... gimo dejandome llevar por sus caricias...
Siento el jabón en mi culo y la primera embestida llega deseada, tras ella una sucesión de sensaciones en un vaiven que acaba con otra ducha, su leche en mi espalda y un orgasmo acompañado de dos azotes secos.
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