viernes, 1 de enero de 2016

Recuerdos futuros

A Erytheia le acababa de follar el culo su Amo, aún lo tenia dolorido y abierto, los pezones y los labios hinchados, la respiración no había terminado de calmarse y su garganta tenia la textura característica del sémen.  El Amo dormía agarrado a ella, protegiendo su posesión con fuerza y si ella se movía un poco, el apretaba más. A veces una mano acariciaba su costado y bajaba hasta su culo, se quedaba ahí un rato y volvía a abrazarla por las caderas. Erytheia se sentía en el mismo paraíso,  follada, besada, dominada y querida. Pensaba en años atrás,  en su primer encuentro, tras presentarlos una amiga en la cafetería charlaron un tiempo y su amiga, tras decirle a Erytheia que ambos compartían ese sentimiento perversamente placentero, les concertó una cita. Ella estaba nerviosa, muy nerviosa de pensar que se encontrarían aquella noche. Había salido tarde de una reunión importante, se había arreglado con prisa y muerta de miedo, se había dirigido al lugar. Vestía una falda azul plisada de vuelo camisa a rallas y tacones a juego. El azul le transmitía suerte. Cuando llegó Él estaba allí con esa sonrisa tranquila y segura... A Erytheia le temblaban las piernas. ¿Y si todo iba mal? Aunque su verdadero miedo residía en qué ocurriría si todo fuese bien ¿Estaría ella a la altura de las circunstancias?  Él se levantó y le dio dos besos. Ella se puso colorada cuando Él le ofreció sentarse. Pidió un refresco, porque se encontraba muy acalorada y cuando dio el primer sorbo, se sintió una niña al comparar su gaseosa con la copa de vino tinto que tomaba Él.

Él, que había notado el temblor de su mano, la tranquilizó preguntándole por la reunión, llevando la conversación a la cotidianidad de Erytheia, le dijo sin palabras que todo estaba bien. Descubrió de Él que apartaba los guisantes de la ensaladilla, que cuando sonreía se le formaba una arruguita entre las cejas y que odiaba las cremas de verdura. Charlaron de todo, de nada. Erytheia pidió un vino para cenar y pudieron brindar por una noche que olía a comienzo. Erytheia, que tenía miedo a la necesidad de salir huyendo, se encontró de repente al temor de que echaran el cierre del local. Nunca nadie le había transmitido la tranquilidad que Él le transmitía, nunca nadie la  habia mimado tanto al pasarle un trozo de pan.

Erytheia piensa en el camino, no ha sido fácil ambos han trabajado mucho, ella superando sus miedos, Él cultivando una paciencia infinita  pero solo hay que mirarlos ahora, ÉL Amo, acabado de despertar, gira a Erytheia, la besa en los labios y agarrándola del pelo, la guía hasta su pene ese que Erytheia hace ya tiempo aprendió a chupar con adoración.

El miedo a empezar existe, pero peor es el miedo a no continuar.

3 comentarios:

  1. Vivimos con demasiado miedo
    Me gusta tu blog, feliz año

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tienes razón.

      Muchas gracias y feliz año.

      Un beso!

      Eliminar
    2. Tienes razón.

      Muchas gracias y feliz año.

      Un beso!

      Eliminar