El otro día contaba que ocurriría si Erytheia estuviese malita. Pues bien, la cosa continuaría tal que así.
Hoy Erytheia se encuentra mucho mejor, está en casa, solita, reservandose. Suena el teléfono.
-Nena ¿Qué tal la cosa?
-Mucho mejor mi Señor, ya hoy no tengo frío.
-Me alegro. A mi me lo has pegao.
-¿De verdad?
-Sí, estoy destemplado y muy cansadito.
- Ay perdón. ¿Puedo ir para allá?
-Vente anda.
Vestido informal y para casa de su Amo. Una vez alli se desnuda, todo está calentito. Él a la cama y nada de trabajo pendiente, caldito caliente, arroparlo y dejarlo dormir. Recoger un poco su casa, preparar cremitas para estos días y esperar a que despierte. Cuando comienza a despertar ibuprofeno y oral, que esas pastillas son un rollo de tragar, mejor hacérselo agradable. Él está animado, pero no tiene fuerzas. Zumo de naranja y una perrita que ejerce de mesita, en la tele el fútbol.
Erytheia prepara un baño de rosas para su Amo, con eucalipto para abrir las fosas nasales. Todo calentito, sabanas suaves y cena recién hecha. Se duermen juntos. Ella acaba la jornada enganchada de nuevo a su polla. Él cansado y encantado.
A veces cuidar y proteger una propiedad es una acción muy similar a servir a tu dueño. Ahí está la magia.
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