lunes, 13 de abril de 2015

Sobremesa

El vaivén de cada embestida hace que mi cabeza choque contra los mullidos asientos. Siento mi culo lleno, mientras que sus dedos juegan con mi clítoris... Estoy muy mojada y su polla palpita dentro de mí anunciando que tardará poco en correrse.  Sus labios recorren mi espalda, lamen mi cuello. Su boca muerde mi hombro. Con su otra mano pellizca mis pezones. Escucho su respiración y siento su tacto en aquella inmensa oscuridad. Cuando pienso que se va a correr saca su polla de mi ano y me gira. Noto su polla en mis labios y la beso, para luego abrir la boca y sentir como descarga en mi garganta. Succiono hasta dejarla completamente vacía y después la limpio bien. 
Agarrando mi cuello me tumba boca arriba sobre la mesa y levanta mis piernas. Succiona mi hinchado clítoris con su boca y juega con su lengua, mordisquea mis labios, mientras que sus manos se dedican a mis pechos. Siento que no aguantaré más. 
-Ahora, perrita, quiero que te corras, pero, no quiero que se oiga nada. No queremos montar escándalos. 

Ahogo mis gritos y aferrándome a los bordes de la mesa y me corro de forma intensa. Él sigue lamiendo hasta dejar sin jugos mi coño. Luego me besa y deshace el nudo que sujetaba la corbata que tapaba mis ojos. Lo miro, sudoroso, despeinado y mirándome a los ojos. Compruebo, de nuevo, lo hermoso que es.

-Vísteme Erytheia. 

Me arrodillo para subir su ropa interior y sus pantalones, los abrocho y luego continuo con su camisa. Me vuelvo a arrodillar para poner los zapatos, los ato con cuidado y cuando acabo, el me tiende la corbata que estaba tapando mi visión. Se la ajusto. 

-Mi Amo. ¿Me permite arreglar su pelo?
-Claro, preciosa.

Cuando acabo cruzo los brazos en mi espalda y agacho la mirada. Espero órdenes. 
-Buena sobremesa perrita, anda, vístete y vamos a salir a tomarnos una copa, los camareros pueden extrañarse de que estemos tanto tiempo sin comer dentro del reservado. 

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