Cuando Andrés y Erytheia comenzaron su relación como Amo y sumisa, éste se preocupó sumamente porque ella tuviese una buena relación de amistad con las sumisas de sus amigos. Erytheia al principio pensaba que era una cuestión de comodidad durante las reuniones, pero después comprobó que tener el apoyo de Silvia y Mérida era muy beneficioso para ella, para su crecimiento y su seguridad.
A Erytheia se le presentaba un nuevo reto. Era el cumpleaños del Amo de Mérida y Silvia y ella eran los regalos que sus respectivos Amos iban a hacer a su amigo. Una tarde con tres sumisas para Él.
Erytheia y Silvia iban vestidas de negro, ropa interior, medias y tacones. Llevaban además un enorme lazo dorado en la cabeza, dejando clara su categoría de regalo. Mérida no llevaba lazo, ella ya era Suya.
Las tres esperaban arrodilladas en la habitación, Erytheia a la izquierda, Mérida en el medio y Silvia a la derecha. Había champán, platos de perrita, fruta, chocolate y muchos aperitivos.
Cuando llegó Mérida se adelantó a quitarle su chaqueta, dejarla en su sitio, Erytheia y Silvia lo descalzaron. Se acomodó en una butaca. Con un chasqueo de dedos las tres se acercaron a cuatro patas, como buenas perras. Erytheia se colocó entre sus piernas, para chuparle la polla, mientras Mérida le comía los huevos y Silvia lo masajeaba utilizando desde la lengua hasta las tetas para ello.
No se corrió, llegado el momento colocó a Mérida sobre la cama, y le sodomizó el culo con fuerza, mientras ordenaba a Silvia y Erytheia que se liaran entre ellas para espectáculo del Amo.
A Mérida la bombeaba con fuerza y Erytheia se sorprendió de lo poco que ésta se quejaba... debería de estar muy bien acostumbrada.
Aunque la verdad es que Erytheia no estaba demasiado pendiente de como sodomizaba su Amo a Mérida, Silvia besaba muy bien y captaba su atención... más aún cuando dejó de besar su boca para centrarse en su entrepierna.
Cuando se corrió Silvia se apresuró a limpiarle la polla, mientras Erytheia se encargaba de dejar limpio el culo de Mérida.
-Tengo hambre. - dijo el Amo.
Mérida se levantó y le puso una copa y una bandeja con varios aperitivos. Los acercó a su Amo y se quedó arrodillada para facilitárselo. Mientras, Silvia le daba de comer y Erytheia preparaba la bañera.
Cuando se levantó para bañarse las dos perritas lo acompañaros. Erytheia esperaba en el baño.Él entró en la bañera. Erytheia se colocó en el borde masajeando su espalda mientras lo enjabonaba, así como su pelo. Silvia se dedicaba al pecho y los brazos, las piernas y Mérida a lo más importante, a la polla... Erytheia utilizaba las manos en el pelo, mientras que las tetas la dedicaba a la espalda... Silvia por su parte utilizaba sus pechos y Mérida... Mérida sobra decir que para limpiar la polla de Su Amo usaba la boca.
El Amo estaba tan relajado que se quedó adormilado, hasta que el agua se fue quedando fría y despertó. Al salir de la bañera las tres sumisas se turnaron para secarlo. Después el Amo las mandó a ducharse por turnos, para que Él nunca se quedara solo. La primera en ducharse fue Erytheia. Mientras Mérida se tumbó bocarriba sobre la cama, Silvia se puso sobre su cara para que le comiera el coño y el Amo se folló su coño.
La siguiente en ducharse fue Mérida, que tenía toda la cara llena de flujo de Silvia, quien al borde del orgasmo soñaba con poder frotarse para correrse, pero ninguna de las tres tenía permiso para hacerlo; solo estaban allí para dar placer.
Erytheia se colocó en el lugar que previmente había ocupado Silvia, mientras Silvia se colocaba en el que había estado Mérida. Cuando Silvia fue a la ducha el Amo estaba a punto de correrse y Erytheia se la chupó hasta que se corrió en su boca. Mérida que salía de la ducha en ese momento acudió presta a limpiarla.
Ya estaban las tres limpias cuando el Amo les dijo que se colocaran a cuatro patas con la cara en el suelo.
-Es mi cumpleaños y quiero soplar las velas.
Colocó a cada una de ellas una vela en el culo, insertada. La encendió y les pidió que cantasen cumpleaños feliz, pero que lo cantasen bien afinado... Con la postura que las tres sumisas tenían, para cuando el Amo consideró que habían cantado bien para soplar las velas, todas tenían el culo lleno de cera.
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