Llegué a su casa y me folló la boca con brutalidad. Ese día estaba salvaje, primitivo. Se corrió sobre mi cara, una hora antes me pedía que me maquillase bien para ir a verlo... Divertido me besó mientras me limpiaba con un poco de papel.
Lo seguí a cuatro patas por la casa. Me azotó con el cinturón trenzado que le regalé las últimas navidades, le gustaba porque dejaba una marca con dibujo en mi culo.
Me sonrió y preguntó si estaba bien, Él me conocía lo suficiente como para saber que sí, pero siempre me preguntaba. Confirmé lo que ya sabía y continuamos. Jugó con mi ano, hasta que me enculó y se derramó dentro.
Me tumbó sobre la cama, ató mis muñecas y me comió toda. Se durmió sobre mí tras mi segundo orgasmo. Aún atada yo también me quedé dormida.
a veces es ansiedad la calma la sumisa y eso es especial
ResponderEliminar:)
Pues sí, es especial... pero en el BDSM hay mil cosas simples especiales.... eso es lo bonito ¿no?
EliminarGracias por pasarse por aquí. : )