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martes, 3 de enero de 2017

El polvo que moldea.

Siempre fui una estrella perdida... polvo flotando en la galaxia, intentando brillar, intentando ser algo más que polvo del universo. Y entonces, un día, apareció usted, que unió todo el polvo, que me esculpió, que se convirtió en mi maestro, en mi guía.


Lost stars

Un vestido azul, unos tacones color nude, el pelo suelto, mis tirabuzones al viento y Usted sujetando con fuerza mi mano. Sushi para cenar... vino blanco cayendo por mi canalillo y Su lengua rápida recorriendo mi pecho.
-No te manches aún, putita, tenemos que ir a muchos sitios más.

Después de la cena, chocolate y vamos a bailar.

Gin tonic y rives rosa con limón.

El centro de la pista, todo para mi.

Hace tiempo que aprendí a bailar. Bailo bajo las estrellas, sobre las nubes, marcada por Su ritmo, vigilada por Sus ojos. Desde la barra me contempla. Se acercan dos o tres... pero yo no los veo... tengo la mirada fija en Usted.

Me agarra fuerte de la mano. Salimos del local. Caminamos despacio, me para en los escaparates y me toca las tetas mientras miramos el reflejo. Me besa.

Las calles de Madrid no conocen nuestra historia...

En el local le esperan Sus amigos... me cohíbo un poco, pero Usted me agarra fuerte y me siento protegida entre sus manos. Soy Suya.

Saluda y pide una copa. Me presenta, sonrío y me sale la timidez que nadie se cree... pero existe.

-Ahora venimos.

Me agarra la mano y me lleva a una habitación.

-Puta, que cachondo me tienes. Quítate ese vestido.

Me desnudo, me recreo en excitarlo aún más...

Se quita la correa y se desabrocha un poco el pantalón.

-Quítame la camisa.

Mis dedos recorren los botones con rapidez.

Me ata de espaldas a una cruz al fondo de la habitación.  Abre la puerta y mi culo queda a la vista de varios. Sus amigos se acercan. Algunos entran y se sientan en los sofás.

Una fina vara, mi culo siente el primer golpe.

-Uno




-Dos




-Tres



El ritmo es cambiante, la intensidad también y eso me excita... me acaricia el culo y mete dos dedos en mi coño.  Los acerca a mi boca, se los dejo limpios.

-Estás mojada zorra.

-Con usted siempre, Amo.

Suelta la vara, me desata y me vuelve a atar de frente. Pone unas pinzas en mis pezones. Con una fusta azota mi coño y mis tetas, gimo, mezclando el dolor y el placer... No me gusta el dolor... pero estoy excitada, Su poder, mi entrega y el público, me excitan.

Me suelta, me arrodillo y me folla con fuerza la boca. No se corre, me sube a una mesa y a cuatro patas, la mete en mi culo.

-Córrete puta, ahora.

Me corro y la saca de mi, se corre en mi espalda.

Me pone el vestido, sin limpiarme y me saca de allí. Subimos al coche.


-¿Has disfrutado?

-Mucho Amo, Gracias.

-Venga, vamos a seguir.

Cuando los semáforos se ponen en rojo, se saca la polla y me agarra la cabeza, me provoca arcadas.

Llegamos a su casa. Entro a cuatro patas... Por suerte, son las cuatro de la mañana y no habrá vecinos...

Me desnudo en la puerta y continuo a gatas.

-Directa al baño, no vayas a manchar mi cama.

Me ducha a cuatro patas y llena después la bañera. Se mete y me indica que me siente sobre Él, la tiene dura.

-¿Como tienes el coñito? ¿Te duele?

-Un poco Amo.

-Bueno, te jodes... muévete puta.

Me muevo como a Él le gusta, mientras cierra los ojos en la bañera.

-Más rápido, me voy a correr, trae tus tetas.

Mordiéndome los pezones se corre, yo estoy excitada, pero ya he tenido un orgasmo hoy...

Me levanto y le doy su albornoz. Lo ayudo a secarse y me seco yo.

Nos tumbamos en la cama, desnudos.

Me abraza y me tapa.

-Vamos a dormir princesa.

-Buenas noches Amo.

-Buenas noches Erytheia.






viernes, 1 de enero de 2016

Recuerdos futuros

A Erytheia le acababa de follar el culo su Amo, aún lo tenia dolorido y abierto, los pezones y los labios hinchados, la respiración no había terminado de calmarse y su garganta tenia la textura característica del sémen.  El Amo dormía agarrado a ella, protegiendo su posesión con fuerza y si ella se movía un poco, el apretaba más. A veces una mano acariciaba su costado y bajaba hasta su culo, se quedaba ahí un rato y volvía a abrazarla por las caderas. Erytheia se sentía en el mismo paraíso,  follada, besada, dominada y querida. Pensaba en años atrás,  en su primer encuentro, tras presentarlos una amiga en la cafetería charlaron un tiempo y su amiga, tras decirle a Erytheia que ambos compartían ese sentimiento perversamente placentero, les concertó una cita. Ella estaba nerviosa, muy nerviosa de pensar que se encontrarían aquella noche. Había salido tarde de una reunión importante, se había arreglado con prisa y muerta de miedo, se había dirigido al lugar. Vestía una falda azul plisada de vuelo camisa a rallas y tacones a juego. El azul le transmitía suerte. Cuando llegó Él estaba allí con esa sonrisa tranquila y segura... A Erytheia le temblaban las piernas. ¿Y si todo iba mal? Aunque su verdadero miedo residía en qué ocurriría si todo fuese bien ¿Estaría ella a la altura de las circunstancias?  Él se levantó y le dio dos besos. Ella se puso colorada cuando Él le ofreció sentarse. Pidió un refresco, porque se encontraba muy acalorada y cuando dio el primer sorbo, se sintió una niña al comparar su gaseosa con la copa de vino tinto que tomaba Él.

Él, que había notado el temblor de su mano, la tranquilizó preguntándole por la reunión, llevando la conversación a la cotidianidad de Erytheia, le dijo sin palabras que todo estaba bien. Descubrió de Él que apartaba los guisantes de la ensaladilla, que cuando sonreía se le formaba una arruguita entre las cejas y que odiaba las cremas de verdura. Charlaron de todo, de nada. Erytheia pidió un vino para cenar y pudieron brindar por una noche que olía a comienzo. Erytheia, que tenía miedo a la necesidad de salir huyendo, se encontró de repente al temor de que echaran el cierre del local. Nunca nadie le había transmitido la tranquilidad que Él le transmitía, nunca nadie la  habia mimado tanto al pasarle un trozo de pan.

