miércoles, 11 de diciembre de 2019

Micrófono.

Cuando llegué a casa el Amo me hizo contarle todo lo que había visto mientras, abierta de piernas frente a Él, me tocaba, no me permitió correrme hasta acabar el relato y después de eso, me dijo que tenía que seguir espiando a Lara, que debía poner un micrófono en su despacho. 

A la mañana siguiente, cuando vi a Lara desayunando en la cafetería con el jefe me sonreí, ahora yo conocía su secreto mientras que ellos no conocían el mío. Me apresuré a subir y coloqué el micrófono que me había dado el Amo, todas las grabaciones llegaban directamente a mi portátil y podía escuchar las que quisiese.  Después de eso salí y me fui a la zona común, me pedí un café y me puse a charlar con algunas compis. Lara pasó mientras charlábamos y nos lanzó una mirada de desprecio infinita. 

"Algunas son perras incluso cuando no van a cuatro patas". - dije inconscientemente. Ella aceleró el paso y vi como, mientras se cerraban las puertas del ascensor, me miraba con odio. Después me di cuenta de que quizás había sido un comentario bastante imprudente, que le había podido hacer intuir que yo sabía algo sobre ella pero, me sentía poderosa y fuerte conociendo su secreto. 

La mañana pasó así, cada vez que Lara entraba en el despacho del jefe yo sonreía, y cada vez que el jefe hacía el camino inverso también, una de las veces incluso le guiñé un ojo a Lara, como diciendo: "tía tranqui, que si vuelves sin pintalabios yo te aviso". 

Cuando llegó la tarde, en casa, me puse a escuchar las conversaciones que Lara había tenido ese día. Me di cuenta de que, a pesar de su altivez, apenas había vivido la mitad de las cosas que yo había experimentado con mi Amo. Hubo muchas conversaciones que no tenían absolutamente nada de interesante pero, hubo un par de ellas que me pusieron cardíaca, la primera fue una cuando entró el jefe.

- Vamos a ver puta, leeme lo que escribiste ayer.
-Sí, Jefe. "Un sabado cualquiera, fuimos a un local, allí todos le conocían, tenía muchos amigos. Cuando entramos me ordenó arrodillarme y me colocó una correa al cuello, me paseó así por el local, me dijo que fuese obediente y que me callase, que no quería escuchar ni siquiera mi respiración. Mientras paseábamos por el local todos los hombres allí me tocaban el culo, magreándolo, me di cuenta de que era la única mujer que estaba allí. De repente usted se paraba, me alzaba por el pelo y me colocaba con las piernas abiertas y las manos sobre la cabeza, como cuando me inspecciona. Me quitaba el vestido, rompiéndolo con unas tijeras y me dejaba allí en el centro, se pedía una copa y varios hombres se acercaban a manosearme y pellizcarme las tetas, me hacían daño pero usted no me había permitido hablar, gemir ni mucho menos quejarme. Después de un rato me ataba u me colgaba del techo, con una escalera me colocaba varias velas y me dejaba allí como lámpara del local. Yo le veía charlar con sus amigos de copas y pensé que se había olvidado de mi. Al final de la noche me bajaron y usted, atada como estaba, me colocó un abrigo por encima y me sacó hasta llevarme a su coche, me metió en el maletero y me llevó a casa, al llegar me azotó y me folló el culo, me desató y me dejó durmiendo en el suelo mientras se acostaba en mi cama."
- ¿Tú callada y dejándome bien delante de mis amigos? Si solo eres una puta quejica... mucho tienes que aprender para que yo pueda llevarte con personas decentes... ni como mobiliario me servirías.
-Tiene razón Jefe.
-Pues claro que la tengo.

Me di cuenta de que Lara fantaseaba con cosas que yo ya había vivido, ser cedida o prestada, manoseada por muchos hombres, inmovilizada, usada como mueble... todo eso lo había experimentado yo ya con mi Amo. Supe que, si me acercaba a ella, podría jugar con sus fantasías y con las debilidades del Jefe para mi beneficio y especialmente, para el beneficio del Amo... Tenía que pensar como iba a acercarme a ella.

La segunda conversación fue aún mejor, después de la comida el jefe entró enfadado en el despacho de Lara y al poco rato salió aun más enfadado, Lara se apresuró a seguirlo al despacho, cuando escuché la conversación me di cuenta a qué se debía.

"Ayer tuviste una conversación muy bonita con tu amiga Lorena ¿No? Así que entregas tu trabajo tarde para que te azote y correrte como una puta zorra. Muy bien. si ese es tu juego puedes irte, comprarte un vibrador y jugar sola. Ya te dije que esto no es un juego, que si quieres ser mía te lo tienes que tomar en serio. Esta noche quiero que me escribas una redacción sobre los motivos por los que quieres continuar, mañana me la dejarás a primera hora sobre la mesa, si veo que no me la entregas o tus motivos no me convencen se acabará todo aquí, volverás a ser una simple empleada. Ah y si quieres seguir siendo mía, nada de sexo, azotes y mucho menos orgasmos hasta nuevo aviso. Vete."

Se escuchó un portazo y me di cuenta de que, el día siguiente podía ser decisivo. 

1 comentario:

  1. Una falta la manipulación para obtener beneficio/placer tomando atajos.
    Buen relato 💓

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