domingo, 15 de marzo de 2015

Fin de semana en el campo II

Llegamos a la finca sobre las doce de la mañana. Durante el trayecto yo me había corrido dos veces, mi cuerpo olía a sexo.
Entramos en la casa, soltó las maletas en la habitación y me indicó que me desnudase.
-deshaz las maletas y ordenalo todo, voy a bajar al supermercado. Cuando acabes puedes ir a la piscina.
Me besó y se marchó. Empecé con su maleta, era la que tenía más ropa. Lo coloqué todo y después colgué mi ropa al
lado, ordené los juguetes y fui a la piscina. Me lancé de cabeza, nadar desnuda era uno de los placeres que solo podía disfrutar en su casa.
Llegó pronto, yo aún estaba nadando cuando apareció en el jardin. Llevaba el bañador e iba descalzo, se tumbó con una cerveza en la mano.
-perrita, sal ya que te arrugas.
Obedecí y me arrodillé a su lado. Su bañador mostraba una erección considerable. Me pilló mirando su polla.
-¿La quieres perrita? Venga, sin manos.
Me acomodé y bajé con los dientes el bañador, su erección saltó sobre mi cara. La besé despacito y la lamí entera. Me la metí en la boca.
-Usa tus tetas pequeña.
Comencé a hacerle una cubana, tal y como me había dicho. Hasta que sentí que se corría y aceleré el ritmo. Su leche manchó mis pechos y mi cara. Se la lamí hasta dejarla limpia.
-Como te has puesto perrita, límpiate que tenemos que comer.
Con mis dedos recogí el semen y lo llevé a mi boca, hasta que lo limpié todo.

Me puso mi collar, no lo llevo siempre, solo en la intimidad y en algunas sesiones, lo guarsa Él y me lo pone cuando quiere. También enganchó la correa y a cuatro patas me llevó dentro, hasta el cuarto de baño. Me indicó que entrase en la bañera y me duchó a cuatro patas, para quitarme el cloro. Me sacó y me secó con una toalla. Me indicó que me sentase sobre los talones y sentado Él en el borde de la bañera me secó el pelo.
Me levantó en sus brazos y me besó. Me llevó hasta la cocina y me volvió a dejar a cuatro patas.
-¿Me quieres ayudar a cocinar perrita?
-Si Amo!
-Puedes ponerte de pie, lávate las manos y saca tomate, ajo, pimientos  y cebolla de la nevera.
Él puso música y sirvió dos copas de vino dulce.
-Pruebalo pequeña, te va a gustar. -dijo ofreciéndome la copa.
Era afrutado y efectivamente, me gustaba. 
Cogió la cebolla y el ajo y los picó pequeñitos, a mi me dejó los tomates y los pimientos. Mientras el sofreía yo corté la verdura que quedaba y la eché poco a poco. Después me mandó a poner la mesa mientras Él acababa, pero antes de eso me quitó el delantal.
Comimos juntos y después volviò a indicarme que me pusiese a cuatro patas. Me llevó al salón y me tumbó en el sofá, abrí las piernas y me masturbó de forma frenética. Cuando estaba a punto de correrme paró, dejándome muy excitada.
-ahora me toca nadar a mi, ve a recoger la mesa y cuando todo este limpio ven a buscarme, quizás luego puedas correrte. Puedes hacerlo de pie.

Me besó la frente y se fue.  Me di toda la prisa que pude, pero a la vez me aseguré de dejarlo todo bien. Cuando terminé me puse a cuatro patas y gateé veloz a su encuentro.

Estaba nadando y indicó que saltase dentro. Nadé hasta Él y me besó, yo respondí a su beso.
Pellizcó mis pechos y me mordió el cuello. Sentí su bolla contra mi cuerpo y me di cuenta de que nadaba sin bañador.  Se volvió salvaje, me araño, me mordiò, me lamió, me dejò su marca y de pronto me giró y entró dentro de mí de una sola embestida.

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