Me levantó con delicadeza y me besó. Se quitó el reloj y yo lo llevé a su mesilla de noche. Cuando volví estaba sentado en el salón. Lo descalcé y le puse las zapatillas, con mimo. Él me miraba y se dejaba hacer. Llevé al salón el vino, junto con los frutos secos, el día estaba para tinto, Ribera del Duero. Bebió de su copa, yo estaba arrodillada a su lado. Succionó mis labios dejando que el líquido llenase mi boca, un par de gotas resbalaron por mi barbilla. Se quitó el cinturón y con su mano guió mi cabeza al suelo. Mi culo quedaba expuesto ante sus ojos y el cuero restalló contra mi nalga derecha. Se sucedieron los azotes con fuerza... se me escapó algún quejido y se me saltaron las lagrimas, me mojó.
Me levantó y me folló la boca con fuerza. No me tragué inmediatamente su semen, jugué con el en mi boca un rato antes de dejarlo resbalar por mi garganta.
-Trae mi maletín.
A cuatro patas fui hasta la entrada y cogí su maletín entre los dientes, pesaba y me costó un poco, pero lo llevé hasta Él que lo cogió acariciándome los labios con sus dedos. Del maletín sacó mi collar y me lo puso.
-Me gustaría darme un baño antes de cenar.
No hizo falta más, gateé exagerando el movimiento de mi culo hasta el baño, allí preparé el agua caliente, su pijama, los aceites, las velas y puse música clásica. Volví al salón.
-Cuando disponga mi Señor.
Lo seguí hasta el baño me indicó que me quitase los zapatos y las medias. Luego comencé a desnudarlo a Él. Nos metimos juntos en la bañera. Me acariciaba y me pellizcaba con la misma intensidad, me mordía y me besaba... Sentí de nuevo su polla tiesa en mi espalda y al final me levantó y con cuidado la introdujo en mi culo. Me embistió entonces con fuerza. de forma salvaje, mientras que estimulaba mi clítoris.
-Estoy a punto perrita, cuando sientas mi leche, quiero que te corras.
Así fue... después... se nos hizo tarde para la cena.
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