Erytheia piensa en el camino, no ha sido fácil ambos han trabajado mucho, ella superando sus miedos, Él cultivando una paciencia infinita  pero solo hay que mirarlos ahora, ÉL Amo, acabado de despertar, gira a Erytheia, la besa en los labios y agarrándola del pelo, la guía hasta su pene ese que Erytheia hace ya tiempo aprendió a chupar con adoración.

El miedo a empezar existe, pero peor es el miedo a no continuar.

jueves, 12 de noviembre de 2015

Él y su capricho.

Llego sosteniéndome milagrosamente sobre mis nuevos tacones negros a su casa. Mi vestido gris se adapta a las curvas de mi cuerpo. Toco el timbre y me arrodillo... Abre la puerta y me invita a pasar. Gateo tras su paso.  
-Has llegado pronto.

Se vuelve a sentar a cenar, me dijo que viniese cenada. Cuando acaba, lleva los platos a la cocina, yo me mantengo en un rincón, arrodillada, llevo puesto el collar, los tacones y el tanga.

Me agarra por la coleta y me tumba sobre la mesa. Abro las piernas y me ata a las patas. trocitos de fruta sobre mi cuerpo y vuelca un poco de crema de chocolate en mi vientre. 

Saborea tranquilo el postre. De vez en cuando pone chocolate en mi boca y me besa. 

Cuando se acaba la fruta me lame. Desata mis piernas y las levanta hasta atarlas junto a mis brazos. 

Me enseña la vara y sonríe. 

Me azota y yo los cuento en voz alta.

-uno, dos, tres... quince.... veinticinco... treinta.... cincuenta...

 Estoy en su mundo, ya no existe nada más que Él y su placer. Tengo las nalgas y los muslos rojos, llenos de rallas. Lloro a moco tendido... 

Me desata y me lleva a rastras hasta la habitación... allí entro en la ducha. 

Orina sobre mi, sobre todo mi cuerpo... trago algo, aunque en general no lo enfoca a mi boca. 

Abre la ducha y me lava, rápido y sin miramientos. 

Me saca y apoya mi torso sobre el lavabo. 

Entra en mi culo y me folla, embiste con fuerza y lo saca para entrar en mi coño, alternando mis agujeros. 

Acaba girándome y arrodillada, se derrama en mi boca. 

Me lleva en brazos a la cama.

Me deja allí tumbada y cuando vuelve pinza mis pezones, ya duros. 

Con los pezones pinzados juega con diferentes vibradores en mis agujeros. 

-Córrete todo lo que puedas, zorra. 

Me corro, me corro, me corro y me vuelvo a correr... acabado absolutamente agotada... pero consigue arrancarme tres más. 


Cuando quita las pinzas y me masajea comienzo a relajarme. Deja los juguetes en la mesilla y me tumba sobre Él. llena mi cuerpo de crema y lo masajea. 

-Duerme Erytheia

Y yo, rendida, obedezco. 

jueves, 5 de noviembre de 2015

Tos tos tos

Estoy muy malita, ocho mantas por encima y una tos asquerosilla que no me abandona. Yo, por supuesto en todo mi esplendor... moño deshecho, camiseta de pijama, braguitas de algodón y una cara que recuerda a la novia cadaver...

Él entra en casa, tiene llaves para cosas como esta. Aparece con un vaso de leche calentita con miel, que me obliga a beber despacio aún sabiendo que no me gusta la leche. Me toca la frente... estoy un poco destemplada, pero nada preocupante. Me besa la frente y se sienta al otro lado de la cama, acurrucándome sobre su regazo. Me hace cosquillitas acariciándome la cara y la cabeza... me  arropa y me susurra al oido hasta que me duermo de nuevo.

Cuando despierto sigue ahí, velando mi sueño, cuidando de mí y sé que con Él protegiendome nada malo puede pasarme.

martes, 27 de octubre de 2015

Pizza pasión vino y chocolate.

Después del diluvio de ayer, cuando llegué a pensar que mi trabajo se inundaría el día amaneció iluminado... pero hubiese dado igual, porque mi noche había sido tan maravillosa  que ni siquiera un granizo sin chaqueta habría enfriado mi ánimo.

Después de tratar de organizar las próximas entregas de forma que beneficiase a toda la plantilla (yo, con lo poco que me gusta mandar) había llegado a casa completamente agotada. 

Él llegó una hora más tarde, después de que a mi me hubiese dado tiempo a ducharme y recoger la casa. Estaba en la sala de estar, tumbada en el sofá y tratando de relajarme. Tocó la puerta, entró y me besó en los labios. 

Fue directo al baño, mientras yo lo seguía a cuatro patas, como él me había indicado. Se duchó mientras yo le servía de perchero sujetando su toalla.  Cuando salió me dio un capricho, pidió pizza por teléfono... lo cual indicaba que yo debía tener un aspecto más cansado del que creía, porque mi Amo no solía concederme comer comida rápida. 

Él se había quedado desnudo y hacía rato que yo me había derecho de mi vestido.  Me llevó a la habitación y me tumbó sobre la cama. Habíamos comprado un lubricante que sabía a yogur de fresa. Me embadurnó las tetas e hizo lo mismo con su polla. Comenzó una lenta cubana, a su gusto, despacio; besándome lentamente mientras lo hacía. Se corrió en mi cara y me colocó su polla en la boca para dejarla bien limpia. Me encantaba el sabor de su semen mezclado con el yogur de fresa. A su vez Él lamía mis pechos... Lo cierto es que ese lubricante podríamos habernoslo comido a cucharadas. 

Cuando se la dejé limpia me pidió que pusiese una copa de albariño. Él puso también, dentro de un bol pequeño, puso también un poco de albariño. Se sentó en el sofá con su copa. Yo, a sus pies bebía como una perrita. Puso la televisión, mientras veía las noticias jugaba con su pie en mi coño. 

Sonó el timbre. Me echó una manta por encima y me dijo que me estuviese quieta. Se puso su pantalón y fue a abrir.  

Anda perrita, traete un par de platos.  Me colocó un cojín en el suelo y me permitió comer con las manos y beber de un vaso. 

La verdad es que es maravilloso hablar con Él, es imposible aburrirse. 

Después de cenar, mientras Él veía un rato la televisión, limpié los platos y llevé al salón el tarro de nutella. Me dediqué a mi postre favorito, nutella con la polla de mi Señor.  La tenía muy dura cuando me alzó y me subió a cuatro patas sobre el sofá. Me folló con dureza, jugando con mi clítoris. 

-¡Córrete zorra! ¡Córrete! 

Exploté, por supuesto, solo me hacía falta su voz para estallar. Caí sobre el sofá mientras Él llenaba mi espalda con su semen. 

De un azote me mandó a la ducha. 

Cuando acabé estaba en la cama. Me indicó que me tumbase a su lado y hoy me he despertado abrazada a Él. 

viernes, 23 de octubre de 2015

Cuidar y compartir... nuestro juego.

