martes, 22 de septiembre de 2015

El orgasmo

Cuando me mudé a la casa nueva me dije a mi misma: Tienes que poner una cama con cabecero de forja... Así, tan intencionado como suena... No sabía nada más... pero la cama estaba clarísima. Así que hoy me encuentro aquí. Desnuda, atada a las esquinas de mi cama, bocarriba y con una mordaza en la boca y dos consoladores en cada uno de mis agujeros. Llevo un rato sola, mi Amo creo que está viendo una película en el salón... le encanta hacerme esto. Ya a estas alturas lo estoy babeando todo... que es lo que yo más odio de las mordazas... y lo que más le gusta a Él.

Aparece al rato...

-Menos mal, con lo callada y lo quieta que estás pensaba que te habías dormido... - dice con ironía... los Amos cuando quieren son unos graciosos...- Ay que ver, estás toda llena de babas... Podrías ser un poco más cuidadosa eh

Pasa un par de dedos por mi coño, acariciando mi humedad.
-Estás encharcada... ¿Tienes ganas de correrte? - asiento, con efusividad, con mucha efusividad.- ¿No dices nada? Imagino que entonces no tienes tantas ganas.

Quisiera gritar de la impotencia.  "Sí!, Si si si si si!! Me quiero correr por favor!!" Pero claro... eso no ocurre... No puedo gritar y Él no está dispuesto a permitir que yo me corra así de buenas...

Saca los consoladores, ambos, casi a la vez... y yo hago muchos esfuerzos por no correrme en ese momento. Después lame mi humedad, mirándome con un gesto sucio y perverso. Mordisquea el interior de mis muslos y sube con sus dientes hasta mis pezones. Muerde, succiona y los pone duros. Coloca unas pinzas... Es algo que no aguanto demasiado tiempo y Él lo sabe. Se clava en ese instante dentro de mí. Bombea con intensidad... parece que quiere hacer que me corra, pero no me da permiso y yo no puedo pedirlo. Me agarro con fuerza a las cuerdas de mis muñecas, abro bien los ojos y busco desesperada una imagen que me distraiga... pero solo encuentro su mirada, que me excita aún más... No voy a aguantar, sé que no aguantaré.... y entonces será horrible... porque habré fallado... Es odioso y a la vez completamente delicioso...

Entonces ocurre. Me quita la mordaza de un tirón y me dice:

-¿Quieres correrte?
-Si.... Amo...
-Pídelo.
-Por favor... Amo... permita...  a esta perra... correrse
-Vamos zorrita...... Córrete.

Y estallo... Estallo porque llevo casi dos horas aguantando, sin parar de excitarme... estallo porque su bombeo me enloquece, porque su olor me embriaga y sigo sintiendo su peso sobre mí... pero, sobretodo, estallo porque así Él lo ha querido, porque me lo ordena, porque soy completamente suya.

2 comentarios:

  1. Excitante y exquisito relato, adoro esos momentos que te hacen sentir tan suya.
    Besos :))

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  2. Esos momentos... ains... te entiendo

    Muchas gracias!

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