sábado, 5 de septiembre de 2015

Destino sorpresa III

Cuando desperté tenía pegada una nota al pezón derecho.

"Salgo a correr, desayunamos juntos, zumito de naranja y café preciosa, lo demás a tu elección.

Te quiero perrita.

Pd. Prohibidos teléfonos y ordenadores durante el finde."

Cuando salí del baño me puse a preparar el desayuno. Exprimir naranjas, poner la cafetera, cortar fruta, tostar pan, preparar magdalenas de chocolate etc.

Mi Amo llegó cuando todo estaba casi listo. Me besó y mientras yo ponía la mesa se dió una ducha rápida.

Él desayunó y yo bajo su mesa me alimentaba. Cuando se derramó dentro de mí me fue dando poco a poco trozos de tostadas.

Cuando ambos acabamos me indicó de un azote que me pusiese algo para ir a la playa, a pasear.

Si ya me supuso una sorpresa el que quisiese ir a la playa, fue aún mejor cuando ví que no había partes de arriba de mis bikinis en la maleta. Topless obligatorio.

Me puse la braguita del bikini y un vestido corto, coleta alta y gafas de sol.

-¿Estás zorrita?
-Si Amo.
-¿seguro?
-Un poco libre, pero bien.

Se rió y me agarró fuerte la mano. Paseamos por la playa, yo con mis pechos al aire, Él con una mano que iba de mi culo a mis pezones a cada rato. La playa estaba como a Él le gusta, desierta.

Nos bañamos una vez, estaba muy fria, pero ambos estábamos excitados y Él decidió calmar su excitación. Se corrió dentro de mí, en el agua, abrazados. A mí solo me acrecentó la excitación, por más que lo roguè no obtuve permiso.

Fuimos a comer a un sitio de pescado, cangrejos de concha blanda fritos con mahonesa de wasabi y soja; Gyoza japos de verduras, gambas y ternera; ensalada de queso de cabra, ceviche de atún, niguiris de  pez mantequilla y trufa... todo exquisito, todo perfecto y bajo la mesa, entre los platos y el postre, mi Amo me concedió un orgasmo tan inesperado como ansiado; acabando con un mordisco en el cuello y un " tú te corres cuando a mí me da la gana, que para algo eres mía, pequeña."

La hora de la siesta fue agitada, un espejo en el techo, un cabecero de forja y de mi maleta salieron velas y cuerda. La cera olía a vainilla, menuda paradoja... me azotó los pechos y así fue quitando la cera. Me folló mientras yo nos miraba en el techo.
-No cierres los ojos eh perra.
No perdí detalle. Se corrió, me corrí y cuando salía de mí volví a correrme. Limpié su polla despacito, ya sin ataduras; y Él aprovechó para quedarse dormido. Cuando acabé sentí como su brazo me rodeaba y me pegaba a Él. Era dominante incluso dormido. Despertamos a las siete.

La puesta de sol la vimos dentro de la piscina, abrazados. Ducha conjunta con mamada incluida y cena en un restaurante árabe... sillones bajos y yo sin bragas. A veces, cuando me quejaba de esas situaciones el me decía.
-¿Tú a quien perteneces? ... Pues entonces si yo quiero que enseñes, enseñas nena.
El camarero no daba pie con bola y mi Amo se reía con disimulo mientras me tocaba.
Comimos bien y nos lo pasamos mejor...

La noche fue como la siesta, pero más larga, más dura, más intensa... en vez de dos... cuatro...  y que bonito es incluso dormido.

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