Llevo toda la mañana cocinando y limpiando, vienen los amigos de mi Amo con sus sumisas... tres para tres... Entremeses diversos, crema de verduras solomillo con patatas a lo pobre y tarta de queso. Mi Amo me ha dicho que cocine de sobra, pero no sé cual será nuestro papel.
Llega pronto, ya está casi todo listo y me pide que me vista con ropa que ha dejado sobre la cama. Un body negro con encaje que sube desde los laterales hasta casi mis pezones. Una falda de tablas negras que se suelta con dos corchetes. medias negras y tacones negros altos. El pelo recogido en una cola alta y mi collar... el que solo me ponía en momentos muy concretos.
-Nena, ya sabes... eres mi reflejo... pon los entremeses en la mesa y ponme una copa de manzanilla mientras esperamos.
-Señor... ¿Cuantos platos pongo?
-De momento pon tres y deja otros tres preparados.
Se acercó y me besó la frente.
-¿Nerviosa?
-Un poco Amo, nunca han venido a casa...
-Tranquila perrita, yo confío en tí. ¿Tú confías en mí?
-Más que en mi misma Amo.
-Pues venga, ve a hacer lo que te he dicho. - me besó en los labios y con un azote suave me encaminé hacia la cocina.
Cuando acabé me coloqué a sus pies, mientras que Él terminaba con tranquilidad su copa,
Llamaron al timbre y me indicó que fuese a abrir.
Los amigos de mi Amo venían vestidos con camisa y vaqueros, de forma informal; las sumisas, cuando se quitaron los abrigos también llevaban conjuntos parecidos a los míos.
Fui a servirles a ellos sus copas, junto con algunos frutos secos y aceitunas. Las sumisas se encontraban a los pies de sus Amos y cuando les serví el mío me indicó que me colocase junto a Él. Charlaban sin dedicarnos demasiada atención. Nosotras escuchábamos sabiendo que no debíamos intervenir... En otras ocasiones había sido más informal, pero hoy estaban serios. Era importante saber estar en esa situación.
-Nena, termínate esto y rellénamelo.
-Sí Amo. ¿Quieren los Señores otra copa?
- Mejor perrita trae la botella.
-Si Amo.
A gatas llegué hasta la cocina. Cogí la botella y volví caminando. Mi Amo había sido claro en eso, podía levantarme cuando llevase algo en la bandeja... No quería estropicios ni dolores inútiles.
Serví a los invitados, vacié la copa de mi Amo bebiéndomela, tal y como Él me había dicho y le serví. Me arrodillé dejando la botella sobre la mesita a mi lado. A mi Amo no le gusta eso de que mantenga la botella entre las manos para servir; el vino se calienta.
Estaban charlando cuando mi Amo dijo:
-Vamos a comer.
Se levantaron y fueron a sentarse. Nosotras gateamos hasta la cocina.
Mérida cogió el albariño y fue a servirles las copas. Yo terminé de calentar el plato principal con ayuda de Silvia.
Fuimos sirviendo cada una al lado de su respectivo Amo. Comieron tranquilos, nos tocaban a cada rato, yo me quedé sin falda al poco rato. A Mérida su Amo le había abierto el body por abajo y lo había sujetado de manera que tenía el coño completamente accesible y Silvia tenía los pechos fuera.
Cuando servimos los postres mi Amo me quitó el body dejándome con las medias y los tazones. Me indicó que entrase bajo la mesa y comencé a chupársela.
Mérida y Silvia estaban igual que yo. A un gesto de nuestros Amos cambiamos hacia la derecha y así fuimos girando cada cierto rato hasta que se corrieron en nuestros pechos.
Nos limpiamos entre nosotras, siendo muy cariñosas, como ellos nos exigían. Después los Amos se sentaron en el salón con una copa cada uno. Primero se levantó Mérida. Se colocó en el centro del salón con las piernas y brazos abiertos. Su Amo, con tranquilidad se acercó a ella. Con cuerda fue atando su cuerpo, los pechos, la vagina. Los brazos sobre la cabeza, La tumbó sobre la mesa y flexionó sus piernas, dejándolas muy abiertas.
-Toda vuestra caballeros.- dijo.
Mi Amo fue el primero en levantarse. Recorrió con un dedo su vientre y lamio sus pechos. Los endureció. El Amo de Silvia se levantó y pinzó los pezones de Mérida.
Mi Amo se colocó y comenzó a follarla.
-Silvia, cómele los huevos
Silvia se colocó tras mi Amo y comenzó a comerle los huevos, ensalivándolos bien, llegando hasta el culo.
El Amo de Silvia se tumbó desnudo sobre el sofá.
-Perra, móntame. - me indicó.
Me coloqué sobre Él y comencé a penetrarme con fuerza, moviéndome en círculos... yo sabía que a él le gustaba con cierta violencia...
Pronto sentí como el Amo de Mérida comenzaba a dilatar mi culo con un par de dedos. No tardó en penetrarme. Me sentí completamente llena.
Solo nos podíamos correr con permiso de nuestro Amo. Silvia se tocaba a indicación del suyo, que por la cercanía de nuestros cuerpos la acariciaba con fuerza.
Mérida fue la primera en pedir permiso, depués lo pedí yo y Silvia no tardó mucho en hacerlo. A las tres nos contestaron lo mismo. "cuando se corran los señores que te están usando perra."
Mérida y Silvia explotaron a la vez, cuando mi Amo se corrió dentro de Mérida. Silvia se encargó de dejársela limpia. Para mí no fue tan sencillo, tuve que esperar a que ambos se corrieran... y pensaba que no aguantaría, pero lo logré. Limpié la primera polla que me pusieron en la boca; Mérida limpió la del Señor de Silvia.
Estábamos rendidos. Nos colocamos de rodillas ante nuestros Amos, pero ellos tuvieron el mismo gesto, nos abrazaron meciéndonos sobre ellos.
Así estuvimos el resto de la tarde, charlando...se fueron después de tomar café.
-Muy bien nena, lo has hecho muy bien.
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