Erytheia tiene algunas manías que me excitan de sobremanera, casi tantas como aquellas que le corrijo... Por cada vez que deja la ropa tirada por el suelo, hay diez en las que mueve el pelo tras la oreja en un golpe de cuello que levanta el aroma a limón de su champú... Por cada vez que deja el fondo de la taza lleno de dos dedos de colacao imposibles de quitar en el lavavajillas, camina sobre sus tacones con un movimiento de candente sensualidad. Se pellizca el labio cuando se pone nerviosa, se chupa el dedo índice cuando piensa, se relame cuando bebe vino tinto y se mece cuando le gusta la comida... con el pijama se le suele escapar un pecho y cuando lee se sonríe...
Cuando me monta se le dilatan las pupilas y cierra los ojos... cuando los abre parece que me está entregando el alma y al mirarme a la cara aumenta el ritmo, como si quisiera que nos fundiesemos.
Cuando la azoto muerde las sábanas y cuando estoy acabando pide que le de la mano, para besar mis nudillos y oler mi piel, para sentirme cerca... y rompe a llorar cómo si no hubiese llorado en mil vidas.
Cuando me abraza me huele y se aprieta como si fuese a desaparecer, cuando da los besos, lo hace de verdad, con un sentimiento antiguo y cuando se deja las frases a medias mientras la follo.
Erytheia teme a veces olvidarse de mi cara y me mira como si fuese la primera vez que me ve.
Por eso es MIA.
Creo que cuando podemos mirar de " esa" manera nos ponemos ese sello tan especial. Hermosa manera de mirar por cierto...
ResponderEliminarEl privilegio de mirar con los ojos del alma
Eliminareso no va a salir bien, pero envidio el fracaso que vas a tener.
ResponderEliminarKisssss y kissss
Saldrá bien, como en todos los relatos ficticios y en todos los amores verdaderos.
EliminarUn beso