Lunes, como el resto de los mortales odio los lunes, pero si el dia en la empresa es como el de hoy... aun más. Por suerte son ya las dos y media y me puedo ir a casa. Paso primero por el baño, soy presumida y me quiero asegurar de que el día de trabajo no ha hecho mella en mí aspecto. Me retoco el maquillaje y me ajusto bien la falda. Mi faldita tableada color beige, es un regalo de mi Amo y por tanto mi favorita. Salgo a la calle y lo que veo me hace alegrarme de haberme retocado antes de salir. Mi Amo me sonríe apoyado en su moto.
-Perrita ¿Vamos a comer al centro?
Sonrío ilusionada.
-Si, Amo.
Me suelta el pelo para poder ajustarme el casco. Me pone la goma del pelo en la muñeca y me dice: ahora te la vuelves a poner.
Sube a la moto y me indica que lo haga también. Agarra mis manos hasta que me considera bien sujeta a su cintura. El viento nos da de cara y yo apoyada a su pecho me inundo de su olor. Cuando llegue a casa sé que oleré a Él.
Llegamos al centro y Él aparca la moto en una placita llena de terrazas.
-Baja pequeña.
Me quita el casco y lo guarda. Me hace girar y coge la goma de mi muñeca y me pone la coleta de nuevo.
-guapisima, perrita, vamos.
Me agarra por la cintura y me empuja un poco, le gusta que vaya un paso por delante de Él, una vez le pregunté por qué y me dijo: protejo lo que es mío, quiero tenerte bien a la vista.
Entramos en un bar tradicional. El pide dos cervezas, la suya normal, la mía con limón (creo que nunca me acostumbraré a la cerveza sola) El Amo pide varias tapas, jamón, tortilla, chicharrones, ensaladilla y chocos fritos. Es sencillo y me encanta, quizás demasiada comida comparado con lo que yo hubiese pedido, pero Él quiere que yo coma bien. Estamos en una zona un poco apartada, con la ensaladilla me mancha los labios y me besa, la come en mi boca. De vez en cuando me pellizca entre las piernas, yo las mantengo abiertas.
Me pone algo en la mano y me dice:
-Al baño Erytheia.
Llego y abro la mano, aunque por la forma ya imaginaba lo que era, confirmo que se trata del huevo vibrador. Me lo pongo y salgo.
-Ya está dentro Amo.
-Come perrita.
Sigo comiendo, Él no toca el mando, pero aún así yo estoy mojada de pensar en lo que puede pasar.
-No me queda nada de beber preciosa, ve a pedirle al camarero que nos traiga dos refrescos.
-Sí, Señor.
Me levanto y cuando me acerco a la barra comienza la vibración de forma suave. Me muerdo los labios y aguanto la respiración un momento. Cuando consigo acostumbrarme a la vibración me acerco a pedir y justo en el instante en el que capto la atención del camarero mi Amo aumenta la vibración al máximo. Me tiembla un poco la voz al pedir las bebidas, pero lo consigo. Cuando el camarero va a por las bebidas la vibración frena en seco y yo me relajo. Agarro ambas bebidas y camino hasta la mesa. El camino se me hace eterno, cuando me doy la vuelta para caminar hacia las mesas, la vibración vuelve al máximo y casi derramo las bebidas, pero lo logro disimular... o eso creo.
-Has tardado chiquita...-dice mi Amo mientras suelta una carcajada, yo bajo la cabeza completamente roja. - Anda pequeña, termina de comer que me quiero ir.
Se levanta para pagar y nos vamos juntos. Me agarra con fuerza la mano y me besa. Llegamos a su casa, aunque antes paramos a comprar helado de chocolate.
Subimos en el ascensor y me desabotona la camisa. Me besa los pechos y dice:
-sabes tan bien... -llegamos y abre, me deja pasar. -desnúdate y ve a la habitación.
Aparece solo con el vaquero, la tarrina de helado y una cuchara. Me tumba en la cama y me venda los ojos con un pañuelo.
Deja caer helado en uno de mis pechos y lo succiona para limpiarlo, repite el proceso con el otro, vuelve a hacerlo en ambos. Vuelca más cantidad sobre mi ombligo. El frío y el contacto con su lengua caliente me ponen frenética... mojada, muy mojada. El helado se derrite tan rápidamente sobre mi que es complicado no manchar las sábanas.
La última cucharada de helado cae directamente sobre mi clítoris ya hinchado, me remuevo sobre mi misma y el me agarra las muñecas para sorber el helado. Me chupa, me come, me muerde y sube a mi boca para besárme con los labios llenos de helado y de mi propio flujo.
Siento en mi boca helado y su polla dura rozando mis labios. La busco ansiosa.
- ¿La quieres gatita?
Asiento impaciente y la noto en mi boca llena de helado. Chupo con ganas, me la meto entera en la boca y la rozo con mis dientes, pongo todo mi empeño en la tarea y la siento palpitar en la boca, pienso que se va a correr pero la saca de mi boca y entra dentro de mí. Me embiste con fuerza. No aguanto más.
-Amo por favor, necesito correrme.
-cuando lo haga yo.
No aguantaré, me invade el placer y casi no puedo contenerlo, saber que debo hacerlo por orden suya me excita aún más, pero por fin siento su leche dentro de mi y entonces me envuelve un orgasmo brutal que deja mi cuerpo sensible y palpitante.
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