Usted sabe verme dentro y cuando nos encontramos para desayunar ve que estoy sensible. Nos sentamos y me pide un café con un chorro de chocolate blanco y mucho dulce. Nos sentamos en un sofá arrinconado de la cafetería. Usted apoyado en toda la esquina izquierda y yo sobre usted. Me siento mimosa. Tenemos una hora más, cuando salimos de la cafetería... el café y usted me calman los miedos. Paseamos hasta un parque, a estas horas está desierto. Usted me va besando poquito a poco, los labios, la barbilla, el cuello y va descendiendo por mi escote. En un rincón escondido del parque levanta mi falda azul, esa que compramos en una tienda de Chicago hace tres veranos.... cualquiera diría que este es nuestro cuarto invierno juntos... que llevo cuatro inviernos siendo completamente suya.

En la esquina escondida levanta mi falda y entra dentro de mi, suave, despacio y va aumentando el ritmo embistiendo contra mis miedos, arremetiendo contra mi melancolia. Y me siento suya, protegida. Me da permiso y nos dejamos llevar a la vez y parece que su semen en mis entrañas va curando mis heridas abiertas.  Y es precioso, porque es nuestro y porque solo ha hecho falta que me mirase a los ojos.

Caminamos despacio, usted me abraza y no me deja sentirme sola, me mima me besa y me inunda de su olor. Hoy lo  tendré aún más presente cuando nos separemos.

Para a comprar una flor y la corta para ponerla en mi pelo. Me besa y me eleva. Se autoinvita a dormir esta noche en mi cama y yo agradezco afortunada dormir esta noche entre sus brazos. Nos despedimos, pero es solo un rato.

Así, tal y como me cuida, es usted campeón en este juego nuestro de compartir la vida.

sábado, 26 de septiembre de 2015

Es un juego.

Es un juego: Tu me obedeces y yo te cuido. Es un juego: Yo me entrego y usted me protege.
Juguemos, encontrémonos en lugares que nadie conoce... en lugares que no existen... Convierta nuestro encuentro en una visita a un mundo paralelo... ayúdeme a olvidarme del mundo... Con un simple dedo...


Él acaba de despertar... yo he dormido poco... Aún me cuesta acostumbrarme a sus agarrones dormido... a su forma inconsciente de dominar, de poseer...

-¿No puedes estarte quieta? menuda me has dado... mala.
-No soy mala.

Un dedo, con un dedo me tiene derrotada, me hace cosquillas, con un solo dedo, como pequeñas punzadas mientras me dice, riendo:
-¿Le dices que no a tu Amo? te estás buscando castigo divino!

Pero yo sé que no es verdad, porque se ríe y tiene la voz cariñosa, la que me gusta... y huele a ternura y sé que puedo reirme con las cosquillas, porque está jugando... y me domina de esa forma tan sana y tan infantil... y una parte de mí sabe que soy un poco más suya... que así me gana.

Se levanta y se va a hacer café. Es la única persona que supo cogerle el toque de azúcar que a mí me gusta a la primera. Me llama desde la cocina y gateo a su encuentro. Se sienta en el sofá y me coloco a sus pies. Me da la taza de café y un trozo de bizcocho.
-No tengo mucha hambre Señor.
-Cómetelo

Charlamos, así, con la taza de café calentando mis manos y su presencia calentando mi cuerpo.  Al rato se levanta y se lo lleva todo a la cocina. Cuando vuelve trae una lata de gominolas en las manos. -¿Te gustan?
-Si Señor.
-Bien.
Pone un antifaz en mis ojos y me da la lata abierta.

-Vamos a jugar pequeñita. Tú eliges una gominola, me la enseñas y te la metes en la boca. A ver si adivinas el color.
 No fue fácil, las rojas me sabían azules, las amarillas blancas y las naranjas, que estaba segura de poder distinguir porque generalmente tenía un sabor más fuerte, no me tocaban nunca.

-Vamos perrita... si lo consigues te doy polla.

En ese momento... no sé que me pasó... pero me bastaron dos segundos para decir, con toda la seguridad del mundo:
-Verde!
y mi Amo solo fue capaz de responder:
-Serás zorra... ahora tengo que darte polla.

Me reí con ganas... lo cierto es que estaba orgullosa de mi triunfo. Apoyé mi cabeza en su pierna, jugueteando con su vello... era una manía que el me permitía conservar... creo que le gustaba...
Estuvimos un rato así, hasta que me agarró la cabeza y me dijo:
-Anda ven aquí.
 Abrí la boca y me la tragué toda, buscando conseguir su semen, tragarlo, que fuese mío... era una carrera y yo tenía que ser la mejor... al fin y al cabo, estábamos jugando.

miércoles, 16 de septiembre de 2015

Que yo te velo.

Me acariciaba el pelo... tumbados en la cama, Él semi sentado, yo sobre su vientre medio dormida. Había sido un día duro en el trabajo... tenia una compi que ARG... y Él me decía: "se tolerante... no te sofoques... el disgusto te lo vas a llevar tú si no..." Tenía razón, como siempre... pero era dificil. Yo había llegado a las seis a casa, había recogido un poco y me había quedado dormida, quince minutos, luego apareció Él, con sus manos y sus mimos sanadores. Nos sentamos primero a ver una peli... pero claro, Él tan cerca, sus manos acariciandome tranquilamente y al final acabé entre sud rodillas... y su polla acabó entre mis pechos. Arriba y abajo, con la lengua lamiendo la punta... como a Él le gustaba, con la presión exacta... se corrió y de mis pechos lo recogí con los dedos para lamerlo.

En el sex shop de mi barrio habíamos comprado un lubricante con sabor a nubes de caramelo riquísimo, el mismo que yo había usado para hacer la cubana. Él lo cogió y me llevó a la habitación. Poniendo un poco sobre mi ombligo comenzó a masajearme con Él, el cuello, los pechos, el vientre, el pubis... Hasta que comenzó a entrar con sus dedos, haciendome vibrar. Sabía como excitarme en segundos. Pronto sus dedos fueron sustituidos por su polla. El bombeo  frenético explotó en un orgasmo a dúo que debió sonar en todo el bloque...

Me llevó a baño, nos duchamos juntos, mutuamente.  Cenamos ensalada ligerita y nos metimos en la cama.

Me acariciaba el pelo... tumbados en la cama, Él semi sentado, yo sobre su vientre medio dormida... cuando Él vio que se me cerraban los ojillos me dijo aquella frase que ya escuché una vez...

"Duerme peque, que yo te velo."

Él no lo sabe, pero la chica fuerte que yo me considero se rindió a sus pies tras oir por primera vez esa frase de su boca.

jueves, 27 de agosto de 2015

De apuestas y justicia...

