Era temprano por la tarde, llevaba todo el día poniéndome cachonda cuando me escribió un mensaje: Voy.
Y yo entré en la ducha veloz, para prepararme para Él. Ya nerviosa de pensarlo... me tenía tan dominada que la espera ya se hacía un reto personal, tenerlo todo a su gusto, perfecto.
Cuando llegó me pidió un café. Se lo serví y se sentó en la butaca. Me indicó su entrepierna mientras se lo bebía y comencé a chupar. Su polla me encantaba, lamerla y dedicarle tiempo, me excitaba. Comerle los huevos mientras lo pajeaba y provocarme arcadas mirándole a los ojos. Él bebía su café sonriente, agarrando a veces mi cabeza para marcar el ritmo.
Cuando se acabó el café me lo dio para que lo dejase en la mesita y me indicó que lo montase. Me follabas Él, desde abajo, llamándome Zorra y pellizca no mis tetas, con fuerza, mordiéndolas y jugando conmigo. Besandome para ahogar mis gemidos de puta. En un momento dado me dijo:
-Baja, pon la boca
Y sin meterla dentro, se corrió en mi boca, llenandome los labios y las mejillas.
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