Me abraza y me besa, subo al coche y me abrocha el cinturón. Vamos fuera de la ciudad y por la salida que toma parece que nos dirigimos a su chalet, me encanta la idea porque hace mucho calor y me apetece nadar.
Cuando llegamos dejo el vestido en el asiento ante un gesto suyo. Entramos en casa y me desnudo del todo.
-Voy a hacer la comida, vete a nadar.
Lo beso y desaparezco, me encanta que siempre esté pendiente de lo que más me apetece, aunque yo no lo verbalice. Nado un rato, completamente desnuda, me encanta sentir el agua en mi piel.
-Perrita, a comer.- escucho que dice desde la ventana. Me seco y entro en casa. Hay un plato sobre la mesa. Me indica que me siente y me ata los tobillos a la silla. - Come, mi niña.
-¿Y usted?
-Obedece, perra.
Comienzo a comer y noto como lame mi espalda, me estremezco y giro mi cabeza para mirarlo.
-Come, Erytheia.
Al segundo bocado un beso en mi cuello, me hace cosquillas y me pellizca un pezón. Bebo agua, sonrojada. Lo veo arrodillarse bajo la mesa y paro; no es algo que vea mucho.
-Sigue comiendo nena, a pesar de la posición, sigues siendo la perra, obedece.
Separa los pliegues de mi coño y lo lame entero. Casi me atraganto, sigo comiendo pero es dificil con Él entre mis piernas. Dejé de comer y en ese momento me miró y me dijo:
-Si dejas el plato entero son 20 azotes, si dejas la mitad son 10... y así seguimos hasta que vea el plato vacío, tu verás lo que haces.
Volví a comer, pero cuando quedaban dos bocados me corrí sin poder evitarlo, no tenía permiso y además no había acabado mi comida.
Me desató las piernas y me mandó arrodillarme. Se fue a la cocina con mi plato y trajo otro igual.
-Ahora como yo, después veremos tu castigo, de momento, aquí tienes el postre.- me dijo sacándose la polla.
Chupé mientras comía, al contrario que yo, Él si acabó su plato para después, correrse en el suelo.
-Limpia.
Lamí el suelo de su semen. Lo miré cuando acabé y con un gesto me indicó el brazo del sofá. A pesar de haberme corrido, estaba muy excitada de nuevo.
-¿Cuantos son por haberte corrido sin permiso perrita?
-Diez, Amo.
-¿Y dos bocados?
-Dos, Amo.
-Pues cuenta, nena.
Y claro, conté cada uno hasta el final. Esas manos son demasiado grandes y demasiado fuertes, de verdad. Me picaba el culo y cuando me mandó ponerme de pie mis manos, inconscientemente fueron a mis nalgas.
-Ni se te ocurra Erytheia, ya lo sabes.
-Sí, Amo.
Desapareció y volvió con un bote en la mano. Se sentó en el sofá y me indicó que me echase sobre sus rodillas. Despacito esparció crema sobre mis nalgas, lo que me calmó un poco.
-Bien nena, ahora vete a la cama y espérame con las piernas bien abiertas.
Corrí hasta la cama y me preparé. Cuando llegó, después de haberlo escuchado trastear en la cocina, posó un cubito de hielo sobre mi pezón, recorriendo con él todo mi cuerpo hasta llegar al monte de venus... Los labios vaginales húmedos y calientes acabaron de derretirlo. Cuando el hielo era agua y yo toda fuego, me penetró profundamente, despacio, haciéndome sentir cada recoveco de su cuerpo. El vaivén comenzó a un ritmo candencioso, después aceleró de forma progresiva, excitándonos cada vez más, al mismo ritmo, a la vez. No se me olvidó y cuando sentí que explotaba le dije:
-Por favor, Amo, permítame entregarle mi orgasmo.
-Vamos, zorra, córrete conmigo, córrete para mí.
"Cuando el hielo era agua y yo toda fuego..." Aquí me mataste preciosa.... La verdad que no sé ni que decir porque es que simplemente me ha encantado este relato... Lo describes tan bien que es muy fácil imaginar la escena en la cabeza, como si fuese una película...
ResponderEliminarMuchos besinos!!
Jugar con frio y calor siempre es muy descriptivo... muchisimas gracias por tus palabras
Eliminarme gustan los modales que el macho gasta contigo
ResponderEliminarModales como exigencia mínima no?
ResponderEliminarErytheia tiene suerte : )
Bienvenida!