Nos habíamos quedado dormidos después de comer, Él cansado de trabajar... yo, más afortunada, de hacer largos en la piscina. Bocabajo, desnuda, comencé a notar unos dedos masajear mi cuello, dejé escapar un sonido gutural de puro placer... bajó por la espalda, olía a fresa y supe que era el lubricante que yo había comprado un par de semanas antes. Hacía círculos a lo largo de mi columna, si se acercaba mucho a las caderas me hacía cosquillas y se me escapaba alguna risita, recién levantada y me estaba relajando tanto que podría haber vuelto a dormirme.
Cuando llegó a mi culo se afanó en amasarlo. Llegado el momento, como me imaginaba lo sentí acercarse a mi ano... haciendo círculos con los dedos. Introdujo uno, después fue añadiendo más, hasta tres. Al final lo noté apoyar su polla y comenzar a entrar dentro de mí. Bombeaba sujeto a mis caderas, salvaje, mordiendo mi espalda, tirando de mis pezones, estimulando mi clítoris con sus dedos.

-No tienes permiso para correrte perra.

Aguanté mis gemidos, la excitación iba a más, Él azotaba mi culo y dado el momento se derramó dentro de mí.

Salió y se la limpié con la lengua. Fuimos a la ducha, Él me lavó a mí y yo lo serví a Él mientras se duchaba. Sacó mi vestido amarillo y me lo dió, me recogí el pelo en una cola alta. Se vistió y antes de salir; colocó un dildo en mi ano y un vibrador con control remoto en mi coño.

Paró en un centro comercial.

-Hace mucho que no vamos a la bolera. ¿Nos jugamos algo para que sea más divertido? Mismas reglas que en el billar.
-Vale, Amo.

Las reglas eran simples, ambos podemos desconcentrar a nuestro contrincante, la única diferencia es que yo a Él no lo puedo tocar y Él a mí sí.

-Vamos a hacerlo así. Si gano yo, esta noche cera y no te corres en dos semanas. Si ganas tú te corres como quieras y la próxima vez que cometas una falta tú elegirás tu propio castigo, sin restricciones.
-¿Trato?
-¿Dos semanas no es mucho?
-¿Lo tomas o te rindes?. - (Rendirse es considerado perder)
-Lo tomo.

La primera vez solo tiró uno. Yo tres. La segunda hizo pleno y mientras Él celebraba su victoria yo tiré y también lo logré. A la siguiente activó el vibrador y no di una, Él había tirado la mitad. Al final quedamos empate. Nunca nos había ocurrido.

-Haremos una cosa, tú eliges medio premio y sufres ambos castigos.

-Ha sido empate, no es justo.

-¿Y quién ha dicho que tenga que ser justo?

-De acuerdo Amo. Elijo correrme como quiera, si voy a estar dos semanas por lo menos quiero disfrutarlo hoy.

-Bueno. Vamos a cenar y luego eliges como correrte.

Cenamos en un bar de tapas dentro del mismo centro comercial. Compramos un helado para el camino y tal y como entramos por la puerta de casa me desnudé.

-Tienes ganas eh zorrita...
-Muchas Amo.
-¿Qué eliges?
-A cuatro patas, como un perra.
-Menuda guarra estás hecha.

Probablemente sean dos semanas muy duras... pero fue BRUTAL.
 

martes, 25 de agosto de 2015

Contagios

El otro día contaba que ocurriría si Erytheia estuviese malita. Pues bien, la cosa continuaría tal que así.

Hoy Erytheia se encuentra mucho mejor, está en casa, solita, reservandose. Suena el teléfono.

-Nena ¿Qué tal la cosa?
-Mucho mejor mi Señor, ya hoy no tengo frío.
-Me alegro. A mi me lo has pegao.
-¿De verdad?
-Sí, estoy destemplado y muy cansadito.
- Ay perdón. ¿Puedo ir para allá?
-Vente anda.

Vestido informal y para casa de su Amo. Una vez alli se desnuda, todo está calentito. Él a la cama y nada de trabajo pendiente, caldito caliente, arroparlo y dejarlo dormir. Recoger un poco su casa, preparar cremitas para estos días y esperar a que despierte. Cuando comienza a despertar ibuprofeno y oral, que esas pastillas son un rollo de tragar, mejor hacérselo agradable. Él está animado, pero no tiene fuerzas. Zumo de naranja y una perrita que ejerce de mesita, en la tele el fútbol.

Erytheia prepara un baño de rosas para su Amo, con eucalipto para abrir las fosas nasales. Todo calentito, sabanas suaves y cena recién hecha. Se duermen juntos. Ella acaba la jornada enganchada de nuevo a su polla. Él cansado y encantado.

A veces cuidar y proteger una propiedad es una acción muy similar a servir a tu dueño. Ahí está la magia. 

domingo, 23 de agosto de 2015

Un Amo que me mime

Llevo dos días destemplada, nariz congestionada, frío... un trapito soy... esta entrada será cortita por lo mismo... pero estaba yo pensando, que ocurriría si fuese Erytheia la que estuviese así. Los ojillos achinados de cansancio, frío todo el rato, mucosidad y lentitud de reflejos... su Amo Andrés iría a su apartamento a cuidar de ella, la mandaría a la cama, con un camisón y la taparía bien. Le prepararía una cremita de verduras que la reconforte y se sentaría en la cama. Erytheia se quedaría dormida con la cabecita apoyada en su pierna, mientrad Él juega con su pelo, satisfecho porque su perrita enfermita se lo ha comido todo sin quejas. Cuando se despertase Él le tomaría la temperatura, la abrazaría y leería para ella con voz suave. Cuando ella se sintiese mejor, la bañaría lento, acariciando su cuerpo despacito mimando a su princesa perrita y la colmaría de besos mientras la seca con una toalla esponjosa.

Tan bien cuidada, Erytheia se pondría buena con rapidez y podría agradecer a su Amo tanto mimo dando buen uso a su boquita. Él, viendo fuerzas recuperadas en la perrita traviesa se la follaría con delicadez, cuidando las reservas recién recuperadas.

Quien fuese Erytheia...

jueves, 6 de agosto de 2015

Qué Bonito

1Camina por la playa hacia mi encuentro... a Él la playa le gusta así, cuando ya no queda nadie. Nos sentamos juntos en el paseo marítimo, Él huele a mar y me da besos pequeñitos por el cuello. Me lleva a casa y preparo un baño, me deja cocinar mientras se quita la sal.

Que bonito tener alguien que te quiera así, de natural.

Aparece con la toalla en la cintura y el pelo mojado. Me besa y picotea de lo que estoy preparando. Pone la mesa y nos sentamos juntos a cenar. No hablamos y nos lo decimos todo.

Me lleva luego a la cama y con calma me folla, tumbada a lo largo, con las piernas sobre su cuerpo.

