Dicen que todos tenemos una persona especial que se mete bajo la piel y no se va. A veces, cuando estoy con mi pequeña pizpireta durmiendo la siesta, mi perrita inquieta, besa mis pies. Los lame y le da besos pequeñitos... yo recuerdo entonces esa frase y pienso que bajo mi piel está escrito su nombre, el nombre de mi preciosa propiedad, mi bello tesoro.
Erytheia lleva unos días tristona... ella disimula y se hace la fuerte, pero yo sé que llora cuando se queda sola. Le he pedido que venga a casa unos días, necesita mimos y sé que no los quiere pedir porque eso sería demostrar que no está bien.
Esta noche le he pedido que se pusiese lo que había sobre la cama para cenar. Era una pequeña sorpresa, sé cuanto ansiaba un vestido con la falda de tul. Es blanco, la parte de arriba una blusa atada al cuello, con el escote abierto y sin espalda. Unos tacones morados, un lazo para el pelo. Ha aparecido toda ilusionada, casi a brincos y eso es buena señal; mi niña Erytheia da pequeños brincos inconscientes cuando está de buen humor. Ha girado sobre si misma.
-Le amo, mi Señor. - me ha dicho mientras me abrazaba. Me ha besado en los labios.
He puesto música.
-Baila, Erytheia, baila.
A mi niña Erytheia le encanta bailar. La veo moverse por la cocina, mientras termino de preparar la cena, un plato que le encanta; parece que flota. Abre la nevera y sirve una copa de vino. Bebe y me deposita el contenido en la boca, a través de un beso en los labios.
-Vamos a cenar pequeña. -le digo.
Ella sirve los platos y me echa más vino. Está atenta a mí, está mimosa.
Cuando acabamos le doy un sorbete de limón y le digo que me espere en el salón. La encuentro comiendo sobre la alfombra. No tengo remedio, me enciende su belleza. La agarro y le follo la boca. Se traga mi leche.
-Saladita. - me dice. Y yo carcajeo. La primera vez que se tragó mi semen le pregunté que le había parecido y ella dijo eso:" Zaladita!" Con esa voz de niña que pone cuando quiere ganarme. Ella rie también, me alegro. Y en un susurro digo.
-Rie, Erytheia rie.
En brazos la llevo a la cama. Gatear estropearía el precioso vestido que lleva puesto.
Allí la desnudo y le pongo un antifaz. Juego con ella, con sus pezones. Se estremece.
La giro y la azoto con el cinturòn, siento como gime. Dejo caer una gota de cera en su culo y muerde la almohada. Despacito le acaricio las nalgas. Una vez bocarriba la penetro lento. Que bonita está excitada.
Escucho con voz ronca, como me pide permiso para correrse y yo le permito dejarse llevar. Verla desemboca mi orgasmo, me corro abundante dentro de ella. Quedamos extasiados sobre la cama. Se le cierran los ojitos.
-Duerme Erytheia, duerme.
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