sábado, 4 de junio de 2016

El Ama.

Siempre había temido y anhelado esta situación, de igual manera, en la misma intensidad.
Ahora estaba allí, de frente, con la mirada puesta en ese nuevo reto que se abría de piernas ante mí.
Los lametones eran inseguros... ¿Como puede resultar ajeno algo que tienes tan entre las piernas? Claro que... yo al mío no me llego... y tampoco conocía lo suficiente a la Señora como para saber qué le gustaría...

Me costó coger confianza pero poco a poco encontré la manera de hacerla disfrutar, como si de mi Amo se tratase. Era bonito sentirme tan Suya estando con otra persona. La Señora me cogió la cabeza y me guió, yo jugaba con la lengua como sabía y cuando la escuchaba gemir repetía movimientos... al final apretó muy fuerte y se corrió.

Se tumbó en la cama y yo me quedé sentada en el suelo respirando tranquila.

-Anda sube, descansa un rato que ya está al llegar Andrés.

El Amo me había dejado allí tres horas antes, en la puerta de casa de una de sus mejores amigas, un Ama que yo había visto un par de veces porque viajaba mucho por trabajo. Me había dado un beso en la frente.

-Se buena y obedece.

Se había marchado tras llamar al timbre, yo no tenía ni idea de donde estaba. Cuando ella me abrió la puerta y me dijo que pasare me sonrojé muchísimo y bajé la mirada. Ella la levantó y me besó.

-Tu tranquila.

Al llegar al salón me pidió que me desnudase despacio y me pidió que le llevase un refresco, indicándome donde estaba la cocina.

Coloqué dos hielos pequeños en un vaso y lo llevé todo en una bandeja. Ella me tumbó en la mesa, puso la bandeja en el suelo y cogió los hielos.

-Esto no me hace falta, querida. - dijo mientras me metía cada uno en un agujero.

Empezábamos bien...

Se terminó el refresco con tranquilidad, mientras yo derretía los hielos con el calor de mi cuerpo.  Cuando se levantó me besó con sus labios rojos

-Vamos a jugar un ratito ¿Vale?
-Si, Señora.

Me agarró las tetas con fuerza y las ató con una cuerda, dejándolas tensas. Me llevó a su dormitorio y ató la cuerda de las tetas al cabecero, dejándome a cuatro patas.

Así como estaba me enseñó un látigo lleno de nuditos.

-¿Vas a demostrarme que eres tan buena como tu Amo dice?

Esas palabras me llenaron de orgullo.
-La complaceré Señora.
-Así me gusta.

Los azotes cayeron... y esos nuditos... El Amo de momento no tenía ninguno de esos, y menos mal.

Conté 30 cuando paró. Desapareció y volvió con una crema que restregó con velocidad por mi culo... me cuidaba.

Andrés dice que tu culo es un pozo sin fondo... vamos a probar si es cierto.

Me enseñó un arnes cuyo dildo temí que saliese por mi boca... era de las cosas más grandes que he visto en mi vida. Se lo tocaba con cara de perversidad mientras me sonreía.

-Seguro que para una puta como tu esto solo es una pequeña molestia.

Entró, y dolió muchísimo... lo metió despacio pero sin parar en ningún momento... aguanté pensando en mi Amo, el querría eso... y cuando empezó a bombear, sentirme tan llena me hizo excitarme muchísimo, pero sabía que no me podía correr.

Cuando lo sacó, me hizo una foto para mandársela al Amo, de mi culo abierto... me la enseñó y me dio muchísima vergüenza.

Se quitó el arnés y empezó a desatarme, mientras me daba besos que llenaban mi cuerpo de pintalabios... Me arrodilló en el suelo, a los pies de la cama... Por un momento pensé en la imagen... ella alta y morena, yo rubia y pequeñita.. su pelo liso, mis tirabuzones... su Dominación, mi sumisión... Mi pensamiento se vio interrumpido cuando me besó, me metió la lengua agarrando la barbilla y mirándome fijamente me dijo:

-Prueba definitiva Erytheia. Ahora vas a comerme el coño.

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