Me azota y me pide que se la limpie... dice que la he dejado perdida... después se tumba a hacerme cosquillitas en la espalda y al poco tiempo siento un cojín que se coloca bajo mi estómago, su polla dura de nuevo se hace hueco en mi ano, que es suyo.

Se corre en mi espalda y me besa la boca.

Me ducho y Él sirve helado...

Que bonito que alguien te quiera tanto, que olvide hasta el postre.

miércoles, 29 de julio de 2015

En compañia

Hacía rato que no me permitía ver. Hoy me quería atenta a mi oido, al tacto de mi piel y a todas las sensaciones que recorrían mi piel.

A cuatro patas recorría su piso con soltura, no importaba el antifaz. Me había dado de comer y había cuidado de Él durante la siesta.

Ahora eran las siete y me había pedido que lo vistiese, después me había dado un vestido negro ceñido y unos tacones altos.

Me quitó el antifaz cuando aparcó el coche.

-Te lo pondré al entrar nena. ¿Confías en mí pequeñita?
-Siempre, Amo.
-No me voy a apartar de ti, vamos a conocer a unos amigos míos, también vienen Silvia y Carlos.
-¿Vamos?
-Estoy lista, cuando quiera.

Entramos en un bar pequeño, el portero encontró nuestros nombres en una lista corta y nos hizo pasar.

Me volvió a poner el antifaz y me dio ña mano. Fuimos hasta una mesa, me senté en una suave alfombra a sus pies y puso en mis manos una copa ancha. Daikiri de fresa (me conoce como nadie).  Apareció un hombre, mi Amo se levantó y yo me arrodillé esperando.

-Ery nena, ponte de pie. -Obedecí de inmediato.
-Este es Salvador, es amigo mío- me dio la mano del Señor, quien la besó con delicadeza.
-Encantado Erytheia.
-Igualmente Señor.
-Mi sumisa Clara, Erytheia.
-Encantada, Clara.-Dije cuando se me acercó a darme dos besos.
-Igualmente, Erytheia.

Nos quedamos de pie, la una al lado de la otra. Apareció en ese momento Carlos, junto a Silvia, por último me presentaron a Gonzalo y Mérida.

Entramos luego en un reservado.
-¿Recuerdas tu palabra de seguridad?
-chirimoya.
-Muy bien nena, ahora vamos a jugar un poco, mis amigos te verán. Estás preparada, eres muy buena y estoy contigo ¿Vamos?
-Iria al fin del mundo con usted, aunque no tuviese plano. Vamos.
-Perfecto princesa. Recuerda que te quiero.
-Nunca lo olvido mi Señor.

Entramos en la habitación y me ató a una cama. Comencé a escuchar musica y poco rato después sentí unas manos que me tocaban, no eran las de mi Amo, además había más de una persona acariciando mi cuerpo. Mi Amo me besaba mientras me excitaban.
-Chupa perra.
Metió su polla en mi boca y comencé a chupar con ganas, mi excitación era enorme.

-Clara. Comienza. -escuché decir.
-Silvia, derecha.
-Mérida izquierda.

Casi a la vez tres bocas se colaron en mi coño y en cada uno de mis pezones, mientras que las manos desaparecían de mi cuerpo.

Por lo que oía a las otras sumisas las estaban follando. Mi Amo se corrió poco después y todo paró. Yo respiraba agitada. De repente lo sentí dentro de mí. Me estaba follando acagarrandome los pechos.

-Córrete Erytheia. ¡Ahora! - dijo cuando yo pensaba que no aguantaría más. Me dejé llevar y grité hasta no poder más. Caí rendida. Mientras Él se apoyaba sobre mí. Me quitó el antifaz y ya no había nadie más en la habitación.

-¿Como estás mi Amor?
-Muy bien Amo... -dije con una sonrisa pícara en la cara.
-¿Has disfrutado?
-Muchísimo mi Señor.
-Perfecto. Vamos a salir, nos están esperando. Imagino que querrás verles las caras.
-Si y agua por favor mi Amo. 
-Claro mi niña.

martes, 30 de junio de 2015

Buenos días, corazón.

Esta mañana he tenido un despertar diferente, mi silencio de estos días no ha sido casual si no causal... tanta pena pegada al cuerpo que incluso mi Amo tomo cartas en el asunto, y voz en mi mundo bajo una falda. Hoy después de deshacerme anoche de mi vestido de tul y mis lagrimas amargas, pegadas al alma como el calor nocturno se pega a la nuca; he despertado de otra manera. Hacía más sol por la ventana y las manos de mi Amo sobre mi pecho aún dormido, han acabado con un invierno que duraba demasiado. La felicidad es ese instante en el que mi Señor me besa los labios con aliento a sueños y me dice lo bonita que estoy despeinada.

He bajado a besos hasta su pecho, primera parada de mi lengua, he seguido en linea recta hasta su ombligo, descanso de mis labios y he acabado ahí donde vive la inmoralidad de mis acciones, mi casa.

He lamido el tronco despacio, notando el sabor salado de la alegría. Lo he besado poco a poco, con la ternura de una mañana que huele a felicidad. Lo he metido entero en mi boca, lo he hecho crecer con mi lengua, he soplado y he notado el escalofrío que le recorría, escalofrío de calor. He jugado ahí, en el paraiso que se forma  entre sus huevos y mi lengua; hasta que al final, se ha derramado en mi boca y lo he tragado gustosa, desayuno de pasión.

Cuando he mirado hacia arriba sus ojos cerrados sonreían de placer. Le he besado los labios, que son el apartamento donde paso mis veranos y allí, refugiada entre sus brazos he vuelto a soñar mientras me hacía el amor.

-Buenos días mi Señor.
-Buenos días corazón.

lunes, 29 de junio de 2015

Vive, Erytheia, vive.

Dicen que todos tenemos una persona especial que se mete bajo la piel y no se va. A veces, cuando estoy con mi pequeña pizpireta durmiendo la siesta, mi perrita inquieta, besa mis pies. Los lame y le da besos pequeñitos... yo recuerdo entonces esa frase y pienso que bajo mi piel está escrito su nombre, el nombre de mi preciosa propiedad, mi bello tesoro.

Erytheia lleva unos días tristona... ella disimula y se hace la fuerte, pero yo sé que llora cuando se queda sola. Le he pedido que venga a casa unos días, necesita mimos y sé que no los quiere pedir porque eso sería demostrar que no está bien.

Esta noche le he pedido que se pusiese lo que había sobre la cama para cenar. Era una pequeña sorpresa, sé cuanto ansiaba un vestido con la falda de tul. Es blanco, la parte de arriba una blusa atada al cuello, con el escote abierto y sin espalda. Unos tacones morados, un lazo para el pelo. Ha aparecido toda ilusionada, casi a brincos y eso es buena señal; mi niña Erytheia da pequeños brincos inconscientes cuando está de buen humor. Ha girado sobre si misma.

