Llegué a su casa a las cinco. Toqué el timbre y bajé la mirada. Cuando abrió vi sus pies descalzos. Con un dedo bajo mi barbilla me indicó que levantase la cabeza. Me besó los labios y me invitó a pasar. Dejé las braguitas, como siempre, en el pomo de la puerta.
-Haz café por favor, estoy acabando una cosa para mañana.
-Si Amo.
-Y desnudate, anímame la tarde nena.
-Claro, Amo.
Me quité la ropa y la doblé sobre la silla de la entrada. Me abrazó y me besó antes de desaparecer camino a su despacho.
Fui a la cocina y puse la cafetera. A Él le gustaba solo, sin azucar, a mí con leche y dos de azucar. Saqué el tarro de galletas y puse cuatro en un platito. Le gustaban las galletas con pepitas de chocolate.
Lo puse en una bandeja y lo llevé al despacho. Toqué dos veces y pasé. Dejé la taza sobre su mesa, al lado el platito de galletas. Me senté en un puf al lado con mi taza y vi como trabajaba, me encantaba contemplarlo.
Con la boca aún caliente del café gateé bajo su mesa y empecé a tocar su entrepierna sobre el pantalón.
-Perrita, estoy trabajando...
-Sí, Señor.
Estuve quieta un rato, pero al poco tiempo volví a las andadas.
-Perrita, no me busques.
-Perdón, Amo. -contesté sin intencion alguna de quitar la mano de su entrepierna.
-Me vas a encontrar...
-Eso intento, Amo.
Se desabrochó el pantalón y agarrando mi cabeza me folló la boca con violencia. Se derramó intenso en mi garganta.
-Nunca te cansas de leche, putita. Ahora, sal de ahí y dejame terminar, me quedan quince minutos.
-¿Puedo tocarme Amo? Estoy tan caliente...
-De acuerdo, pero ni se te ocurra correrte.
Sobre el puf comencé a acariciarme, los pechos, el vientre... bajé una mano hasta mi clítoris, despacio, recreandome, poco a poco, comencé a gemir. Lo ví observandome de reojo.
-imagina que mi polla te penetra, Erytheia.
Metí tres dedos, despacio. Menos le hubiese resultado ofensivo. Él dejó de trabajar y me miraba. Vi como su polla se reavivaba dentro del pantalón y me excité aún más. Se levantó y cogiéndome en volandas me sentó sobre Él, apoyandose Él en el puf donde yo había estado. Así, sentada frente a Él me penetró de forma salvaje, muy duro, muy rápido, muy fuerte; mientras jugaba con mis pezones.
-Por favor, Amo. Necesito correrme.
-Vámos, hazlo perrita. Córrete para mí.
Exploté en un orgasmo intenso, mientras Él seguía bombeando. Me levantó y me dejó caer de rodillas en el suelo. Su corrida disparó en mi cara y mi pelo.
-Vete a la ducha y déjame terminar, esperame que ahora voy yo pequeña.
Un Domingo muy placentero y excitante... Me gusta lo que nos cuenta Erytheia... y me ha encantado su presentación... Es un placer conocerla... y leerte Azul...
ResponderEliminarMil besinos!!
Muuuchas gracias por tus visitas. Erytheia es una chica con suerte.
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