-Le amo, mi Señor. - me ha dicho mientras me abrazaba. Me ha besado en los labios.

He puesto música.

-Baila, Erytheia, baila.

A mi niña Erytheia le encanta bailar. La veo moverse por la cocina, mientras termino de preparar la cena, un plato que le encanta; parece que flota. Abre la nevera y sirve una copa de vino. Bebe y me deposita el contenido en la boca, a través de un beso en los labios.

-Vamos a cenar pequeña. -le digo.

Ella sirve los platos y me echa más vino. Está atenta a mí, está mimosa.

Cuando acabamos le doy un sorbete de limón y le digo que me espere en el salón. La encuentro comiendo sobre la alfombra. No tengo remedio, me enciende su belleza. La agarro y le follo la boca. Se traga mi leche.

-Saladita. - me dice. Y yo carcajeo. La primera vez que se tragó mi semen le pregunté que le había parecido y ella dijo eso:" Zaladita!" Con esa voz de niña que pone cuando quiere ganarme.  Ella rie también, me alegro. Y en un susurro digo.

-Rie, Erytheia rie.

En brazos la llevo a la cama. Gatear estropearía el precioso vestido que lleva puesto.

Allí la desnudo y le pongo un antifaz. Juego con ella, con sus pezones. Se estremece.

La giro y la azoto con el cinturòn, siento como gime. Dejo caer una gota de cera en su culo y muerde la almohada. Despacito le acaricio las nalgas. Una vez bocarriba la penetro lento. Que bonita está excitada.
Escucho con voz ronca, como me pide permiso para correrse y yo le permito dejarse llevar. Verla desemboca mi orgasmo, me corro abundante dentro de ella. Quedamos extasiados sobre la cama. Se le cierran los ojitos.

-Duerme Erytheia, duerme.

viernes, 5 de junio de 2015

Entre algodones.

Un sujetador negro, un tanga a juego, encaje y transparencia de forma sutil... intuye su propiedad bajo los pliegues de un vestido que se ajusta a cada curva. Me mira con una sonrisa que devora. Podría perderme en esa sonrisa de por vida. Me arrodillo quitándome de un movimiento el vestido. Me sujeta el pelo en una cola alta y tira. Sigo sus pasos, a cuatro patas, soy Su perra. 

Llegamos a la habitación y me sube sobre la cama. Me besa. 

-Te quiero perrita. - me pone una mordaza de bola. - Eres preciosa. 

Me ata a la cama, dejando mis piernas casi cerradas y las rodillas flexionadas.  Los brazos sobre la cabeza, juntos. 

-Ahora nena, te vas a correr, tantas veces como yo quiera. Obviamente no puedes pedirme permiso, porque no creo que seas muy capaz de hablar con esa cosita en la boca; así que quiero que te corras todas las veces que lo necesites. Símplemente nena, déjate llevar. 

Un juguetito mágico que me arranca cinco orgasmos y me deja derrotada. Un beso en los labios y me duermo hecha un ovillo. 

Al despertar lo encuentro a mi lado. Un zumo de naranja que me da de beber despacio. 

-mi pequeña putita. -me dice acariciando mi pelo. 

Me coge en brazos y apoyo mi cabeza sobre su pecjo. El baño está listo, con velas y sales. Me mete en el agua, caliente y con olor a azahar. Me lava despacio, sin esponja, recreandose en las caricias que dedica a mi cueepo. También me lava el pelo,  despacio. Me mima. Me seca envuelta en una esponjosa toalla blanca impoluta. 

Sin movernos de la cama cenamos quesos y frutas. Me acurruco en su pecho y poco a poco me adormecen sus caricias en mi vientre. 

-mi linda niña, sueña princesa, que yo te cuido. 


miércoles, 20 de mayo de 2015

Una noche cansada.

Llevo varios días cargadita  de trabajo... una época más atareada de lo normal. Salgo de trabajar muy tarde, está empezando a anochecer y me da coraje pensar que esta mañana apenas había amanecido cuando salí.

Casi me arrastro sobre mis tacones hacia la salida... hoy no me apetece alisar las arrugas de mi vestido azul, ni recomponer una trenza que ya no merece ser llamada así. Esta noche me meteré en la cama sin cenar, después de una ducha que no sabré disfrutar del cansancio. Ni siquiera oigo el dindin del ascensor al abrir sus puertas.

Una rosa y me suelto el pelo. Me besa en los labios mientras me abraza. Mi Amo, en la puerta, me lleva en brazos hasta el coche... podría pasar la eternidad enganchada a su cuello. En el coche una lata de te verde en mi lado, fresquita, dulce... mmm Lo Adoro por estas cosas. Nos dirigimos a mí casa. Bajo del coche y subo. Él abre la puerta trasera y agarra unas bolsas.  No sé lo que es, no hemos dicho palabra en todo el camino... me vale con su presencia para sentirme bien.

Abro la puerta y me desnudo, sé que le gusta así. Él lleva las bolsas a la cocina y cuando vuelve me agarra por detrás.

-¿Un baño pequeña zorrita?- me susurra al oido.

-Ahora mismo, Amo.- le digo dispuesta a prepararlo.

Me sujeta la mano, vamos juntos. Pruebo la temperatura del agua mientras Él enciende mis velas aromáticas favoritas. Dejo caer el jabón que hace espuma mientras Él suelta un par de bolas de aceite y unos pétalos de flores.

Desabrocho los botones de su camisa y bajo su pantalón despacio. Hace rato que se descalzó. Cuando con los dientes bajo sus calzoncillos no puedo evitar besar su polla.

-Vamos nena, vamos dentro.

Entra en la bañera y me ayuda a entrar. Me situa sobre Él. Con una esponja va lavando mi cuerpo, lo acaricia. Me voy perdiendo en las sensaciones que me provoca.

Cuando acaba me giro y lo enjabono yo a Él, que cierra los ojos, hasta que, sin ninguna intención... rozo con mis pechos su cara y él abre la boca y comienza a chupar un pezón...

Va turnando la atención que dedica a mis pechos, mientras yo sigo enjabonando, desde su cabeza a los pies, dejando para el final su entrepierna, que comienza a erguirse orgullosa.

La enjabono con las manos... dejando la esponja sobre su ombligo, deslizando el agua hasta su entrepierna. Hace rato que está limpia, pero sigo con las caricias, pajeándolo. Noto como empieza a gemir.

-Gírate y chúpala.

En esa posición, mi culo queda cerca de su cara y Él lame mi coño mientras yo chupo su polla. De vez en cuando un azote seco que me hace gemir.

Acelera el ritmo y yo con Él.
-Cuando veas que me corro, puedes hacerlo tú.

Comienzo a acelerar, a profundizar, a esmerarme cada vez más. Estoy muy caliente y no sé si aguantaré, estoy cansada y no controlo tan bien mi cuerpo.

Al fin noto su leche en mi garganta y me dejo llevar por un orgasmo largo, intenso y silencioso, mientras trago hasta la última gota. Cuando me recupero la dejo bien limpia. Lo miro y me sonríe, yo le devuelvo la sonrisa, orgullosa.

-Anda nena, vamos a acabar y salimos a cenar.
-Amo, no se si hay algo en la nevera, algo en condiciones quiero decir...
-Me lo imaginaba. Seguro que pensabas irte a la camita sin cenar ¿No?

Bajo la cabeza y me muerdo el labio, sonrío y pongo morritos... pocas cosas le importan tanto a mi Amo como mi alimentación.

Me besó la cabeza y me sacó de la bañera. Envueltos en albornoces esponjosos nos dirigimos a la cocina. Él sacó sushi de las bolsas, de mi restaurante favorito. Dos copas del armario y mi vino. Aún así, faltaba algo, Él llevaba tres bolsas y solo había sacado dos de la nevera.

-Si estás seca quítate el albornoz.
Me desnudé. Él se sentó y me indicó sus rodillas. Con los palillos le di un trozo de sushi en la boca y Él, me dio de comer directamente de su boca.  Comí así, enganchada a su cuello, con la certeza de que allí estaba más segura que en ninguna parte.

Cuando acabamos de comer me pidió que sacase la última bolsa del congelador... helado... pensé.

Fresa y mango, un sorbete que, tras tumbarme sobre la mesa, recorrió mis pechos mi ombligo y mi boca.

El postre lo tomamos así, el sorbiéndolo de mi, yo saboreándolo cuando él lo depositaba sobre mis labios, dejando que se derritiese en mi boca, sin moverme.

Me cogió en brazos y me llevó a la cama. Serían las once... yo no quería separarme de su lado, nunca.

Me lavó con una toalla húmeda los restos de helado que se habían quedado pegajosos en mi piel.

-Perrita, se que estás cansada. Gracias.
-Soy suya Amo, para servirle, para complacerle, para usted toda.
-Dime perrita. ¿Qué quieres?
-Quédese a mi lado Amo, quedese aquí esta noche.
-Eso por descontado mi niña. ¿Algo más zorrita?
-Hágame el amor Amo.

Me lo hizo, nos corrimos juntos, invadidos pro la ternura que su cuerpo desprendía. Y poco después, mis ojos se cerraban inevitablemente, mientras yo trataba de mantenerme despierta en su mirada.

-Duerme mi niña, duerme que yo te velo.

jueves, 16 de abril de 2015

Los Amos también regalan flores.

Cada día tiene algo mágico, algo que lo hace maravilloso, unas manos que te sujetan, unos ojos que clavan en ti su mirada, una sonrisa orgullosa que te estremece... Pero, hoy es un día mucho más especial que cualquier otro.  Hoy hace tres años desde ese día en el que yo no atendía a la conversación que mi amiga removía junto al café, cuando un hombre entró por la puerta del bar y se acercó a saludarla. Hoy hace tres años desde esa tarde en la que los sillones de terciopelo comenzaron a derretirse, en los que sentí que el viejo camarero que fregaba vasos había recuperado la vitalidad... hoy hace tres años desde que él me dijo: "Hola, me llamo Andrés, encantado de conocerte." y ante la electricidad de su mano estrechando la mía yo solo pude contestar: "Igualmente, Erytheia." mientras que con su fuerza me acercaba a Él para tenderme un beso en cada mejilla. Era hermoso y sentí que el universo quería que estuviésemos juntos.

Ese día me intenté poner guapa. La tarde antes estuve de compras, una falda de tablas gris perla, una medias de liga negras, con pequeños lunares, tanguita y sujetador igual. Camisa blanca, chaqueta negra y botines de tacón. Cola alta, que se mueva mucho al caminar, sombra suave pero brillante y labios vivos. Mi paso camino al trabajo no tocaba el suelo de la alegría y a mis compañeras solo les faltó decirme eso del anuncio... "Tú.... tú has hecho arroz!" de la cara de ilusión que tenía.

Cuando dieron las dos salí disparada y me abracé a Él que me alzó en vuelo y me besó en los labios. Es maravilloso que los Amos también regalen flores. Flores y una paquete de papel de seda que escondía uno de los conjuntos más bonitos que he visto nunca, azul perla.

Me puso el casco de la moto, después se lo puso Él, subió a la moto y me ayudó a subir. Llegamos a ese bar, esa cafetería de sillones de terciopelo. El viejo camarero seguía allí, inmortal en cada uno de nuestros aniversarios.
-Primero al baño perrita mía.
Contoneaba mis caderas a cada paso, no por que Él me mirase, sino porque me sentía hinchada de felicidad, de ilusión y del orgullo de saber que le pertenecía.  El huevo entró con mucha facilidad en mi coño, me dejé el tanguita puesto, no había órdenes al respecto, retoqué mi maquillaje, me peiné con los dedos y mientras me lavaba las manos sentí una vibración corta. Estaba tardando demasiado.
Cuando volví había sobre la mesa dos copas de "mí" albariño y una ensalada templada con canónigos, nueces y queso de cabra. Comimos y charlamos, la vibración en mi coño funcionaba de forma interrumpida y el no alejó la mano de mi pierna en ningún momento. 

Tras el secreto con foie y el mousse de chocolate fuimos a dar un paseo. El parque estaba desierto a esa hora, las familias aún comían en casa. Con cada beso di gracias al universo por habernos unido. Al final me llevó a casa y por la puerta entró la otra versión de Él que yo amaba, el Amo estricto que me volvía loca.

En la entrada me arrodilló para que chupase su polla, me encantaba esa polla. Lamí, mamé, chupé, besé... hasta la garganta, por Él respirar se convirtió en una cuestión secundaria.Me permitió ir a mi ritmo, pero no se corrió, me frenó justo a tiempo.  Me mandó desnudarme y tumbarme sobre la mesa del salón, puso música clásica, algunas piezas que sonaban a caricias y me tapó los ojos con un pañuelo de seda negro.

Yo me relajé, agudizando el oído sentí sus movimientos, noté como un calor se acercaba a mi cuerpo y tras un beso en los labios, una gota caliente caía sobre mi vientre. Dibujó con cera sobre mi cuerpo, mis pezones duros se vieron cubiertos por una capa de que se enfriaba con rapidez, a pesar del calor de mi cuerpo. Sentí el humo cuando de un soplo apagó la vela; y mi coño chorreó con el silbido de una fusta que se movía en el aire. Golpes secos, pequeños e intensos fueron recorriendo mi cuerpo, marcada por Él.  Bajó a mi vientre y mordió, dejó una señal en mi cuello y deslizó su lengua hasta llegar a mi coño. Experto me dio placer con la lengua. Después me embistió llenándome toda.

-Hoy, princesa, te puedes correr cuando quieras. -me dijo mientras provocaba en mí oleadas de placer- 

miércoles, 15 de abril de 2015

Madrugada.

No había amanecido, cuando lo escuché dar vueltas en la cama. Al principio suave, un beso en los labios, un dedo que bajaba por mi canalillo, un arañazo en mi costilla, pero pronto comenzó a despertarme con más ansia. Mi Señor quería hacer uso de mi cuerpo. 
-Despierta, perra.
Abrí los ojos soñolienta.
-Estoy despierta Amo. 

Rió mientras mordía mis labios, apartando el pelo de mi cara. Me sujetó por las axilas y me bajó de la cama, arrodillándome a un lado. Su polla entró en mi boca de golpe, provocando una pequeña arcada que intenté controlar lo más elegantemente posible. Comencé a chupar despacio, pero estaba cansada y debo admitir que no ha sido de mis mejores mamadas. Sacó la polla de mi boca y me dio un pequeño bofetón. 

-Vamos, Erytheia, sabes hacerlo mucho mejor. 
-Perdón, Amo. 
Volví a introducir la polla en mi boca, mientras lamía y la tragaba hasta el final. Con las manos masajeaba sus huevos. 

Cuando pensaba que iba a correrse volvió a subirme a la cama y tumbándose me dijo:
-Monta perrita, puedes moverte como quieres, pero si te doy en el muslo izquierdo debes ir más rápido y si te doy en el derecho, más lento. Espero que me hagas correrme pronto. 

 Comencé a moverme, los golpecitos en mi pierna izquierda aumentaban mi ritmo. Movimientos circulares y profundos. Él solo soltaba mis pezones para golpear mis muslos. Comencé a excitarme. a gemir con fuerza, cerré los ojos. Era una postura que siempre me daba vergüenza. Gemía, suspiraba y me movía con mayor brusquedad, intentando clavarla hasta el fondo y a la vez darle el mayor placer posible. 

-Perrita, no te puedes correr antes que yo. 
-Por favor Amo.
-No, cuando sientas mi leche, te puedes dejar ir. 

Agarrandome me giró y me tumbó sobre la cama, embistiendo su polla dentro de mí. Marcó el ritmo Él, mientras me besaba y arañaba. Mordía mi boca, con las manos apretaba mis pezones. 

-Ahora nena, Ahora! 

Un gruñido, sentí su leche y me corrí, de forma inminente. Volcó su leche dentro de mí mientras un escalofrío de placer recorría mi cuerpo.

 Apoyó su cabeza contra mí y se quedó dormido. Sin querer despertarlo, yo también traté de recuperar el sueño.

martes, 7 de abril de 2015

Una tarde normal

El día estaba raro, y yo muerta de sueño... al llegar de trabajar me quedé dormida en el sofá, sin almorzar y me despertó el timbre, después de insistir un par de veces. Fui a abrir con cara de dormida y la ropa revuelta. 
-¿Estabas dormida?
-Si, Amo.
-¿Y por qué no te has cambiado?
-Me senté a descansar cinco minutos... y me quedé frita mi Señor.
-¿No has comido?
-No, Amo.
-Vamos a ver que cocino. -dijo para sí mismo. 
-Amo no es... - una mirada me calló, bajé la mirada y lo seguí camino a la cocina.
-Con la hora que es... casi que mejor una merienda fuerte... un batido de frutas naturales... eso, que tiene que comer más fruta... y un sandwich... o mejor, un croissant que alimenta más, con pavo y queso fresco... sí, el queso le gusta...- lo escuchaba hablar para si mismo, yo no estaba con Él en ese momento... aunque sabía que no se había olvidado de mi presencia... - y si se lo come todo, un par de onzas de chocolate, eso la contenta siempre... Perrita, mientras preparo todo, empieza con la leche. 
Me arrodillé entre sus piernas y con cuidado lo desnudé hasta sacar su polla, ya estaba erecta... chupé poco a poco, mientras lo sentía cortar la fruta arriba... Mamé con devoción... me había levantado cargada de energía... lo hice con fuerza, con brío, como a Él le gustaba... Estuve bastante rato, hasta que sentí su leche en mi boca... Al acabar lo mantuve en mi boca, el me miró y saqué la lengua enseñándoselo. "Traga." Obedecí relamiendome... realmente me gustaba el sabor de su semen. 
Dejé su polla limpia y la volví a guardar.  Él se movió y llevó los platos al salón. 
-¡Vamos perrita, perrita! 
Ese tono solo podía indicar una cosa, me moví a cuatro patas, contoneando mi culo. 
-Quieta. Ponte de pie- me dijo en el quicio de la puerta. ¿Cuantas perritas has visto tú vestidas? Fuera la ropa. - me desnudé rápida dejando la ropa doblada en el suelo. -Vamos, ven aquí. Arrodillada a sus pies me fue dando de comer poco a poco, creo que era una de sus actividades favoritas. 

Cuando acabé de comer me indicó que lamiese el plato y todo lo que pudiese del vaso, me puso el collar y la correa y me enganchó a una silla. Después se fue a llevar las cosas a la cocina, las fregó y volvió con una onza de chocolate. La lanzó y cayó en mitad del salón... como una buena perrita intenté alargar mi cuello para alcanzarla, pero no fui capaz. Me soltó y de la correa me llevó hasta el sitio. Antes de comer lo miré, y cuando me dio permiso cogí con mi lengua el trozo para tragarlo. Me dio un paseo por la casa, hasta que se cansó y paró en el armario donde yo guardaba los juguetes. Paró y me quitó la correa. Me mandó ponerme de pie y sacó la cuerda fina.  Era la que más se clavaba y la que más cosquillas hacía, además era la que menos se notaba. Me ordenó estirar los brazos y las piernas y me fue atando poco a poco, sujetó mis pechos y dejó que la cuerda rozase mi coño... me iba a mojar mucho. Me mandó ponerme un vestido y unos zapatos y salimos a la calle. Fuimos a pasear por el centro comercial y yo cada vez estaba más cachonda... el roce me excitaba demasiado. Llegó un momento en el que descaradamente puse la mano en su paquete... suplicando que me follase. Lo hice varias veces, tocaba su polla dura bajo el pantalón y sonreía pícara... lo estaba incitando, pero Él no era fácil. 

Al final conseguí que nos fuesemos a casa, me desnudó con sus propias manos y en la entrada me cayeron al menos tres tandas de 10 azotes en el culo. "Por descarada." dijo Él. Después me desató y a cuatro patas sobre el sofá me folló.